Capitulo diez

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—¡Ally, Harry esta aquí!

Frunció el ceño ante la voz de Jaxon. Observo con rapidez su teléfono para verificar que los chicos no habían planeado nada, y no era así.

Entonces, ¿qué hacía Harry en su casa, solo?

Se bajó de la cama con rapidez y rogó por no caerse en el camino escaleras abajo, sería un súper bochorno delante de Harry.

—¿Que pasa? — preguntó al verlo.

—Estaba sin hacer nada y pensé en venir — levantó los hombros el rizado antes de acercarse a ella y pasar sus brazos por los hombros de la castaña, seguido, dejó un beso sobre su cabeza —. ¿Te molesta?

Levantó una pequeña bolsa que llevaba entre sus manos. Las películas que habían dentro eran bastante variadas, pero en su mayoría eran de hacía varios años. A Harry le gustaban las películas viejas.

Y claro que no existía mejor plan para ella —. En lo absoluto.

—¿Te gustan las comedias románticas?, porque si no, puedo ir a rentar otras.

Allison pensó en lo tierno que se veía frunciendo los labios mientras admiraba el contenido de la bolsa. Se había acostumbrado a hablar con Harry casi todos los días, pero todavía seguía temblando ante su presencia. Era un gesto que dudaba mucho que llegara a quitarsele alguna vez.

—Me gusta Jennifer Aniston, Harry, está bien.

Harry parecía un niño pequeño apunto de entrar a consulta con el doctor. Se sentía bastante nervioso porque ella le diera una negativa, estaba al tanto de cada expresion que ella le brindaba. Se relajó al ver que Allison hablaba en serio, y se limitó a caminar con ella hasta la sala de su casa.

El resto de la tarde se la pasaron los dos, solos, viendo todas las películas que Harry había rentado para ambos. De vez en cuando se encontraban observándose el uno al otro, por lo que se reían bajo e ignoraban tal hecho.

Allison estaba alucinando, y Jaxon y Gemma ya los habían estado espiando, sonrientes, por un buen rato.

Allison, por su parte, se propuse detallarlo todavía más a fondo. Cada aspecto y faccion de Harry que parecía tallada por los mismos Dioses. Su nariz era recta y delicada, casi parecía que se burlaba de lo perfecta que parecía. Su piel rosada brillaba por voluntad propia y de manera sobrenatural, y sus labios finos, pero carnosos, la estaban tentando más de lo normal.

A ella le encantaba cada parte de él. Sus lunares, la manera en que sus ojos parecían transparentes de perfil por la luz, y los gestos que hacía dependiendo de la situación en la pelicula. Su ceño fruncido, su hoyuelo, sus líneas de expresión.

No pudo ver ni la mitad de las películas que habían puesto, porque se había limitado a mirarlo a él, a disfrutar del tiempo que estaban pasando, y a pesar en el hecho de que Harry había ido a su casa para ver películas con ella únicamente. Porque quiso. Porque le gustaba su compañía.

Harry, por otro lado, había sentido su mirada todo el rato, pero le pareció maravillosa la sensación de paz que sintió y no quiso interrumpir ese momento tan íntimo de los dos. Le gustó que ella lo mirara de esa forma tan intensa y cálida, porque sentía que era importante de alguna manera.

Allison, desde luego, no lo sabia, pero él adoraba a las castañas, y Allison en especial estaba robándole todos los pensamientos.

De alguna manera terminaron correteando por toda la casa riéndose a carcajadas. Harry con el teléfono de ella entre sus manos, y ella detrás de él en un fallido intento por arrebatarselo.

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