{ Stigma } OMEGAVERSE vkook, yoonmin, namjin

23. ¿Retiro?

Cap. relleno(?) 

TAEHYUNG

Mi madre no ha querido decirme nada al respecto.

La noche que pasó lo del asalto en nuestra casa, ella sólo ignoró cada una de mis preguntas, por eso pasar la noche en casa de Seokjin y Hoseok esa vez fue casi una tortura. Y es que desde la última vez que vi a mi padre nuestra relación parece haberse roto.

La veía cerca mío, pero sentía una distancia enorme entre nosotros, como si un frío abismo se hubiera instalado. La delicada relación madre e hijo, de compañeros frente a un mismo verdugo parece haberse terminado con la ausencia de este.

Entonces al día siguiente simplemente me fui, ya no volví a la escuela ya que de todos modos de nada servía. Incluso me replantee si irme a buscar mi propio camino, ya no más papá, ya no más mamá, ya no más... Jimin.

Tal vez él era el único a quien me dolería dejar, pero...

"¿Lo valía? ¿Realmente podría ser feliz y vivir una vida tranquila con él?"

Quería escoger mi propio camino, quería poder irme y alejarme de aquella complicada situación.

Esa semana de alguna forma mi madre me encontró trabajando en un almacén, comimos algo y me preguntó si estaba bien. Eso pasó una tres veces en la semana, ocasiones en las que traté de preguntarle porqué insistía en buscar a mi padre o que me dijera si sabía porqué sujetos tan peligrosos estaban tras nuestro.

No sé si es porque ella me ocultó lo que sabe, o tal vez realmente no sabía nada que sólo me repetía que encontrando a mi padre entenderíamos.

"¿Entender qué?"

Personalmente me inclino por lo primero, estoy seguro que ella sabe algo.

Pero no iba a esperar a que me dijera, después de pensarlo mucho... decidí irme.

Reuní algo de dinero en mis trabajos el último mes, y aunque me dolía dejar a Jimin y a sus padres que con tanto cariño me había acogido, compré un boleto de tren para irme al otro extremo del país.

Me quedé en el vagón todo el día, y de una manera extraña me sentía triste por dejarlo. No era una casa, pero en el poco tiempo que lo tuve se volvió un lugar especial.

Ya había terminado de acomodar toda la ropa que tenía, algunas mantas y unos cuantos comics en una maleta simple pero lo suficientemente grande. Vi la hora y ya eran las seis de la tarde, mi tren partía a las ocho esa noche de sábado.

No quería irme aún, quería estar un poco más ahí... 

Sentado en mi cama veía cada rincón del vagón recordando todo el esfuerzo que me tomó dejarlo habitable y al respirar profundo casi sentí cosquillear en mi nariz el suave jazmín inexistente.

"Tal vez debería haberme disculpado"

Faltaban unos minutos para las siete, ya era tarde para hacerlo. Mordí mi labio antes de levantarme y con un bufido sacudí mi cabeza para olvidar. Estaba por tomar aquella maleta cuando la puerta se abrió.

El bonito castaño con la respiración agitada estaba parado ahí mirándome, tal vez ambos no creyendo en lo que teníamos en frente.

Sentí un peso menos al verlo, tal vez el alivio de impregnar mi cabeza con su imagen una vez más.

Sus ojos se dirigieron a la maleta a centímetros de mis dedos.

— ¿Pensabas irte o volver a casa? — dijo el omega frunciendo el ceño con algo de nerviosismo y preocupación.