Hasta el fin del mundo

VII

Naruto se encogió asustado cuando un fuerte estruendo se escuchó a lo lejos, ni siquiera pensó en asomarse por las ventanas, más preocupado por relajar el bombeo apresurado de su corazón.

Ino lo miró sentada sobre el sillón, cuidando de no mover mucho el pie que aún seguía lesionado. —Cobarde. —masculló con aburrimiento, escuchando su estómago rugir por el hambre.

De pronto la puerta de abrió, haciendola saltar en su lugar y dirigir su mirada hacia ahí. Varias personas entraron entonces, Ino los vio sorprendida.

—Trajimos comida. —habló la mujer que ella reconoció como la que le había ayudado. —Y a unos amigos que encontramos en el camino.

...

—¿Es tu hija?

Sasuke miró de reojo a la niña que comía a su lado en silencio. —No, la encontré en el camino.

Kiba asintió, dando un rápido vistazo al lugar. Eran nueve en total, en un departamento de dos recámaras, iluminados únicamente con velas, comiendo de latas de vegetales.

—Señor Sasuke, no me gusta esto. —murmuró Sakura, tendiendole un chicharo entre sus dedos. El hombre la miró sin hacer ninguna expresión.

—Debes comertelo, no hay nada más.

—Pero-

—Comelo o te quedarás con hambre.

Kiba observó como el hombre que recordaba se llamaba Shikamaru se estiró perezoso.

—Bien, tendremos que ver cómo dormiremos. —habló, dejando su lata vacía en la pequeña mesa frente al sillón en el que estaba sentado. Hinata recostó su cabeza en su hombro y suspiró.

—Tendremos que buscar otro lugar por la mañana, aquí no hay comida.

—Escuchamos que hay un refugio en Suna, pero está a una semana en auto, es a donde planeabamos ir en el grupo con el que estábamos antes. —dijo Tenten, abriendo una botella de sake y dando un trago directo de la boquilla.

—Podríamos intentar llegar.

—Lo mejor sería recolectar comida primero. —pensó en voz alta Hinata. Shikamaru asintió, agregando.

—Y gasolina, no sería bueno que nos quedaramos varados a mitad de camino.

—Bien. —Kiba se levantó y ayudó a la Hyuga a hacer lo mismo. —Tenemos dos habitaciones. Lo lógico es que los niños duerman en una.

—Buscaré si hay alguna frazada que podamos usar para hacer un tendido aquí en la sala.

—Te acompaño. —Tenten le sonrió a Hinata, dejando el sake sobre la mesita.

...

—Tú duerme con los niños. —habló Hinata mientras empujaba la cama hasta la esquina de la habitación, para poder poner un futon que encontraron en el armario. Tenten negó.

—Sería mejor que aquí durmiera el señor con su hija, no creo que se sienta cómoda estando lejos de él.

La azabache asintió. —Tienes razón.

De alguna forma, y después de resolverlo con un piedra, papel y tijera. Hinata y Kiba tomaron la cama de la otra habitación, con Shikamaru en un futon a su lado, Tenten en el sofá de la sala y Shino en un futon junto a ella.

—¿Llevan mucho juntos?

Hinata miró hacía el hombre en el suelo. Kiba rodeó su cintura por detrás, acomodandose sobre su codo para lograr ver por sobre el cuerpo femenino.

—Casi seis años. —respondió el moreno, Shikamaru asintió con los brazos cruzados bajo su cabeza y la vista en el techo. —¿Qué hay de ti? ¿Alguien especial?

—Nah, demasiado problemático.

Hinata pensó, por la manera en que había tardado en contestar, que seguramente él estaba mintiendo, pero decidió que no era de su incumbencia.

Esa noche fue bastante más tranquila que las últimas, Hinata se lo acreditó a tener más compañia, aunque eso posiblemente sería un problema más adelante.