Capítulo 25.

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Azul...

Sábado por la noche y mi mundo se acaba de desmoronar, aún no sé porque, era inminente a Amaris la perdí no hoy ni ayer, la perdí quizás desde el instante que no supe enfrentar mis miedos, en el mismo instante que no la antepuse a mi familia y a esto que nunca se fue, a esto que aun siento.

El miedo me arrastró a perder lo que más quiero, el no aceptar lo que soy, me obligó a perder mi propia felicidad no me puedo quejar, fue mejor salir de esa escena donde Amaris ya tiene su vida resuelta, Lucrecia es lo que ella mi Amaris necesita, pues supongo que la arropo con amor y comprensión, en tanto yo era el miedo.

Quiero correr huir, explicarle a Amaris que no era fácil para mi aceptar lo que soy, los miedos y prejuicios podían aún más que mis propios sentimientos, el sentir que no debía fallarle a mi familia, hoy me dejan con el título de Idiota y sola. No debo llorar merezco todo lo que está pasando, creo que no debí ni siquiera venir, mi vida ha sido una constante de errores la bola de nieve me alcanzó después de tantos años.

Amaris...

Antes de marcharme, mamá me pidió que viera a la madre de Azul, ella aseguro que no me la encontraría y eso era perfecto, no sabría realmente que decir, por otra parte creo que es lo más sano para ambas.

Llegué a su casa del brazo de mamá, ambas entramos a ver a su madre, que afortunadamente se veía mejor, mucho mejor después del tratamiento que mamá le había brindado, a finales de mes viajarían a Houston y la tratarían con lo último en el tema.

En conclusión, su madre y la mía, coincidían en que aunque no quisieran, ambas se veían reflejadas en nosotras y que un amor así de bonito, no podía marchitarse como el suyo lo había hecho. No intentaban imponernos nada, pero si nos liberaban a sentir lo que fuese que quisiéramos sentir.

¡Genial! ¿Por qué justo ahora?, supongo que la vida es injusta en ocasiones ¿no?

Azul...

Es claro ella se ira, eso significa que esperare a que pase lo que tenga que pasar con mi madre y mi vida sin duda dará un giro de 360 grados, es Lunes salgo de casa y busco refugio en nada, me siento en la banca y veo sin duda el paisaje soleado, aunque en mis adentros hace frio, el frio nevado de saber que hoy Amaris se va para siempre de mi vida, no puedo correr a impedírselo, no puedo decirle que no hubo nadie más en mi vida después de lo que pasamos, no quería que nadie borrara su recuerdo, sus caricias, y el día en el departamento de su madre lo confirme nunca querría a nadie más que no fuera ella, lloro lo sé, pero mañana quizás mañana sea un día mejor para mí al saber que ella es feliz con Lucrecia. Bajo la vista y lloro para mí, no sé si alguien va o viene solo veo sombras que pasan en lo que mi presente se vuelve gris, alguien se sienta a mi lado que más da quien sea yo sigo llorando.

: ¿A quién esperas? -escuchó la voz, su voz...

Azul: A nadie -contestó sin levantar la vista creo que ya estoy alucinando.

Amaris: ¿Te importa si me siento a tu lado? -dijo y siento la calidez de su piel, tocando mi mano.

Azul: ¿Qué haces aquí?, tú debes estar volando.

Amaris: Creo que ahora mismo, sólo sigo ciertas corazonadas, estoy intentando hacer las cosas diferentes. Cuando me sincere frente a Lu, ella me pidió que te buscara, me dijo que nosotras le recordábamos a esa pareja de la que un día le hable...

Azul: ¿Eso que significa? ni siquiera creo que estés aquí, quiero tocarte, pero te difuminaras lo sé.

Amaris: Significa que no voy a esperar a que el destino reacomode todo esta vez, no voy a esperar a sufrir, a perderte o a seguir cometiendo tonterías. Quiero que solo seamos tú y yo.

TÚ MI MAYOR Y MÁS GRANDE MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora