Sin despedir

Lo que fue mi peor miedo

Desperté en una habitación fría y oscura, me levanté de poco a poco. Mi estómago dolía y ya no escuché más payasos riendo.

Mi subconsciente comenzó a examinar el cuarto ya que concientemente yo me hubiera dirigido a la puerta de salida.

Miré y seguía mirando hasta que escuché algo que no me gustó, el rechinar de una puerta vieja y pesada. Mi corazón aceleró de miedo y de nuevo un mal recuerdo de mi infancia.

Yo era pequeña y mi antiguo padre era muy duro conmigo, siempre que hacía algo mal me encerraba en un cuarto como estos. Traté de encontrar la puerta pero a cambio encontré un espejo.

Me miré en el y aunque fuera la cosa más rara en ese momento no pude evitar notarlo, me vi de alguna forma más...linda. Reí por eso.

De pronto, en la esquina de aquél cristal se encontraba una bruma blanca con ojos rojos. Volteé hacia donde se suponía que estaba pero no vi nada. Regrese la mirada, estaba en el mismo lugar.

*¿Pero qué...?*

Dije algo confundida, volví a voltear, nada y al regresar la mirada, una chica parecida al del Aro...otra vez. Salió del espejo y me tomó de los hombros para luego gritar.

*¡¿Por qué todos me
tienen que gritar?!*

Dije de la misma manera y cerré mis ojos, la chica me jaló hacia el espejo y caí al suelo. Cuando vi en donde estaba observé detrás de mi y en ningún momento vi un espejo o una puerta....sólo un muro.

*Camina*

Escuché a la niña, hice caso sin dudar, comencé a ir hacia el frente, hacia la salida, lo único que podía ver. No pude evitar sonreír. Por fin iba a volver.