capítulo 13 (1/3)

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A la mañana siguiente, fui la última en despertar; cuando vi mi reloj eran las 7:00am. Aproveché de que la tienda estuviera vacía para tomarme mi tiempo en vestirme y hacerme mi tradicional trenza en el cabello. Cuando me colocaba las botas, Donny entró en la tienda.

—Buenos días, Amalia—sonrió Donny.

—Buenos días, Donny—contesté imitando el gesto—veo que hoy les ha dado por madrugar—reí cortamente.

—Sí, se nos ha adelantado el horario—se rascó la nuca—oye, Aldo ha dicho que empaquemos nuestras cosas ya que nos iremos más cerca de la ciudad, dejarlas allá por la tarde y volver al edificio abandonado mañana por la noche para encontrarnos con sargento Hicox e iniciar el encuentro con la actriz en la taberna

—Oh, en ese caso empezaré después de desayunar—asentí.

—También yo—imitó el gesto—ya sabes, la comida va primero que todo

—Tienes razón—reí mientras ambos salíamos de la tienda encontrando a Aldo fumando cerca de la tienda.

—Buenos días, guerrera—saludó al verme.

—Buenos días, teniente—sonreí— ¿Todo tranquilo?—pregunté y como si el momento esperara por mí, se escuchó un grito en una de las tiendas.

—Hasta ahora—dijo arrojando el cigarro al suelo y corriendo hacia la tienda, mientras que Donny y yo lo seguimos.

—¿Qué sucede?—preguntó Wicki al vernos correr, que estaba junto a Smith y Stiglitz desayunando.

—¿Eres sordo?—le preguntó Donny sin parar correr— ¡Sólo sígannos!—exclamó dejándolos atrás. Ellos se miraron entre sí y dejaron el plato en el suelo para correr tras nosotros.

Cuando llegamos frente a unas dos tiendas, me di cuenta que una de ellas era de las chicas. Empecé a preocuparme rápidamente y mucho más cuando escuché un grito de ayuda desde la tienda de las chicas. No lo pensé dos veces y entre allí seguida de los muchachos, y la sorpresa que me llevé no fue nada grata. Divisé a Joanne en el suelo con el brazo cubierto en sangre y llorando, mientras que Claire y Larissa estaban en pánico por la actual situación.

—¿Qué demonios pasó?—pregunté alterada.

—Un chico ha entrado aquí y ha cortado a Joanne en el brazo—dijo Larissa confundida.

—¿Cómo va a ser eso?—preguntó Smith esta vez.

—Él era mi novio y...—tomó aire de sus sollozos—es un soldado nazi—aclaró para que en ese instante a todos se nos hirviera la sangre.

—Si acaba de salir no debe estar muy lejos—aclaró Wicki.

—Malnacido—dejé salir de mi boca para ir fuera de la tienda y ver al imbécil correr montaña abajo. Saqué mi revolver y le apunté, esperando al simple momento de verlo caer en el suelo sin vida.

—¡Alto!—exclamó Aldo agarrando mi brazo—si es nazi, no debe estar solo—expuso—debe haber un grupo por aquí cerca, y él nos guiará allí

—Al fin, iré por mi bate—dijo Donny corriendo a nuestra tienda.

—Iré por las escopetas—aclaró Smith siguiendo a Donny.

—¿Ustedes están armados?—preguntó Aldo a Wicki y Stiglitz.

—Yo sí, siempre cargo un cuchillo conmigo—aclaró Stiglitz.

—Yo no—bufó Wicki.

—Toma esto—le di una de mis revolver pequeñas. Siempre las tenía conmigo, una en cada pierna.

Había una vez en Francia Nazi...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora