CAPÍTULO CINCO.

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Decidimos seguir a Mike, quien dijo que era mejor que se los muestre por lo cual caminábamos entre las calles vacías de Derry.

Yo estaba al lado de Bill, pues me sentía segura con él a mi lado. De vez en cuando nos mirábamos de reojo pero ni uno de los dos quiso hablar.

—Los baldíos...— mencionó Beverly. Ben sonrió.

—Aquí vinimos después de la guerra de rocas.— recordó Ben.

—“La casa Club”— sonreí al escuchar el nombre, recordé todo.

—Cierto, tú la construiste Ben.— dijo Beverly feliz.

—¡Auh!— me quejé cuando tropecé contra una piedra, pero no caí gracias a Bill quien me sujetó, a penas me agarró me acercó más a él al punto de que nuestros cuerpos se peguen.

—¡Wow wow! ¿Te encuentras bien?— preguntó mirándome, puse mis manos en sus hombros y las suyas seguían en mi cintura.

Bajé mis ojos a sus labios, pero rápidamente sacudí mi cabeza. Reí nerviosa.

—¿Qué?— preguntó.

—Nada, solo que ...no has cambiado nada, Denbrough.— me separé ya cuando sus manos dejaron de sostenerme.— Eso ... eso es bueno.— sonreí un poco, sus ojos brillaron y me devolvió la sonrisa.

Decidí caminar acercándome a los chicos, quienes estaban buscando La Casa Club.

Ben empezó a pisar la tiera para ver si encontraba la entrada, hasta que de un momento a otro se cae.

—¡Ya lo encontré, estoy bien, bajen!— avisó por lo cual empezamos a bajar.

FLASHBACK.

Bajamos a la guarida que creó Ben. Me sorprendí viendo todo así que sonreí asombrada.

—¡Wow! ¿Qué es esto? ¿Cómo lo hiciste?— preguntó Richie.

—¿Cuándo lo construiste?— ahora preguntó Bill.

—En algunos ratos, creo. Ya estaba la excavación solo reforcé las paredes y traje madera para la puerta de arriba y eso fue todo.—explicó Hanscom.

Bill y yo mirábamos sorprendidos, lo había hecho muy bien.

—Está bien para mi primera vez, ¿no?— se apoyó en algo e hizo caer una parte del techo.
Nos asustamos y miré a Ben divertida.

—Eso es un buen detalle, ¿qué pasa si pones la mano en el otro pilar, profesor?— ironizó Richie.

—Es justo, por eso que existen los códigos de seguridad y los permisos, es una trampa mortal. ¿Entiendes?— exageró Eddie, mirando a Ben.

—Oh cállate Einstein.— dije, Edds me miró molesto.

—Bueno, aún no está terminado, lo siento Eddie.— se disculpó Ben.

—Si me lastimo tu eres responsable, ¿y que es esto? ¿un aparato de tortura?

—Es una linterna.— contestó. Bill y yo nos miramos divertidos y rodeamos los ojos, nos sentamos y miramos al grupo de amigos que teníamos, escuchando las quejas de Eddie. De pronto, siento que mi mano es agarrada por alguien, y ese alguien era Bill. Había entrelazado nuestras manos, lo miré y sonreí sonrojada. Me devolvió la sonrisa con sus mejillas rojas.

𝗦𝗧𝗔𝗬 - 𝗯𝗶𝗹𝗹 𝗱𝗲𝗻𝗯𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora