Estoy tumbado en la camilla, al lado de Jason. Aún tengo marcas de las cadenas de plata pero estoy bien.
El ataque que nos hicieron fue demasiado fuerte, estoy seguro que sólo querian una cosa, matarnos.
El que no parece estar muy bien es Jason, no ha cicatrizado y cada vez está peor. Mi padre salió en busca de ayuda hace ya unas horas, pero aún no sabemos nada de él. Veo a Jason sangrando y con marcas mucho peores que las mías, está muy grave.
Me siento cansado, necesito descansar para que estas heridas se curen, pero cuando estoy apunto de dormirme llama mi padre. Mi madre sale del sótano para que no escuchemos lo que hablan y entra cinco minutos después.
Va hacia la camilla de Jason y lo levanta. Le está diciendo que debe transformarse para poder recuperarse, que no hay otra opción, pero no puede. No es capaz de cambiar de forma todavía y eso le puede salir muy caro.
Después de unos minutos sigue sin poder transformarse aun que está con la garya. Me levanto para intentar ayudar y me apoyo en mi madre para no caerme.
Entonces Jason empieza a gritar de dolor, se está transformando. Pero no es una transformación normal, le está saliendo sangre de los ojos y está creciendo demasiado. Justo entonces entra mi padre con una especie de cuenco redondo lleno de algo que no veo qué es. Se acerca rápidamente a Jason, tira el cuenco y le empieza a gritar.
-¡Jason! ¡Tienes que transformarte ya! Pero tienes que estar consciente cuando termines de cambiar. Lo que te sale de los ojos es sangre de tu forma humana, si no estás consciente no podrás volver a ser tú. -dice angustiado.
Entonces Jason empuja a mi padre con su pecho, de un tirón rompe las cadenas y aulla de una manera tan fuerte y horrible que hace que mi padre y yo nos tiramos al suelo.
Es una sensación rara. Ni mi padre ni yo podemos levantar la cabeza y yo siento un miedo que nunca antes había sentido.
-Papá, ¿qué nos está pasando? -Le pregunto con la poca voz que me sale.
-Rick, Jason no es como nosotros. Consiguió transformarse pensando en sangre y no en la luna llena. No sé como ha podido pasar pero ahora está descontrolado y poco podemos hacer para devolverlo a su forma humana.-Responde mi padre.
Justo cuando acaba de hablar, conseguimos levantar la cabeza y me siento mucho mejor. Pero Jason ya no está, solamente escucho un aullido de fondo y rugidos que se van alejando poco a poco...
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Ya ha oscurecido y llevamos buscando a Jason toda la tarde, pero no conseguimos encontrarlo. Ni una pista, ni una huella... no tenemos nada.
No hemos podido transformarnos porque hasta hace unos minutos la luz del Sol todavía se colaba entre los grandes árboles del bosque donde unas horas antes habíamos sido atacados.
-Rick, ya podemos transformarnos, ¿crees que podrás cambiar sin la luna llena?- Me pregunta mi padre.
No estoy seguro de qué contestar, por lo tanto, me voy hacia un lado e intento concentrarme lo máximo posible. Tengo la luna en mente y me noto fuerte. Entonces le digo a mi padre:
-Sí papá, creo que puedo transformarme.- Digo ya con voz ronca y con los colmillos bien afilados.
Cuando acabo de hablar le echo una sonrisa vacilante a mi padre y hago un rugido tan fuerte que mi padre parece asustado.
En cuestión de segundos mi padre y yo estábamos corriendo por el bosque en busca de cualquier olor que nos pudiera conducir hasta Jason.
Estoy bastante preocupado por mi padre, se ha quedado en los alrededores de nuestra casa vigilando por si alguien nos ataca también esta noche. Por suerte me ha dicho antes de que nos fuéramos que aprendió un hechizo con el cuál podía estar conectada mentalmente con mi padre. Pero eso no me tranquiliza del todo, porque si la atacan nosotros estamos demasiado lejos como para volver a tiempo.