Del Odio Al Amor [ESCRIBIENDO]

16. El Estacionamiento.

Julia.

El auto rueda, música en la radio a volumen aceptable, conversamos por un rato pero la tensión sexual se siente a millas, juego con los vidrios polarizados hasta que al fin llegamos al lugar, espero a que estacione el auto, veo un gran letrero brillante que dice "Parking Lot". Cuando el auto está estacionado, no veo a nadie más ahí, comienzo a jugar con mis dedos sobre mi regazo, si, eso hago cuando estoy nerviosa. Alzo la mirada hacia Paulo quien saca su cinturón de seguridad y luego coloca sus manos sobre sus piernas, sigo con mis vista, sus manos, sus brazos, su abdomen, su pecho y es ahí cuando me doy cuenta de que me está viendo detenidamente también, su vista en mis muslos y luego en mis pechos, su impresión es la misma que la mía cuando me doy cuenta que lo estoy observando.

Ese silencio significa algo que los dos entendemos, nos unimos en un beso feroz, salvaje, fugaz.

Ni si quiera sé cómo hago para sacar mi cinturón de seguridad. Paulo mueve la palanca del asiento haciendo que el respaldar de éste se baje, quedando yo recostada, mientras nuestros labios se unen de esta manera, él coloca una mano en mi muslo y se desliza dentro de mí vestido hasta mi trasero donde lo aprieta, muerdo mi labio inferior, sus besos bajan a mi cuello y llegan a mi pecho. Me levanta un poco y baja el cierre de mi vestido, lo baja dejando mis pechos descubiertos y luego lo sube dejándolo enrollado en mi estómago. No aguanto más y saco su correa, la coloco en mi boca mordiendo levemente, desabrocho su pantalón y lo dejo caer, veo lo que tengo en frente que bueno, claramente se hace notar a través de sus boxers ya tiene una erección, desabotono su chaleco y su camisa que tiene dentro de su saco y puedo ver ese abdomen esculpido tan perfecto. Sus manos carician mis senos, se acerca y comienza a atacarlos con su lengua, lame, muerde levemente, chupa, gemidos dejan mi boca, mis manos en su espalda acercandolo más a mi. Una corriente de placer invade mi cuerpo, no aguanto, quiero tenerlo dentro de mi, Paulo deja mis senos y tengo la oportunidad de sacar sus boxers.

- Dios... - ahora no me importa ni lo que digo en voz alta.

Paulo juega con mis bragas y baja hacia ellas, vacila en sacarlas, se esconde en mi entrepierna y yo no puedo ni con mi respiración, lo miro con nervios.

- Pídelo Julia.- susurra allá abajo y su aliento caliente me hace estremecer. No me gusta que me manden, ¿Qué o quién se cree éste?

Vaya no sé quién se cree pero lo necesito tanto.

- Paulo.. - besa mi entrepierna y lame mi vagina por encima de las bragas. - Follame, Paulo, quiero tenerte dentro de mi.

Al parecer esta situación pone a mi "no dejo que me manden" de vacaciones.

Arranca mis bragas y las tira a un lado, ahora no me importa como saldré de aquí sin ropa interior. Paulo abre mis piernas y se coloca entre ellas.

- Paulo.- veo como se relame los labios, mis ojos ven a los suyos, tienen un brillo que no vi antes.- No seas gentil.

Él sonríe de lado,- No lo seré. - toma mis piernas, las coloca encima de cada uno de sus hombros y entra en mi de una sola estocada.

Un grito de placer deja mi boca, Paulo suspira, cierra los ojos y hace su cabeza hacia atrás, da otra estocada con fuerza.
Se mueve rápido, con fuerza enterrandose completamente en mi, sus manos sostienen mis piernas mientras se mueve. Tapo mi boca para no hacer ruido ya que puede que haya gente afuera.

- Grita cariño, quiero escuchar mi nombre salir de tus labios. - toma mis manos con una de las suyas y las presiona arriba de mi cabeza en el asiento, obedezco y gimo sin miedo a que alguien nos escuche.

Lo único que se escucha ahora en el auto son gemidos, sus gruñidos, nuestros cuerpos chocando, se siente tan bien; esa combinación, adentro afuera, rápido, con fuerza y profundo. Encurvo la espalda, él toma una de mis piernas, la baja al nivel de su cadera y sigue con sus movimientos, muevo mis caderas, muerdo mi labio.

- Paulo..- gimo su nombre y se me ocurre algo, si él cree que puede mandarme y lo logra, ¿Por qué yo no a él? En un movimiento lo dejo sentado y yo sobre él, pero ya no está más dentro de mí.

Se confunde un poco, lo noto en su rostro.- ¿Qué ha...- se le corta la respiración cuando empiezo a mover mis caderas de al frente hacia atrás sobre su miembro, él suspira y me mira directamente a los ojos, clava sus labios en los míos, ahogo un gemido, Nos apartamos del beso, me levanto un poco dejando la punta de su miembro en mi entrada vacilando, no puedo aguantar esto, solo quiero que siga haciendo lo suyo, pero quiero que lo diga, quiero que me pida seguir.

Paulo hace su cabeza hacia atrás, su respiración se agita. - Julia...

Muevo mi cabello hacia un lado y susurro. - Solo tienes que pedirlo. - muerdo leve el lóbulo de su oreja.

- Quisiera, ¿Sabes? - pone sus manos en mis caderas,- Pero eso no es lo mío. - hace presión entrando en mi por completo de una sola haciendo que gima fuerte.

Lo beso y comienzo con movimientos lentos, cuanto me gustaría decir que no le di lo que quería pero UGH mis hormonas no me dejan así que disfruto el momento, me muevo de arriba a abajo, hago movimientos circulares, incluso de al frente hacia atrás. Sus brazos rodean mi espalda, sus manos en mis hombros ayudándome a llegar más profundo, gemidos salen de mi descontroladamente, mis manos se mueven a distintos lugares como acomodándose en la ventana y la otra en el respaldar del asiento, incluso las dos en el techo del auto.
Estoy a punto de llegar y siento que él también, acelero mis caderas hasta que doy la final y me corro, él aún no así que rápido me acuesta con su mano en mi espalda y la otra presionando mi cadera, da los movimientos definitivos hasta que se corre. Por unos minutos recuperamos nuestra respiración, la cual está agitada, su cabeza apoyada en mi estómago encima del vestido que había enrollado, entre lazo mis dedos en su cabello y juego con éste.

Me doy cuenta que mis manos quedaron estampadas en el techo del auto. Aclaro mi garganta. - Se nos hace tarde Paulo, hay que irnos.- saco mi mano de su cabello.

- ¿Por qué paraste de hacer eso? Se siente rico y relajante. - dice con una sonrisa en su rostro.

Giro los ojos, - Paulo. - digo seria.

- Bien bien.- se sienta, se comienza a vestir y a arreglarse.

Me acomodo el vestido pero no alcanzo el cierre, - ¿Me ayudas? - me giro dándole la espalda y recojo mi cabello.

- Claro. - deja un beso en mi espalda y sube el cierre. - ¿Quieres que nos quedemos a comer?

- Esta bien si pides algo para llevar y comemos en el camino.- arreglo mi cabello y el labial que se había salido de su lugar.

- Okay, haremos eso. - va a su puesto y se abrocha el cinturón de seguridad.

Hago lo mismo, de repente hace frío ahí abajo y luego recuerdo por qué.

¡No traigo puesta ropa interior!

Claro, ya que a Don 'Eso no es lo mío' se le ocurrió la gran idea de arrancarlas.

Arrugo mis cejas y miro hacia la ventana. Sé que no tengo derecho a enojarme con él porque yo comencé todo esto, pero ARRANCÓ MIS BRAGAS, solo respiraré para no confundirlo, sé que a veces mi forma de actuar molesta a muchas personas que no logran descifrar mis sentimientos, pero aún así solo creo que con él es diferente, él logra comprender mis cambios de humor.
Minutos después vamos en la carretera comiendo.

Sumerjo una papita en ketchup, - Volvamos a mi casa. - la meto en mi boca.

- ¿Por qué? - arruga las cejas y abre la boca a mi dirección.

Tomo su hamburguesa y hago que la muerda.- Te recuerdo que mi ropa interior esta rota en la parte trasera de tu auto.- pongo la hamburguesa en su lugar y procedo a morder mi hotdog sin mostasa.

Asiente y traga el bocado. - Lo olvidé, disculpa por eso.- una mano toma su bebida y da un sorbo

- Pues ya esta hecho.- alzo los hombros.

Igual eso fue exitante.

Cambia de camino hacia mi casa, aún hay tiempo, el evento no comienza sin él y pues según la hora empezó hace unos minutos, nunca se llega temprano a un evento. Veo la carretera mientras como mi hotdog y bebo mi té helado de frutos rojos, al mismo tiempo le doy a Paulo bocados de hamburguesa ya que no quiero morir si se distrae y chocamos.