CAPÍTULO ONCE.

2.4K 207 35
                                    


Nos encontrabamos en la cantera ya que teníamos que sacarnos un peso de encima por todo lo que nos había pasado, y además de eso, estabamos sucios.

Había un cartel que decía “No saltar ni bañarse” y unas vallas, pero no me impidió para pasarlas y acercarme más a la orilla, me saqué las zapatillas y la camisa dejándome en una remera negra sin mangas.

Beverly se puso al lado mío y me ofreció su mano, se la agarré y ambas nos tiramos al agua. Los demás se tiraron después de nosotras.

Nadamos hasta más allá donde habían rocas donde podíamos sentarnos sin salirnos del agua.

Me empecé a lavar el rostro sacándome la sangre negra.

—¿Saben qué?— miramos a Ben.— A Eddie no le hubiera gustado esto.

—¿Qué cosa?— preguntó Bill frente mío.—¿Limpiarnos en agua sucia?— sonreí un poco recordando todo.

—Si...— rió un poco.

—Si, nos diría que tiene ”Estraptococo” o algo así.— comenté y reímos.

—Si, pero nos hubiera hecho reír.— dijo Mike.

—Claro que sí.— asintió Beverly.

—Nos estaría cuidando...como siempre lo hacía.— murmuró Billy.—¿Verdad, Richie?

Miramos a Richie y éste rompió en llanto, nos acercamos a él y lo abrazamos mientras lloraba.

—Gracias...sin mis lentes no veo quienes son pero gracias amigos.— agradeció bromeando y reímos.

—Ese es el Richie que quiero ver.— dije mirándolo con una sonrisa.

—¡Así es!

—No en serio, no encuentro mis lentes...— dijo buscándolos con la mirada, entonces empezamos la búsqueda.

Me sumergí en el agua y abrí mis ojos para ver si estaban en la tierra, los encontré y sonreí, salí a la superficie y alcé mi mano victoriosa.

—¡Los tengo!— avisé feliz.

—O yo los tengo.— apareció Bill enfrente mío, me lo sacó y se rió.

—¡Dámelos!— intenté sacarselos pero éste los alzaba más. Entonces me subi arriba de su cintura, ocasionando que Bill se ponga nervioso. Reí y al ver que el brazo de Bill bajaba, agarré los lentes de Richie.— Ja.

Se formó un silencio entre nosotros, para mi, bastante lindo. Bill y yo en la cantera, solo nosotros dos. Bueno, estaban los perdedores, pero yo sentía que eramos nosotros dos nada más.

Su mano se colocó en mi mejilla y la acarició mientras yo ponía mi mano en su pecho.

—Eres hermosa, Camila Jones.— murmuró mirándome a los ojos. Solo pude recordar cuando teníamos trece años y me había dicho algo parecido en su casa.

“Eres arte, Camila Jones”

—Y tu eres arte, Bill Denbrough.— repetí su frase hace veintisiete años atrás, el sonrió y me acerqué para besarlo. Al chocar contra sus labios, pude vivir, pude sentir lo que es el amor.

Sus manos fueron a mi cintura mientras yo seguía teniendo mis manos en su pecho.

Pero también sentía una especie de culpa y de tristeza. El tiene esposa, vive lejos y cuando vuelva a casa él estará siendo feliz con su mujer mientras que yo volveré a tener la misma rutina. Odiaba eso.

Y nosotros solo eramos un amor de verano, y ya está.

Nos separamos por el aire, y también por algunos carraspeos falsos de garganta.

—Dejen de comerse, ya nos tenemos que ir.— nos regañó de broma Richie.

Salimos del agua, nos secamos y yo me saqué la coleta dejandome con el pelo largo. Miré a los chicos.

—Oigan no miren. Quiero cambiarme.— les pedí, Ben y Beverly miraron a otro lado mientras que Mike, Bill y Richie me miraban.—¡Oh vamos!

Ya cuando Richie, Mike y Bill se dieron vuelta, me saqué la remera y me dejé en brasier, y arriba me puse la camisa, me abotoné hasta la altura de mis pechos.

—Listo. ¡Gracias!— les sonreí, Bill recorrió su mirada y me sonrojé.

Ya pasados los minutos caminando, mi cabello ya se estaba secando y eso era bueno. Caminábamos por las calles vacías de Derry, yo me encontraba al lado de Bill.

—Chicos...— nos detuvo Beverly, la miramos y ésta nos mostró la palma de su mano.— Miren...

Mire la palma de mi mano y la cicatriz que tenía ya no estaba.

—Nada dura para siempre.— dijo Mike. Miramos el reflejo de un ventanal y estabamos más limpios que antes, recordé cuando teníamos trece y nos miramos aquí después de vencer a Pennywise.

FLASHBACK.

Nos encontrábamos sucios, pero era demasiado lindo que todos ellos eran mis amigos, era mi segunda familia.

Dejamos de vernos en el reflejo.

—No puedo ir a mi casa así.— negó Eddie.—Mi mamá va a matarme.

—Desapareciste veinticuatro horas seguidas, seguro tu cara ya está en la televisión. Y ese vómito huele peor que los zapatos de tu madre.— le dijo Richie.

—Ya cállate, Richie.— se molestó Beverly.

—Por cierto, Cami...— Eddie me miró.— Lo siento por lo de tu hermano, cualquier cosa...si quieres despejar tu mente, podemos juntarnos algún día.— me sonrió para calmarme.

—Oh, gracias Edds...

—No es nada, eres mi amiga, no me gusta verte de ese modo.— sonreí un poco y empezamos a irnos.

—Pondrás celoso a su novio, déjala.— dijo Richie. Rodeé los ojos.

—Por cierto Richie, los zapatos de mi mamá huelen a popurrí idiota.— la defendió.

—No es cierto.— negó Stan.

—Si es cierto, además, ¿cómo sabrías a que huelen?

—¿Podemos ir en silencio de mientras?— se quejó Hanlon.

Pero no le hicieron caso, siguieron hablando.

Sonreí un poco a pesar de todo lo que había pasado hace horas atrás.

FIN DE FLASHBACK.


𝗦𝗧𝗔𝗬 - 𝗯𝗶𝗹𝗹 𝗱𝗲𝗻𝗯𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora