La noche pasó y volvió a amanecer. Esta vez, levantándonos más temprano, a eso de las 6:30am—qué puedo decir, la costumbre—. Me cambié y salí en busca de las chicas, ellas serían parte crucial de mi plan. Cuando las encontré, estaban desayunando, así que decidí no molestarlas esperando al lado de nuestra tienda, acomodando mis botas.
— Milani, iremos a la ciudad a ver cómo va todo eso—me informó Aldo.
— Bien, yo los espero aquí, no soy exactamente necesaria—me encogí de hombros.
— ¿Segura que no quieres venir?—insistió mientras encendía un cigarrillo.
— No, para mi plan necesitaré a esas chicas—aclaré—así que adelántense ustedes
— Oh vaya, ahora tengo más curiosidad—sonrió—está bien, suerte con tu plan
— Gracias—imité el gesto y luego Aldo alcanzó a los demás para irse a la ciudad.
Cuando Aldo se fue me di cuenta de que las chicas habían terminado de comer y de que además miraban a mi dirección. Las saludé desde lejos mientras me acercaba a ellas.
— Buenos días, chicas—sonreí al acercarme.
— Buenos días, señorita—respondieron al unísono.
— Como sabrán, hoy tengo una misión encubierto—expliqué sentándome junto a Claire—y necesitaré su ayuda
— ¡Qué emoción!—exclamó Joanne—ayudaremos en una operación militar
— Me siento importante—rió Larissa.
— Me alegra que me ayuden—reí.
— ¿Y qué clase de ayuda?—preguntó Claire curiosa.
— ¿Tiene maquillaje, cierto?—pregunté y ellas asintieron rápidamente—genial, porque en mucho tiempo necesitaré maquillarme
— Estoy muy emocionada—sonrió Larissa.
— ¿Cuál es tu plan?—preguntó Joanne.
— Vengan, vayamos a mi tienda—me levanté—como los chicos no está podremos hablar tranquilamente
— Oh dios, entraremos en su tienda—suspiró Claire.
Nos dirigimos a la tienda la cual estaba bastante desordenada; era un poco irónico porque no teníamos muchas cosas. Nos sentamos en mi cama y les expliqué todo mi plan, el cual consistía en esto: ya se había confirmado que en la fiesta habría música en vivo, así que tomaría ventaja de mis ocho años de clases de canto cuando mi madre me obligó a los seis años. Me haría pasar por la cantante y entraría a la fiesta sin ningún problema. Pero para eso, tenía que estar presentable y muy bien arreglada, para no levantar sospechas sobre si era militar y que estuve viviendo en el bosque y las montañas por años. Las chicas estuvieron de acuerdo con mi plan y estaban dichosas de ayudar, pero hubo un pequeño percance en todo eso.
— No, no, no, no, no—repetí mil veces buscando el vestido que había traído conmigo en una compra en Berlín hace dos años—oh por dios, perdí mi vestido cuando huimos del campamento anterior—me senté en la cama.
— ¿De verdad?—dijo Joanne— ¿Y qué harás ahora?
— No lo sé—me cubrí la cara—no tengo tiempo para ir a comprar otro vestido
— Creo que puedo ayudarte—dijo Claire—mi hermana cuando se casó me regaló su vestido de fiesta favorito, sabía que adoraba ese vestido—pausó—lo guardaba para una ocasión especial, pero creo que tú lo necesitas más ahora
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Había una vez en Francia Nazi...
Исторические романыArrastrada por la desaparición de su prima, Amalia se embarca en la aventura de su vida. Joven y sin pensarlo mucho, comienza la búsqueda de su prima judía quien desesperadamente pide su ayuda, encontrándose con el grupo más peculiar y extraordinari...