My Death Love [ShinKami]

Capitulo 4: Reencuentro

En el capítulo anterior:

Shinsou no quiso seguir meditando en ello, puesto que su mente tendía a irse por los caminos oscuros de la realidad, y cuando eso pasaba lastimosamente siempre tenía razón.

Esta vez, esperaba equivocarse.

Escupió por tercera vez consecutiva.

El horrible sabor del vómito que lo atacó como si lo odiara paro en seco de un momento para otro, pero Denki no se sorprendió tanto de echar la bilis en el escusado, era algo que le pasaba seguido por no alimentarse a como debía, y lo sabía de sobra, su estómago le estaba pasando factura, pero...

¿Que más podía hacer, que soportarlo como el hombre que era?

Ya que si se ponía a llorar como una nenita, de todas formas nada cambiaría, era mejor guardar sus fuerzas para su siguiente trabajo que comenzaría en una media hora, y el todavía seguía sin alistarse.

Miró la tasa de baño y suspiro.

Había un color rojizo combinado con el vómito y le dio repulsión de su propio cuerpo.

¿Cuando había sido la última vez que se chequeo con un profesional?

Ni siquiera lo recordaba.

Lo último que tenía como un buen recuerdo era cuando sus padres aún estaban vivos, y él sólo era un mocoso mimado por ellos, esos días que quedaron en un pasado plasmado como lo mejor que podía traer a su mente, puesto que si sus progenitores lo vieran en ese estado tan lamentable, llorarían por la decepción.

Y es que recordar vez tras vez como el accidente los alejo de su lado, mandandolos primero al cielo fue algo... que todavía dolia en su corazón, no lo superaba del todo, pero siendo sincero consigo mismo, no se pondria a llorar, ya que si comenzaba a chillar no terminaría de alistarse, además ese acontecimiento era cosa del pasado aunque igual le doliera en su presente.

Se levantó a como pudo y limpio su boca con más agua del grifo, divisó su aspecto y noto como las ojeras por noches sin dormir estaban plasmadas debajo de sus ojos, no era algo que no pudiese arreglar, pero el cansancio ya era otro asunto.

Tomo su cepillo y la pasta dental llevandoselo a los dientes para limpiar lo mejor que podía la zona, pasó por su lengua el cepillo y luego enjuago la misma con el enjuague bucal, regalo de Midoriya.

Agradecía muy internamente que el peliverde fuera tan maniático de la limpieza, sino fuera por el chico peliverde y su insistencia, no tendría muchas cosas en sus utensilios diarios para usar.

Con esa tarea terminada se ducho rápidamente y busco como cambiarse para irse al café, seguía dándole vueltas al asunto y aunque le había dicho al extraño hombre que le ayudó que le pagaría el desayuno, este no apareció a como había dicho.