Después de unos quince minutos llegamos al campamento, sanos y salvos. Cabe destacar que justo después de cambiarme a mi ropa normal, los muchachos no tardaron más de medio segundo en preguntarme qué me había dicho el coronel Landa.
- Cuéntanos ya—me presionó Wicki.
- Sí, cuéntanos qué te dijo ese idiota—dijo Donny rodando los ojos.
- Bien, bien, cálmense un poco—reí cortamente—como era de esperarse, me confirmó que Hitler estará allí
- Excelente—sonrió Aldo encendiendo un cigarro.
- Y que el coronel también estará ahí—rodé los ojos.
- ¿Te ofreció para ir con él?—preguntó Smith.
- Claro que no, y si lo hiciera no iría—me crucé de brazos.
- Oh vamos ¿en serio?—bufó Aldo—no puedes desperdiciar una oportunidad así
- ¿Pero de qué hablas?—alcé una ceja—ese hombre es pedante, pesado, insoportable, egocéntrico... Dios, lo odio—bufé.
- Todo eso es cierto, pero es por el bien de la misión—Aldo acercó su cara a mí alzando ambas cejas varias veces.
- Tonto—lo empujé—iría sólo si tengo el bate de Donny escondido bajo el vestido
- En ese caso iría contigo, no me molestaría darle unos buenos batazos—aclaró Donny.
- Sé que todos estamos ansiosos por darle su merecido, pero hay que esperar—dijo Aldo exhalando el humo del cigarro.
- Aldo tiene razón—habló Stiglitz—debemos esperar al momento ideal para cortarle la garganta
- Me agrada la idea—lo señaló Donny.
- A mí también—carcajeé—Aldo ¿el general Fitzgerald no te ha contactado?
- Demonios, se me olvidó encender el radio—suspiró para levantarse y tomar el radio de su chaqueta—volveré en unos minutos—aclaró y salió de la tienda junto al radio.
Amalia, sigo impresionado con tu voz—comentó Wicki—es preciosa
- Aw, gracias Wicki—sonreí.
- Cuando era un adolescente también cantaba ¿sabes?—dijo.
- ¿En serio?—dije impresionada.
- No te creo—bufó Stiglitz.
- Ni yo—rió Donny.
- Concuerdo con ellos—sonrió Smith.
- Ustedes cállense—rodé los ojos—Wicki, quiero que cantemos juntos cuando tengamos la oportunidad ¿sí?
- Claro—sonrió asintiendo—y ustedes, estarán muertos de envidia—los señaló y ellos rieron.
- Muchachos, tengo noticias—entró Aldo—mañana vendrá el sargento Archie Hicox a la ciudad para unirse a nosotros, ya que la actriz alemana Bridget Von Hammersmark está de nuestro lado
- ¿De verdad?—bufé—nunca me han gustado sus películas—me crucé de brazos.
- ¿Has visto sus películas?—preguntó Aldo—en fin, ella esperará al sargento Hicox, a Stiglitz y Wicki en una taberna libre de alemanes para confirmar todo el plan para la noche del estreno
- ¿Por qué nosotros?—preguntó Wicki.
- Tal vez porque somos los únicos que sabemos alemán—rodó los ojos Stiglitz.
- Oh, ya veo—torció los labios.
- Mañana por la noche, nos iremos a un edificio abandonado que está frente a esa taberna—explicó Aldo—de allí saldrán y ahí estaremos vigilando para su regreso
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Había una vez en Francia Nazi...
Fiksi SejarahArrastrada por la desaparición de su prima, Amalia se embarca en la aventura de su vida. Joven y sin pensarlo mucho, comienza la búsqueda de su prima judía quien desesperadamente pide su ayuda, encontrándose con el grupo más peculiar y extraordinari...