PLANETA GERIÓN, 8 ABY
El general Keiba tomó sus espadas y salió a la carrera cuando escuchó las campanas desde la torre de vigilancia. Sus hombres ya estaban en sus puestos, y la población civil estaba resguardada en los refugios subterráneos. Ya casi amanecía y sus soldados habían estado en alerta toda la noche. El comandante Surudoi, su antiguo alumno y brazo derecho, lo esperaba frente al grueso de sus hombres, quien al verlo le hizo un saludo militar.
- Es un grupo de avanzada del Clan Asahi - dijo Surudoi - porta una bandera blanca.
Keiba subió a una torre de vigilancia y con unos binoculares no solo corroboró la información, sino que para su sorpresa entre los emisarios pudo distinguir al mismísimo general Nanshō, líder de las huestes Asahi. Los Yami y los Asahi eran vecinos, aunque estaban separados por decenas de kilómetros de distancia, y si bien entre ambos clanes las relaciones siempre habían sido tensas, los unían lazos de sangre, acuerdos comerciales y militares. No podrían llamarse aliados, pero si neutrales. Nanshō era un hombre duro, pero honesto y pese a la rivalidad de los pueblos, ambos generales se respetaban, es por eso que le sorprendió verlo entre el grupo.
- ¡Abran las puertas! - gritó Keiba y luego le dijo a Surudoi - trae mi caballo y luego acompáñame.
General y comandante salieron al encuentro quienes los recibieron con un solemne saludo. Keiba desmontó y estrechó la mano de su homologo.
- General Keiba, he venido custodiando personalmente al representante del consejo de ancianos de mi pueblo quien pide humildemente una audiencia con sus líderes - dijo Nanshō señalando a un hombre delgado y de avanzada edad que vestía elegantes ropajes.
-Soy el consejero Supaku de los Asahi, e invocando a las antiguas alianzas de nuestros clanes los saludo- dijo el hombre haciendo también una solemne reverencia.
- Nuestros pueblos son hermanos, por favor entren sin temor yo avisaré al consejo de su petición - respondió Keiba.
Los soldados condujeron a la comitiva a través de los muros que componían los tres anillos de defensa de la ciudad, cerrando las puertas metálicas tras ellos. Los hicieron esperar dentro de una tienda donde les sirvieron agua y víveres. Por su parte Keiba se dirigió al edificio del consejo y tras explicares la situación le pidieron que les trajeran a Supaku para escuchar sus palabras.
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Star Wars: Errante
Science FictionTras la orden 66, todos los jedis han desaparecido. El malvado canciller ha erigido un imperio que controla la galaxia. Haga-Tsu es un errante, una vez padawan jedi, buscando mantenerse al margen, escapando de la purga iniciada por el infame discípu...