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"Antes de que os pongáis a leer el final de esta trilogía ideada por mi mente soñadora, os voy a dar las gracias por seguirla, por esperar pacientemente cada uno de los capítulos publicados, aunque no haya sido demasiado rápida en ello. Perdonad los retrasos pero la vida a veces se interpone para recordarnos que somos de carne y hueso. Os agradezco vuestros comentarios que me han ayudado a mejorar o rectificar en algunas ocasiones. Espero que tras la lectura de esta trilogía erótica queráis seguir leyendo mis otros relatos. Un saludo y os reitero mi agradecimiento."


El día había llegado y ella apenas era capaz de creérselo. Contempló una vez más el horizonte justo donde se fundía el azul del cielo con el del océano. Un día tan resplandeciente como el bienaventurado sentimiento que la embargaba. Suspiró una vez más embriagándose del bello paisaje. Alguien abrió la puerta y le preguntó.

- ¿Estás lista?

Al oír la dulce voz de su sobrina se giró para mirarla y le dedicó una bobalicona sonrisa afirmativa. La muchacha embutida en un increíble vestido largo de color encarnado de gasa y con escote Queen Anne de Elie Saab también sonrió pero su sonrisa era de admiración cuando exclamó.

- ¡Estás guapísima, tía! Eleazar se va a caer de culo cuando te vea.

- ¡Espero que no! No podría ayudarle a levantarse con esta panza.

Señaló su abultado vientre disimulado a medias por el vuelo de su vestido beis con matices ambarinos estilo vintage. Tenía el escote V-neck bordado y falda de crepé por debajo del pecho. Se acarició la incipiente barriga. Había sido toda una sorpresa descubrir su preñez tanto para ella como para su jinete. Acababan de poner en marcha una empresa de efectos visuales con parte del dinero que Eleazar había recibido por la venta del cortijo, la ganadería y todas las tierras anexas, y estaba tan excitada con volver a retomar la que era su vocación primigenia que incluso se olvidó de vigilar sus periodos, y como resultado había obtenido ese hermoso vientre cargado de vida. Cuando acudió a su ginecólogo, éste le informó de que uno de sus ovarios seguía en funcionamiento y le había premiado con la dicha de ser madre. Ya estaba de cinco meses y sabían hasta el sexo. Iba a ser un varón. Sira la sacó de sus pensamientos comentándole.

- No seas exagerada, tía. Todavía no estás tan gorda y además habría mucha gente dispuesta a recoger del suelo a Eleazar.

- ¡Eso no lo dudo! Sobre todo muchas lagartas. –Soltó con sarcasmo.

La muchacha rió a carcajadas y ella se sintió feliz viéndola así. Después de un año de abstinencia la joven volvía a ser la de antaño y sus ratos de melancolía cada vez eran más espaciados. La desdicha se había adueñado de ella tras conocer la desgraciada muerte de Jerónimo en la cárcel. El joven había sido ingresado en la penitenciaría justo después de pasar por el hospital recuperado del traumatismo craneal que el viejo Montero le provocó, y pasadas apenas dos semanas, se vio envuelto en una reyerta en la que perdió la vida. Esa fue la versión oficial de su final. Pero todos sabían que la mafia marsellesa estaba detrás de su fallecimiento. Un ajuste de cuentas. Sus malas acciones acabaron pasándole factura. Cristina no se alegró de su destino tampoco Eleazar que había sido el más perjudicado por las acciones del ambicioso aristócrata. Eran inmensamente felices. La vida se abría paso en todas sus formas sobre todo en su vientre, creador de una nueva existencia nacida del amor pero también de la perseverancia, pues habían luchado contra viento y marea por su amor.

Sira se acercó hasta ella y le colocó con mimo la enorme flor asalmonada que adornaba su abundante melena recogida con la raya en medio en una coleta baja hacia un lado y le comentó.

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⏰ Última actualización: May 28, 2021 ⏰

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Para siempre Dulce y Amargo. (Henry Cavill)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora