Mi respiración se volvió más agitada y sentía como las palmas de mis manos comenzaban a sudar. Mi corazón latía tan rápido que por un momento pensé que él también podía escucharlo. Levanté la mirada y lo observé... sus ojos, normalmente cálidos y expresivos, estaban ahora oscuros, cargados de emociones que no podía descifrar del todo.
Y entonces, lo vi.
Una lágrima bajó por su mejilla.
Silenciosa.
Dolorosa.
Real.
-¿Liam?
Pregunté con voz quebrada.
De pronto, se hincó frente a mí y me abrazó por las piernas con fuerza, como si necesitara aferrarse a algo para no desmoronarse por completo.
-Lo siento, Hailey
Susurró contra mí, con la voz rota.
Mi corazón se apretó. Me incliné hacia él, deslicé mis manos hasta sus brazos y lo levanté suavemente para que quedara de nuevo frente a mí. Lo miré directo a los ojos.
-Aquí estoy... y aquí seguiré- le dije con toda la certeza de la que fui capaz.
Él me miró, con una sonrisa pequeña, sincera, de esas que no enseñan los dientes, pero dicen más que mil palabras.
-Te amo- dijo.
Sin pensarlo, acerqué su rostro al mío y lo besé. Fue un beso lento, lleno de emociones contenidas, de todo lo que habíamos guardado entre palabras no dichas, entre discusiones, miedos y promesas.
Pasó un rato. Nos habíamos quedado en la habitación, sentados al borde de la cama. Él estaba tranquilo. El ambiente ya no era tenso, sino sereno, vulnerable. Yo lo miraba, y al girar un poco, me di cuenta que él ya me estaba observando con una sonrisa suave, casi tímida.
-¿Qué?
Pregunté sonriendo
-No te merezco- dijo bajando un poco la mirada- Eres tan buena conmigo... y yo... tanta mierda que te he hecho pasar
Negué suavemente con la cabeza.
-No eres el único que tiene problemas, Liam- le respondí, acariciándole el rostro- no me alejes... no huyas de mí. Estamos en esto juntos.
Él suspiró, largo, como si soltara con el parte del peso que había estado cargando.
-Jamás te dejaré... ¿entiendes?
Dije, tomando su rostro entre mis manos.
Él no pudo evitar sonreír, esa sonrisa que siempre me hacía sentir segura, amada. Tomó mi cara con sus manos, más firme esta vez, y me besó. Un beso profundo. De esos que lo dicen todo, sin necesidad de una sola palabra.
(...)
Me desperté con el sonido de la alarma. Con un leve quejido, estiré los brazos y la apagué de inmediato. El cuarto aun estaba ligeramente oscuro, pero los primeros rayos del sol se colaban por las cortinas. Me senté en la cama y miré a mi lado.
-Liam- Susurré mientras lo movía con delicadeza- Despierta
Él solo gruñó algo incomprensible y giró en la cama, abrazando la almohada. Sonreí divertida y me levanté, caminando hacia el armario. Estuve unos segundos decidiendo que ponerme hasta que decidí por un vestido celeste, sencillo pero bonito. Lo combiné con mis converse blancos. Me hice un chongo alto algo despeinado y me observé rápidamente en el espejo.
Al mirar hacia la cama, vi a Liam de pie, ya poniéndose una camiseta gris claro que le quedaba perfecta. Mientras él se acomodaba el cuello, yo abrí mi bolso de maquillaje y me apliqué un poco, lo justo para no parecer desvelada. Rímel, corrector y un toque de rubor. Guardé mi maquillaje, tomé mi mochila, me la colgué al hombro y metí el celular dentro.
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My Only One II
Teen Fiction"Aun te sigo amando" Liam regresa a Nueva York, después de casi 2 años de vivir en Ohio, vuelve en busca del perdón de Hailey, pero ella no sabe si pueda llegar a perdonarlo por lo que le hizo en el pasado. Palmer y Noah estarán en medio de sus cami...
