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1) Nuestro bienestar común debe prevalecer frente a todo lo demás; la recuperación personal depende de la unidad de SAA.

2) Para el propósito de nuestro grupo, sólo existe una autoridad suprema: un Dios bondadoso tal como se manifiesta en la conciencia de nuestro grupo. Nuestros líderes no son más que fieles servidores; no gobiernan.

3) El único requisito para ser miembro de SAA es el deseo de liberarse de la conducta sexual malsana y de alcanzar la sobriedad sexual.

4) Cada grupo debe ser autónomo, excepto en asuntos que afecten a otros grupos o a SAA en su conjunto.

5) Cada grupo tiene un sólo objetivo prioritario: transmitir su mensaje a los adictos sexuales que aún sufren.

6) Un grupo de SAA nunca debe respaldar, financiar ni prestar el nombre de SAA a ninguna entidad o empresa allegada para evitar que problemas de dinero, propiedad y prestigio nos desvíen de nuestro objetivo prioritario.

7) El sostenimiento económico de cada grupo corre a cuenta del mismo. Nos negamos a recibir contribuciones exteriores.

8) SAA nunca tendrá carácter profesional, pero nuestros centros de servicios pueden contratar a personal especializado.

9) SAA, como tal, nunca debe adoptar una estructura organizada; pero podemos crear juntas de servicios o comités directamente responsables ante aquellos que sirven.

10) SAA carece de opiniones sobre asuntos ajenos a sus actividades; por consiguiente su nombre nunca debe mezclarse en polémicas públicas.

11) Nuestra política de relaciones públicas se basa en la atracción y no en la promoción; debemos mantener siempre el anonimato ante la prensa, la radio, el cine y la televisión.

12) El anonimato es el fundamento espiritual de nuestras tradiciones y nos recuerda que debemos siempre anteponer los principios a las personalidades.

Estupefacta depositó sobre la encimera el folleto de SAA que Eleazar le había hecho leer y le dijo titubeante aún sin dar crédito a todo lo que ese día estaba dando de sí. - Así que... estas son las normas a seguir en este grupo.

- ¡Ajá! Aunque nosotros las llamamos "tradiciones". - Contestó el jinete mientras sacaba del microondas la bandeja con lo que iban a cenar y lo repartía en dos platos. - Las doce tradiciones son prácticamente iguales a las que siguen los alcohólicos anónimos.

- Ya... –Respondió absorta todavía en todo lo vivido en los últimos minutos. - ¿Y te sirve de algo acudir a esas reuniones?

- Bueno... Al principio lo veía bastante absurdo. Ahora me vale como desahogo. Compartir charla con personas que padecen el mismo problema que tú. Hace que no te sientas tan solo e incomprendido. –Le pasó uno de los platos y también le dio los cubiertos. Ella le contestó. 

- ¡Gracias! Dime... ¿Solo haces eso? ¿No hay charlas en un diván?

Sonrió quedo y le dijo entretanto tragaba la porción de albóndiga de ternera al limón preparado por su criada filipina. - Si te refieres a ese tipo de charla de la que tanto gusta Woody Allen. No. Por supuesto hay un seguimiento y unas pautas a seguir.

- ¿Cuáles son?

- Una de ellas la he incumplido. –Cristina frunció el ceño. El jinete le informó. - Debí deshacerme de todo ese material pornográfico del ordenador. Lo borraré todo más tarde. ¡Te lo prometo! –Señaló su plato aún sin empezar y le ordenó. - ¡Come! Se te va a enfriar.

- "¿De verdad creía que podía tener hambre después de saber toda esa mierda?".  Miró con repulsión el plato lleno de albóndigas y lo apartó sin contemplaciones. - ¡No tengo hambre! Además es una comida muy fuerte para la noche.

Para siempre Dulce y Amargo. (Henry Cavill)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora