Epílogo

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Solo dire que el Epílogo tiene más 8000 <( ̄︶ ̄)>

Lauren estaba abriendo la puerta levemente, evitando emitir cualquier ruido, no queriendo despertar a la durmiente, aún. Su esposa le había ordenado despertar a la niña, sus suegros se encontraban en un crucero por el mediterráneo y las dos adultas estaban encargadas de cuidar de la adolescente, hace dos semanas desde que llegaron a la casa.

Despertar a la chica de dieciséis años ya formaba parte de la rutina, ya que Lauren era la única capaz de interrumpir el sueño de la chica sin terminar lastimada. Si su esposa intentaba despertar a su hermana menor normalmente terminaba golpeada por una almohada o recibía quejidos negativos de la niña, por esa razón Lauren era la encargada de levantarla todas las mañanas.

—Eh, despierta, bella durmiente — comenzó diciendo la ojiverde, sentándose en el borde de la cama y sacudiendo levemente suspiernas.

—Mmm —Fue lo único que recibió como respuesta.

Lauren inspeccionó el cuarto de la chica, aun sin levantarse de la cama, algunas revistas y la ropa regada por el suelo. El ordenador estaba encendido y mostraba la aplicación de iTunes abierta, parecía que alguien se quedó hasta tarde escuchando canciones de The 1975. Lauren sonrió, era en parte su culpa que la adolescente tuviera una obsesión con esa banda y Lana Del Rey ya que desde pequeña la ojiverde le regalaba discos de sus artistas favoritos para su cumpleaños.

—Vamos, Soft, tienes que despertar — Lauren insistió una vez más lazándose juguetonamente sobre el pequeño cuerpo de SofíaCabello bajo lasmantas.

Sofi volvió a gruñir acurrucándose más en la cama e intentando apartar a su ojiverde favorita de encima, aun no entendía como su hermana soportaba ser despertada por Lauren todos los días. Era muy entusiasta y lo peor era que le daba resultado, siempre las dos hermanas Cabello terminaban obedeciendo a Jauregui.

—No, Laur, vete — dijo jadeando por falta de aire cuando Laurenvolvió lanzarse aplastando su estómago —.¡Ahg!

—Si no quieres otro ataque sorpresa, levántate — la amenaza iba enserioy Sofía sabiaeso.

Aun así, se resistió, ayer había durado hasta tarde escuchando música y mirando por la ventana, ella quería dormir al menos unas...doce horas más, si, aquello se escuchaba de maravilla.

—Déjame.

—Pero ya es de mañana, tienes que ir al instituto — le intentó quitar la almohada de la cabeza forcejeando durante unrato.

Ahora por culpa de la ojiverde la castaña estaba más despierta de lo que quería estar, ella gruñó nuevamente. Se resignaba a moverse de la cama, eso hasta que algo de lo que dijo Lauren le llegó con claridad a la cabeza: instituto.

De un salto se incorporó en la cama, logrando hacer caer a Lauren de culo al suelo. Sofía se rió un poco, su cuñada podría tener veintisiete años, pero a veces era casi tan infantil como ella. Ni hablemos de su hermana, Camila aun saltaba por los regalos el día de Navidad.

—¡Tengo que cambiarme, se me hace tarde! — la menor de los Cabello pegó un salto corriendo al cuarto de baño, parecía entre emocionaday feliz.

—Pero ¿Ahora por qué tanto entusiasmo? — Lauren rascaba su cabeza formando una mueca ya que le dolía el trasero ¿Por qué los pisos de madera debían ser tan jodidamente duros? ¿Cuál era la necesidad?

Sofía volvió a salir del baño quietándose el pijama y cambiándose a trompicones por unos short y un jersey, Lauren alzó su ceja observando el apuro de la chica.

—Descuida, Soft, aún faltan veinticinco minutos. Puedes llegar— aun así, Sofía le miró sacándole la lengua y con los ojos brillantes, cepillandosu cabello. 

—No tiene nada de malo ser puntual ¿Verdad? — contestó la chica.

Lauren cruzó los brazos contra el pecho, mientras sonreía a la chica. Durante estos años la adolescente había crecido tanto, ya no era la pequeña niña amante de los videojuegos y el helado, ahora era hermosa y el parecido con su hermana era asombroso. Eran dos gotas de agua, los mismos ojos marrones, el cabello sedoso y ondulado, la piel morena. Nadie podía dudar que Sofía y Camila eran hermanas.

—Claro, vamos bajando. Camz hizo el desayuno— señaló la puerta mientas la abría.

Sofía hizo una seña con la mano, mientras se aplicaba labial color melocotón a sus labios.

—Ve bajando tú, dile a Kaki que ella puede esperarme unos cinco minutos más —sonrió pero aún seguía concentrada en su proceso demaquillaje.

Lauren así hizo, pero mientras bajaba las escaleras no pudo evitar pensar en que últimamente notaba cambiada a Sofía. Bueno, desde siempre la chica había acostumbrado a vestir coquetamente y a maquilarse, Camila y Verónica fueron las que le llevaron a su primera vez a la peluquería y quienes le enseñaron a Sofía a maquillarse.

Por eso no era extraño ver a la menor arreglarse tanto, pero lo que si cambiaba era el hecho de que se despertaba temprano y se vestía con una sonrisa de oreja a oreja, sus ojos marrones siempre mostraban un brillo peculiar al saludar a las chicas por la mañana.

