capítulo 6

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Esa noche nos fuimos a dormir apagando la fogata que habíamos hecho. A mitad de la noche, se escucharon ruidos de camiones y diferentes voces haciéndonos despertar rápidamente. Por suerte pudimos recoger algunas de nuestras cosas y ciertos radios, para huir montaña arriba antes de ser descubiertos y asesinados. A eso de las 4:00am, llegamos a un campamento algo grande, temíamos que fuera un campamento nazi, hasta que vimos niños corriendo de tienda en tienda. Definitivamente no era un campamento militar y mucho menos nazi. A la medida que nos acercábamos, podía fijarme que sólo habían mujeres. Ningún hombre aparecía por ahí o salía de la tienda, había mujeres por doquier. Al darme cuenta de esto, supuse que estarían solas y escondidas de los militares al estar tan arriba en la montaña. Les pedí a los muchachos que esperaran fuera del campamento para dejarme a mí acercarme, ya que si los veían a ellos podrían espantarse y esperaría lo peor. Dejé mi escopeta con Smith, pero me llevé una pequeña revolver Taurus 85 escondida en el uniforme. Llegué calmadamente al primer grupo de mujeres que divisé. 


— Buenos días ¿inglés?—dije en francés.

— Sí ¿qué se te ofrece?—sonrió una de ellas hablándome en inglés.

— Lamento molestarlas pero, soy militar de una resistencia nazi americana—aclaré antes que todo—mi equipo y yo hemos subido la montaña huyendo del bosque al casi ser descubiertos, y hemos dejado la mayoría de nuestras cosas allá—expliqué—si podrían ayudarnos de alguna forma, se los agradecería muchísimo

— Oh querida, claro que sí—me contestó otra mujer algo mayor—dile a tus chicas que vengan para acá y las atenderemos

— Eh, sí... sobre eso—me rasqué la nuca—no son chicas, son hombres—achiné mis ojos—pero les puedo asegurar al cien por ciento que están aquí para protegerlas, al igual que yo, hemos recorrido parte de Alemania y Francia eliminando a estos grupos alemanes—me adelanté.

— Cielos, eso cambia las cosas—torció los labios.


— Por favor, en verdad necesitamos su ayuda—supliqué—les aseguro por mi vida, de que estarán más a salvo de lo que imaginaron con estos caballeros aquí... además, veo que no hay hombres por aquí ¿hay alguna razón?

— Todos se han ido a servir—comentó una chica joven en voz baja.


— Eso imaginé, no te preocupes, regresarán sanos y salvos—contesté,haciendo que ella sonriera sin enseñar su dentadura.

— ¿Cómo te llamas?—preguntó la señora mayor.

— Amalia Milani, a su servicio—me presenté ofreciéndole mi mano.

— Señorita Milani, traiga a su equipo, aquí serán bien recibidos—sonrió la misma señora estrechándome la mano—me llamo Diane Mercier—me contestó.

— Muchísimas gracias, señora Mercier—le dije con mi más sincera sonrisa—sólo necesitaremos una tienda donde haya espacio para seis


— ¿Dormirás con ellos?—preguntó la chica joven algo impresionada.

— Linda, llevo en servicio con ellos desde hace un año, estoy acostumbrada—respondí—ahora, iré por ellos y de nuevo, gracias—finalicé para volver a donde los muchachos se encontraban—bien, todo listo, les pido por favor que traten de ser lo más cordiales posibles, es un campamento de sólo mujeres ya que los hombres están en servicio—les aclaré—sean educados, sino, nos dispararán con el arsenal escondido que tienen al final del campamento

Había una vez en Francia Nazi...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora