Capítulo XVI

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—¡¿Cómo es posible?! ¡¿Acaso sir Brandon ha cambiado de bando?!

—No tengo idea, señor. No hay ninguna carta por parte de él.

Lady Melania miró la caja espantada. La última vez que había visto una caja así, había visto una cabeza rodeada de jazmines. De sólo pensar que había en esa caja, el alma se les iba a los pies.

—Déjeme ver que hay dentro—expuso con gravedad el marqués y tomó la caja. La abrió resuelto. Una maldita cabeza no le haría verse como un cobarde frente al duque. Al ver el contenido, frunció el ceño y sacó un pequeño vestido de color verde claro. Lady Melania jadeó espantada al ver la pequeña prenda. Se levantó y corrió entre lágrimas hasta su padre, arrebatándole el vestido.

—Es lo que traía puesta mi Keyla cuando nació—dijo casi inaudible. Miró enojada al hombre—¡¿Quién mandó esto?! ¡Dígame!

—No lo sé, miladi.

—Voy a matarlo... ¡claro que lo sabe, de seguro es cómplice! —se abalanzó sobre el hombre—¡¿Dónde está mi hija?! ¡DÍGAME O VOY A MATARLO MALDITO INFELIZ! —su padre la tomó de la cintura. Melanie abrazó el vestido como si fuese lo más preciado del mundo.

—Él no lo sabe, hija mía. Es evidente que el quien mandó esto, lo hizo con el afán de atormentarnos.

—Me prometió que traería a mi hija de vuelta—musitó—¡Pero ha hecho nada! ¡Nada más que pensar en usted! —su rostro se volteó al recibir la bofetada de su padre. Melania sostuvo su rostro y lo miró con guardado rencor y odio.

—No permitiré que una mujer me humille frente a todos. Tienes suerte de que no te de una paliza aquí mismo. ¡Encontraré a mi nieta, ya te lo dije! ¡Ahora sal de aquí!

Lady Melania apretó sus dientes y asintió. Tomó la caja y abandonó el lugar. Al llegar su habitación dejó la caja sobre su cama. Acarició el vestido. Su bebé debía estar muy grande o quizás ya estaba muerta, eso era lo peor de todo, que ni siquiera sabía si llorar o guardar esperanzas. Era una tortura. Observó la caja, estaba llena de violetas. Frunció el ceño al ver algo extraño, movió las flores y vio un sobre amarillento. Con el corazón latiéndole con violencia tomó el sobre entre sus dedos y lo abrió.

«Reciba un cordial saludo de quien le escribe, querida Lady Melania. ¿Le ha gustado su obsequio? Me temo que he tenido que devolvérselo porque a la pequeña ya no le queda. Una pena, ya que era hermoso. Pero me aseguraré que para el momento de su muerte, nuestro pequeño capullo vista el vestido más bonito que usted haya visto...

Tapó su boca a leer, sollozó y miró las letras espantadas, leyendo el primer párrafo una y otra vez.

» Claro, la muerte se puede convertir en un simple y amoroso rencuentro de madre e hija, si usted, hermosa flor, cumple al pie de la letra con todo lo que yo le diga. Entre esos pedidos, evidentemente está la confidencialidad. Una palabra de esto a su padre, y le aseguro que encontrara en la puerta del lugar donde se encuentre a su hermosa hija, tal como aquel pequeño gato que entró a sus pies hace tanto ¿lo recuerda?

Dicho esto, empezamos con las reglas de este entretenido juego....

—Las hijas de Sir Brandon aparecieron, pero el hombre murió de un infarto la mañana siguiente. A esa familia le persigue la desafortunada desgracia ¿no crees?

Niccolo escuchaba atentamente a su compañero mientras tocaba el violín. Tenía los ojos cerrados y el escenario que le describía pasaba frente a sus ojos, pero no como un evento desafortunado de los azares del destino, no, en ese escenario había una letal pelirroja. Algo le decía que Lady Jasmine tenía que ver con todo aquello. No había tenido noticias de ella desde hace muchos y la duquesa solo le daba largos. Una afirmación a su hipótesis de que algo ocurría. Dejó de tocar el violín y lo dejó sobre el escritorio.

JASMINE: BELLADONA (SERIE FEMME FATALE #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora