Capítulo 28.

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Amaris...

Y así sin más el gran día llegó, sigo sin creerlo, desperté una hora antes de lo planeado, me metí a la ducha y disfruté el jacuzzi, era el último siendo soltera y eso era asombroso, pero también tenía que cerrar una etapa y despedirse siempre da cierto sentimiento, una sensación extraña al final de cuentas.

Disfrute la ducha, me depile todo el cuerpo (claro, quería estar sexy para mi esposa), así es que me di el tiempo necesario, para no sufrir ninguna clase de accidente ahí mismo.

Luego bajé, cuando mamá grito porque la señorita Doris había llegado con todo su equipo, quienes me iban a arreglar de pies a cabeza, por mí está bien, siempre y cuando sigan la idea de lo que quiero y sea perfecto, hoy quiero lucir perfecta, lo sé quizás la perfección suene lejana, pero no para una boda.

Estuve tentada en más de una ocasión a tomar el celular y hablarle a Azul, pero mamá insiste en que no debo hacerlo, creo que eso ya es cuento de ella, pero voy a respetarlo. Mientras las chicas me arreglaban, seguí repasando mi escrito, quería que fuera perfecto, tenían que ser votos de ensueño, me había pasado casi una semana escribiendolos, corrigiendolos y perfeccionandolos, pero creo que a la hora, todo se me va olvidar y terminará hablando mi corazón, solo eso.

En ese instante, mi celular sonó, pensé que era ella, pero oh sorpresa, está llamada si que no la esperaba.

Amaris: Lu, ¿estás bien?

Lucrecia: Sí, estoy en Londres ahora mismo, todo genial por acá tía, quería saber como estabas, ya sabes que el mundo es pequeño y me enteré que hoy te casas...

Amaris: Sí -dije sin saber qué más decir o como debía reaccionar.

Lucrecia: Tranquila, todo está bien, más bien hablo por dos cosas, felicitarte, de verdad deseo con el alma que seas feliz, lo mereces y ahora me queda claro que ella, es y siempre fue el amor de tu vida, no te preocupes, ya lo superé. Por otra parte, ¿cómo has seguido?

Amaris: No lo sé, creo que son días extraños, pero todo va mejorando, Lu muchas gracias por todo, tengo que dejarte o mamá va matarme.

Lucrecia: Felicidades bonita, chao...

Una llamada extraña, en fin, no dejaré que nada arruine mi día hoy, hoy es nuestro día, hoy por fin la mujer que siempre he amado será mía, solo mía.

: Listo... -dijo la chica.

Mamá comenzó a llorar, me abraza tan fuerte como el vestido se lo permite, yo respiro, respiro mucho, no puedo arruinar mi maquillaje, cuando papá sale de la habitación, la escena se repite, les pido a ambos un momento, entro a su habitación (por más sencillo, es casi imposible transportarme en este vestido), cierro la puerta, me siento al borde de la cama con el espejo enorme frente a mí, siento como mis ojos se llenan de lágrimas, siento como el corazón bombea de manera diferente, tomo un vaso de agua y lo bebo de golpe.

Amaris: Vamos Amaris, tú puedes, respira, esto es lo que querías, siempre lo quisiste, ahora solo disfrútalo, vívelo, es tu momento.

Tomé el celular y le envié un texto a Azul, esperando que pudiera robarle una sonrisa más.

Amaris: Hola amor, estamos a horas de que esto deje de ser un sueño, te amo, te amo con toda el alma casi esposa.

¿Casi esposa?, wow, suena increíble, mejor de lo que hubiera imaginado, quiero una vida con ella y un poquito más.

En ese instante, una sensación extraña recorrió mi cuerpo, creo que puedo definirlo como nervios, es extraño, pero igual creo que conozco ya está sensación.

TÚ MI MAYOR Y MÁS GRANDE MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora