El no debía de estar ahí, ni siquiera sabía porque demonios estaba caminando por esos pasillos desiertos y silenciosos. De seguro estaba perdiendo la razón. Era eso o que algo malo le estaba ocurriendo a su cerebro en ese instante. Porque no encontraba una razón lógica por la que tenía que ver si el chico peliverde que salvo estaba aún internado. Simplemente no la había.
Shoto reviso que no hubieran humanos cerca para aparecer de forma corpórea en el pasillo. Infiltrarse en cualquier lugar era sumamente fácil para los que eran como él y aunque no tuviera el don de borrar la mente o de controlarla, si que podía destruir las almas de los vivos sin mucho esfuerzo con su "talento".
Aunque ese placer solo lo tenían las almas corrompidas y perdidas que ya no tenían salvación alguna.
Con la mente algo nublada y diciéndose que era una mala idea estar ahí, se detuvo tres veces a meditar si debía de ir o no a ver al peliverde.
¿Que más daba si estaba bien o mal?
¿Qué le importaba a él si seguía vivo o no?
Un enojo y un deseo creciente que había experimentado en la última semana se hacía presente en su interior nuevamente, como si quisiera carcomerlo desde dentro hasta que no quedara nada más que el sentimiento de posesión y apremio en su pensamiento. En solo pensar en el humano que había lastimado al menor activaba una molestia absoluta y sus ganas de eliminarlo aumentaban en olas crecientes.
Definitivamente algo no estaba bien con el. Ese sentimiento no era para nada normal.
Sus pasos lentos y casi silenciosos le llevaron a la habitación del pecoso. Con las manos algo sudadas y un extraño nerviosismo interno — que conste, jamás había sentido — abrió la puerta lo más lento posible. Esperando que el menor no estuviera despierto.
Pará su mala suerte no había tenido razón.
Izuku estaba despierto mientras observaba la luna desde su ventana que esa noche vistaba hermosa y radiante como solo podía ser ese astro. Los rayos lunares le enmarcaban la pequeña figura y se fundian con el halo verdoso que poseía y que sólo los ángeles de la muerte podían ver.
Shoto quedó fascinado y atraído a la misma vez con la visión. El chico parecía un ser etéreo, casi místico y sintió el impulso de llevar su mano y tocar su rostro para darse cuenta que era real y de que estaba ahí con él. Se sentía como si fuera una pollilla yendo directamente hacia la luz.
Con el auto control de años por su trabajo detuvo su mano antes de acercarse y cometer algunas estupidez, era un grave problema que estuviera ahí, no debía de entablar una amistad ni ninguna relación con los mortales, pero ahí estaba, mirando a un mortal con fascinación, mientras este inocentemente observaba el hermoso astro de la noche.
Y como si el destino lo odiara más, el chico volteo de forma instantánea y sus ojos se encontraron. La sorpresa y la curiosidad bailaban en los verdosos ojos que no dejaban de verlo en una mezcla asustada y curiosa.
—¿Quién es usted? — preguntó aún mirándolo fijo como si pestañear le fuera a despertar de la situación actual. Shoto no se perdió el dulce sonido de su voz.
El bicolor se vio tentado a morderse la lengua y huir.
— No soy nadie que conozcas... — musito bajamente.
El menor ladeo la cabeza inspeccionadolo lentamente con duda, con curiosidad nata, y sus ojos se abrieron como platos al recordar cierto atisbo de un recuerdo que tenía vagamente en su interior.
Sin decir nada se acercó al mas alto con toda la seguridad que tenia y le tomó el rostro entre sus blancas manos. La acción hizo que Shoto retrocediera pero el menor no desistió de su toque.

ESTÁS LEYENDO
My Death Love [ShinKami]
FanfictionEn sus novecientos años Hitoshi Shinsou jamás pensó cuestionarse algo tan simple y vano como los sentimientos, pues ser un ángel de la muerte y tener un trabajo con miles de años de experiencia le habían dejado más que seco. Pero en algún momento si...