Lauren y Camila vivían en una casa diferente, así que nunca se había percatado de la actitud de Sofía ya que no la veían tan constantemente.
Pero desde hace ya un tiempo, cuando eran los días festivos y ella y Camila pasaban el día en la casa de los Cabello, la había notado diferente.

Durante esas dos semanas de estadía en la casa, cuidando a Sofía, ella comenzaba a sospechar. Pero como saben Lauren era muy lenta, por esa razón aun no descifraba el extraño comportamiento de su cuñada, aunque la ojiverde había pasado por esa etapa también. Ella casi se lamentaba, Andrea tal vez ya sabría qué pasaba pero debía estar ocupada en el extranjero con su novio, según ella Las Bahamas era muy exótico e interesante.

Al entrar a la cocina se encontró con su esposa, el amor de su vida, de espalda cocinando unos huevos fritos mientras tarareaba una canción. Su cabello castaño, ahora hasta los hombros, caía libremente. Lauren sonrió, de pronto recordando lo largo que era el cabello de Camila en la secundaria, pero no importaba como luciera la ex animadora para la ojiverde seguía siendo la mujer más hermosa que conocía.

—¿Hiciste algo productivo y despertaste a Sofi, Jauregui? — lo dijo en un tono de broma y Lauren casi podía sentir susonrisa.

—Claro, solo que es igualita a ti y le encanta arreglarse paradeslumbrar los pasillos de la escuela con su belleza— respondió acercándose mientras abrazaba a Camila por la espalda y le dejaba un beso en el cuello.

Camila casi respingó y apartó a Lauren riendo, la ojiverde amaba escucharla.

—¡Lolo! Casi me haces quemar la comida— Lauren amaba aún más cuando la castaña la llamaba con ese mote cariñoso, no importaqué edad tuviera casi siempre le decíaasí.

—No es mi culpa que tu luzcas tan sexy ¡Aun con ese delantal sucio! — rió otra vez dejándole otro beso en el cuello a pesar de las quejas de su esposa.

—Si terminamos comiendo carbón es tu culpa, Lauren — pero aun así Camila apagó la estufa y apartó el sartén a unlado.

Lauren lo sobrentendió como el permiso para seguir dándole cariño sin peligro de quemar la cocina, hizo girar a Camila entre sus brazoshasta quedar frente a frente. Estaban muy cerca y los ojos chocolate desu esposa la observaban con el mismo brillo de enamorada que siempre le había visto, Lauren frotó dulcemente su nariz con la de su esposa.

—No importaría, yo igual comería cualquier cosa que cocinaras— le dio un pico en los labios a lacastaña.

Camila arqueó las cejas divertida.

—¿Y Sofía?
—Ella puede comer en la cafetería, te recuerdo — se encogió de hombros dándole otros dos besos castos a su esposa.

—Eres imposible, Lauren— rodó los ojos envolviendo el cuello de la ojiverde con sus brazos y fundiendo sus labios en un beso más largo y pasional.

Escucharon unos pasos en la escalera y Sofía entró saltando.

—¡Buenos días a todos! — estaba sonriendo y tomando una manzana dela isla central cuando las vio aun inmersas en su mundo — Dije: ¡BUENOS DÍAS!

Lauren y Camila se separaron soltando un gruñido de exasperación, la ojiverde apoyó la frente contra la de la castaña maldiciendo.

—Te escuchamos a la primera, Sofi — Camila bufó robándole un beso a su chica antes de zafarse de sus brazos y comenzar a servir el desayuno a su hermana—No tienes por qué gritar, enana. 

—No me digas así — Sofía se sentó mientras comenzaba comer su desayuno, lo hacía lentamente— No tendría que repetirlo dos veces si ustedes no se encontraran tan ocupadas besándose.

Lauren soltó una suave risa, sentándose en otra banqueta de la mesa, miraba divertida la discusión de las dos hermanas Cabello. Solo faltaba la mayor de las tres y ya sería una guerra civil. Camila rodó los ojos nuevamente apartando un mechón de cabello de su frente y escondiéndolo tras su oreja, sirvió el jugo de la menor.

—Estamos casadas, es lo que normalmente se hace, Sofía.
—Aun así deben recordar que hay una chica en la casa ¡Qué pensaría mamá! — Sofía amaba fastidiar a Camila, le guiñó el ojo a la ojiverde.

—¿Chica? Pareces más una bebe de cinco años, otra vez— le dio un golpecito a su hermana en la cabeza, después volvió al fregador alimpiar los trastes— . Y para que te enteres, mamá y papá también lo hacen, enana.

—Deja de decirme así ¡Nuggets, dile a la cascarrabias que no se meta conmigo! — Sofía le dijo a la ojiverde utilizando su arma secreta, llamándola por su apodo cariñoso y un puchero increíblemente adorable.

Lauren se derritió ante la niña e iba a hablar cuando Camila se dio la vuelta cruzándose de brazos y mirando a su hermana.

—¿Tan bajo has caído, porque sabes que Lauren esta de mi lado? — la acusó.

—No sé de qué hablas — Sofi sonrió inocentemente.

—Claro que sabes ¡Solo le llamas así cuando quieres llevarla a tu bando!

—Eso no es verdad ¿Yo hago eso, Nuggets? — otra vez la cara deperrito y Lauren tuvo que morderse el labio para noreír.

rivales | camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora