ᴏɴᴇ-sʜᴏᴛ's [ᴊɪʙᴀᴋᴜ sʜᴏᴜɴᴇɴ ʜᴀɴᴀᴋᴏ-ᴋᴜɴ]

Huracán De Sentimientos

[Tsukasa x Aoi]

Un respiro, eso pedía, o mejor dicho imploraba.

Se encontraba corriendo por los pasillos con rapidez, esperando perder al fin a aquel chico de gafas que le repetía milésimas de veces cuanto la amaba.

Ella tenía paciencia, pero a veces quería un respiro de sus sonrisas falsas, aparentando no estar incómoda.

Se sentía fatigada ante tanta insistencia por parte de su amigo, si, así lo consideraba, no lo veía de otra manera, nunca lo haría.

Un golpe metálico resonó en el pasillo vacío.

Aoi llevó una de sus manos a su frente algo roja, ya que recién acaba de golpearse contra un cartel de metal.

Se quejo un poco, y de sus ojos salían unas diminutas lágrimas ante el dolor.

— ¿Eh? —

Miro sus alrededores entre abriendo sus ojos, notando el silencio, acompañado de soledad. Era extraño que el pasillo se encontrara vacío.

Suspiro, al parecer se había perdido.

Su vista se dirigió hacia adelante, al  instante notando como frente a ella habían escaleras que descendían a una planta baja.

— Ugh... —

Dudaba si debía bajar, se veía algo oscuro el camino, exceptuando la luz roja que parpadeaba a lo lejos.

Ya había considerado en retirarse, de no ser porque vio desde la distancia como alguien entró con rapidez al salón.

Tenía cierto miedo, pero estaba perdida, aquella persona era su única salvación para encontrar el camino hacia la salida o al menos saber en donde estaba.

Bajo de a poco los escalones que para su suerte no tenían una buena estructura, estaban algo agrietados, sin decir que el nivelado de las mismas no eran del todo seguras.

Bien, pronto llegaría a esa puerta.

— Oh, ¿quieres un dulce? —

Se sobresalto y sin querer terminó por tropezar, cayendo de golpe a la superficie plana.

No odiaba a los Mokke, más bien los veía como mascotas, pero a veces aparecían de repente, provocando que se espantara de vez en cuando.

Tuvo suerte, no faltaban muchos escalones, así que por ahora estaba en el suelo, con un raspón leve en una de sus rodillas.

Los espectros pequeños se le acercaron, estaban confundidos, pues la chica seguía en el suelo.

— ¿Se murió? —

La pregunta de uno de ellos provoco que los demás se acercarán y le sacudieran un poco. La de cabellera morada les agradaba, la consideraban como una de los humanos más bondadosos y amables. No como aquel espectro con número asignado, especificando un siete. Aquel chico les molestaba demasiado, era fastidioso, y eso que han estado varios años con el mismo, aguantando todas las acciones tontas que realiza.

— E-Estoy bien —

Al fin hablo Akane, acomodándose mejor, para al fin pararse, pasando sus manos por parte de la falda, tratando de quitarle el polvo.

Sonrió y comenzó a caminar a dicha puerta, tomando el picaporte del mismo, no lo pensó y la giro, comenzando a abrir la puerta.

— ¡Hay que irnos!, ¡el es malvado! —

Los Mokke subieron las escaleras con rapidez y huyeron del lugar, no querían que les pasara lo mismo que pasó con uno de sus acompañantes.

Aoi no noto aquello, así que termino por entrar al lugar. Era extraño que estuviera oscuro.