Kongpop juntó sus labios mientras difuminaba el carboncillo con su dedo pulgar sobre el papel. La punta de su lengua se salió de sus pequeños y rosados labios mientras le daba los toques finales a su dibujo con su lápiz.
—Kong, ¿ya terminaste?
Kongpop levantó el dedo para indicarle que esperara unos momentos más.
Arthit, del otro lado, estaba impaciente, vino al dormitorio de Kongpop cuando notó que este estaba dibujando algo en una hoja de papel. Cuando le pidió que le mostrará lo que dibujaba, este se reusó con las mejillas coloreadas de rojo. Sabía que no había notado su visita por lo cual Kongpop se sorprendió para sus sospechas. Persuadió a Kongpop por unos minutos hasta que este accedió a enseñarle el dibujo, pero hasta que terminará, lo cual le tomaría una hora y media más. Y así, Arthit decidió observar a Kongpop durante todo ese tiempo. La sonrisa nunca dejó sus labios mientras lo miraba, o más bien lo follaba con la mirada.
Han pasado dos meses desde que empezaron a salir y Arthit supo que Kongpop era completamente diferente a lo que él pensó. No era la persona que todos veían por fuera. No era el chico callado que le gustaba sentarse en la esquina, el ratón de biblioteca que se mostraba en la universidad.
Era completamente diferente. Y Arthit estaba y está realmente feliz de ser la única persona en ver ese lado de Kongpop.
Incluso si Kongpop se resistía de abrirse y contarle sobre su pasado por completo, Arthit es feliz siempre y cuando Kongpop se sienta cómodo. Esperará hasta que este esté listo para decirle.
Descubrió que Kongpop era un fenómeno extremadamente ordenado. La única vez que vio a Kongpop realmente enojado fue cuando Arthit le jugó una broma.
La última vez cuando vino Arthit a quedarse por una pijamada, tiró su chaqueta sobre la cama de Kongpop, este estaba tan enojado con él, que pensó que sería quemado con el fuego imaginario que saldría directamente hacia él por los ojos de su novio. Kongpop le jalo la oreja con una de sus manos, mientras que con la otra le regañaba en lenguaje de señas. Esa fue la única vez que Arthit pensó que no debió haber aprendido lenguaje de señas.
Pero Arthit tuvo una manera de domar al león de Kongpop, con pequeños besos en los labios de este y diciéndoles suaves "lo siento" y que no lo haría de nuevo, y así, el león de Kongpop se transformó en un conejo, y también se volvió un desastre de sonrojos haciendo que Arthit lo besara más por su lindura.
Arthit no podía olvidar ese día porque fue su primer momento caliente, en donde estas confundido y no sabes si ir más lejos o si estás listo para eso.
Los dos eran un desastre, sus playeras sobre el piso, pensando que era el momento, los dos temblando de anticipación y dudando, pero el momento fue estropeado por el teléfono sonando de Arthit.
Arthit nunca había odiado tanto que su padre le hubiera llamado, él no tenía otra opción más que contestar porque su padre no le llamaba siempre. En ese momento Kongpop se levantó de la cama y corrió hacia el baño, tomando su playera y asegurando el baño.
Por los siguientes tres días, Kongpop era un desastre sonrojándose si Arthit venía al lado de él, Kongpop no tenía ni siquiera el coraje de mirar a su novio a los ojos. Arthit no pudo evitarlo, pero se reía solo de pensar como sus amigos se burlaban de Kongpop preguntándole que había pasado entre ellos haciendo que Kongpop solo los miraba mientras su cara estaba roja como un betabel.
Arthit no podía negar el hecho de que el igual se sentía apenado, pero no tanto comparado con Kongpop. Sabía que Kongpop nunca había pasado por este tipo de situaciones en su vida hasta que Arthit entro en su marco, Kongpop era muy inocente para este mundo, y Arthit no quería forzarlo.
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El amor no se dice, se siente
FanfictionCuando dos personas totalmente opuestas se conocen, ¿crecerá el amor entre ellos? Cuando uno es un dulce hablador y el hijo del director de una famosa universidad, y el otro es completamente lo opuesto. Se dice que el amor no siempre se dice, pero...