CAPÍTULO OCHO.

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Entramos y vimos a Beverly

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Entramos y vimos a Beverly.

—¿Cómo estás?— preguntó Bill mirándola.

—¿Dónde están los demás?— pregunté yo.

—Richie quiere irse y Ben trata de convencerlo de que se quede.— explicó.

—¿Y Eddie está asustado?

—Pues también yo, Bill...— dijo Bev.

—Yo también, lo entiendo...— apoyé a Eddie.

—Iré a ver como se encuentra Eddie.— Bev se marchó dejándonos a Bill y a mi solos.
Nos miramos.

—¿Tú no estás asustado?— murmuré, él se acercó a mi y me abrazó fuertemente lo cual correspondí.— A todos nos asusta, es lo que me preocupa porque es lo que quiere Eso.

Nos separamos.

—Podemos hacerlo pero tenemos que estar unidos.

Quedé estática mirando aquéllos ojos que de pequeña me he enamorado. Entonces un recuerdo fugaz apareció en mi cabeza, cuando Bill me agarró y me besó como si fuera la última vez que lo hiciera y así fue.

Y al recordar cuando Bill chocó los labios ese día, pasó ahora.

Bill me besó, y no sabía que hacer ya que mi mente estaba en blanco y no podía reaccionar. Pero también no pensaba porque los labios de Denbrough eran tan adictivos, se separó lentamente de mí y mis ojos brillaron al igual que los suyos cuando nos miramos de nuevo.

Puso su mano en mi mejilla y volvió a besarme de una manera romántica, pero regresé a la realidad y me separé bruscamente. Él...él tenía una esposa.

—Yo...Cami, lo siento...

—¿Eres tonto o qué? ¡Tienes esposa! ¿Y me besas de esa forma?— estaba enojada, muy enojada. Odiaba que Bill Denbrough hiciera eso, estaba tratando de superarlo y me besa de una manera hermosa.

—¡Camila dije que lo siento!— devolvió el grito, le di la espalda.

—Iré a tomar aire, no quiero hablarte.— dije y empecé a caminar hacia la salida.

—Mierda...— lo escuché, rodé los ojos y a penas toqué la perilla siento la mano de Bill agarrandome de la muñeca y me jala hacia él.— Vamos Cami, no...no quiero terminar de está manera contigo d-después de lo que pasamos...

—Yo...Bill...— entonces me puse sensible, mis ojos se cristalizaron.— Extraño todo como era antes, solo eso...lo siento.— él me abrazó fuertemente y rompí en llanto.— Extraño cuando éramos chicos, extraño no arruinar mi vida de ésta manera, odio mi trabajo, odio que todo salga mal últimamente.

—Oh, Cami...por Dios, ¿por qué te pusiste así?

No quería decirle que aún estaba enamorada de él, no podía porque no quería arruinar su relación. ¿Por qué no todo terminaba tan bien?

𝗦𝗧𝗔𝗬 - 𝗯𝗶𝗹𝗹 𝗱𝗲𝗻𝗯𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora