ᴏɴᴇ-sʜᴏᴛ's [ᴊɪʙᴀᴋᴜ sʜᴏᴜɴᴇɴ ʜᴀɴᴀᴋᴏ-ᴋᴜɴ]

Insistencia

[Tsuchigomori x Tsukasa]

La puerta fue abierta con fuerza, ocasionando que quien yacía adentro soltara un suspiro pesado, ni siquiera se tomó la molestia de elevar la mirada, sabía de quien se trataba.

— Tsuchigomori-sensei, ¿que haces? —

Pregunto de forma inocente acercándose al mayor con una sonrisa hasta llegar al frente del escritorio.

— La respuesta es no. —

Dijo de forma directa mientras terminaba de llenar el papeleo. El menor bufo y se cruzo de brazos molesto.

— ¡Pero si no te dije nada! —

El de cabellos bicolor ignoro lo dicho por el contrario, además, era obvio lo que quería. Siempre venía por lo mismo cada vez que podía.

— Tsuchigomori-sensei, yo tan solo- —

— He dicho que no —

Tsukasa alzó una ceja y chasqueo la lengua fastidiado. No había logrado siquiera hablar.

Ya se había cansando, siempre era lo mismo.

— Llevo tres años... —

El mayor siguió sin decir algo, escuchaba lo que decía el de ojos ámbar, tal vez al fin se rendiría.

— Tres años... ¡Tres años! — remarcó cerrando sus puños con fuerza — Me dijiste hace tres años que era incorrecto por que era demasiado joven, y de seguro solo lo quería hacer para mejorar mis calificaciones de su área... —

Dejo de hablar por unos momentos intentando relajarse, lo cual no funcionó, solo consiguió alterarse más.

— Pero, llevó insistiendo mis últimos tres años, ya tengo dieciséis... Y trato de poder hacer lo posible para que al fin aceptes... —

Era cierto, llevaba años esperando la respuesta afirmativa del hombre, pero solo conseguía un frío y cortante “no” como respuesta.

Le era frustrante que a pesar de todos sus esfuerzos, estos terminarán en vano, nada hacia cambiar de opinión a el contrario.

Amane siempre le preguntaba el porqué de sus idas con el profesor, era raro que fuera la mayoría de veces a aquel salón, y el tan solo respondía que iba por que no había entendido una clase o que había olvidado hacer una tarea y por eso debía ir, ya que el profesor “se lo pedía”.

Obviamente era mentira, sus notas si eran algo bajas, pero de igual manera podía cubrirse con la falta de atención, por suerte no les tocaba en el mismo salón, bueno, una vez paso, más eso no le impidió seguir con su rutina que se volvía de a poco costumbre.

— Siempre ocurre lo mismo... —

Terminó por tomar impulso y subirse al escritorio tirando de una patada el papeleo.

— ¿¡Porque no puede amarme!?, ¡usted me gusta desde hace tres años! — Grito molesto y mordió levemente su labio inferior — Acaso... ¿Acaso no soy suficiente para usted? —

Sus lágrimas al fin se aproximaron a sus ojos temblorosos, bajo la mirada ocultando la mitad de su rostro con su flequillo, era la primera vez que lloraba frente a alguien que no fuese su hermano, pero, ya no soportaba más, el dolor que sentía le consumía por dentro desde hace tiempo, en algún punto debía decirlo.

—¿Q-Que tengo que, hacer para que me ame?... —

Sus pequeños sollozos se escucharon, se mordió con fuerza el labio tratando de que la situación fuese menos humillante, pero no lo conseguía.