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Observé el libro una vez, dos veces, tres, incluso cuatro y cinco veces más. Pero aún así no logro entender un carajo lo de decían esos ejercicios o como demonios responder todos esos garabatos. Era un martirio y si tuviera una máquina del tiempo volvería al pasado y mataría al hombre que creó la matemática. No entendía una mierda, por más que Janeth y la profesora me explicaran. No entendía ni como sacar el valor de la equis en esta mierda.

Nunca fui buena en matemáticas, mi madre dice que tampoco ella lo fue así que supongo que es algo de herencia. Aunque no es excusa nada me ayuda, soy un caso perdido.

Decido tomar un descanso luego de tantas horas con la vista pegada al libro ya nisiquiera sé que hora es o que hace el mundo. Mañana tenemos nuestro primer examen de matemáticas y no quiero reprobar. Pero por más que me propongo a entender mi cerebro no procesa todos esos números y letras combinados. Siento que cuando me muestran algún ejercicio mi cerebro se va a dar una siesta tan larga que nisiquiera golpeándome la cabeza logra despertarse.

Observo la hora en el reloj de mi escritorio, son las tres de la tarde y Janeth no viene hoy. Por más que le rogué me dijo que no podía, que tenía un asunto familiar importante.

Aunque todo no es malo, en una materia si soy buena, muy buena de hecho. Química es mi pasión, aunque es irónico porque la química también tiene letras y números, pero entiendo a la perfección. A diferencia de las demás materias esta es en la que nunca baja mi promedio o me obligo a no hacerlo. Esa es la materia que me salva de no reprobar y sube mi calificación para no aplazar el año.

Bajo las escaleras y mis padres de encuentran en el sofá hablando en susurros. Aún no se dan cuenta de que estoy aquí así que, como la curiosa de primera que soy, me acerco a ellos. Están de espaldas hacia mí con la televisión encendida por lo que no me ven y escucho.

—... Adriana no aparecerá Josh, la organización la está dando por muerta. Es muy difícil encontrarla después de tanto tiempo y, sé que esto le va a afectar a Jasper pero no sé cómo decírselo. No quiero que se estanque con la idea de que su amiga algún día volverá, que se detenga, que no continúe su vida.

—Emilia, cariño. Nuestra hija es una persona inteligente, el carácter que le otorgamos de pequeña no fue para que no sea fuerte, Jasper es fuerte, decidida, es terca, pero es astuta. Tal vez le duela algunos días, pero después de un tiempo lo olvidará. Está preparada.

—Jasper no lo tomará bien.

—Querida, sabes que estoy aquí contigo y haré lo que tu decidas que sea correcto.

No quise escuchar más cuando se dieron un beso. Pensé que hablarían de nuevo pero continuaron besuqueandose y el intercambio de saliva llegó a otro nivel, no quería ver a mis padres comiéndose así que a pasos sigilosos me dirigí a la cocina.

Puse mis manos en la encimera, aún procesando lo que había escuchado. Mi corazón latía rápido y mis manos temblaban. Mi piel estaba erizada por el escalofrío que sentí de repente.

Mi rabia se incrementó ¿No continuarían? ¿Lo dejarían así, sin más? Estaba furiosa de que la policía fuera una mierda, que no dieran la vida por un ser humano, que no se esforzaran, que no pusieran empeño y dedicación en su trabajo. Algo que estudiaron y se graduaron, se fue al carajo. Porque no sirven para una mierda.

Tenía que conseguir respuestas por mí misma. Aunque pareciera tonta, podía hacer tantas cosas si me lo proponía, mis padres criaron a una guerrera, no una damisela en apuros. Haría cualquier cosa para conseguir respuestas.

El timbre sonó y di un respingo. ¿Quien sería? Yo no esperaba a nadie y dudo que mis padres sí.

Empiezo a caminar hacia la puerta a ver quién es pero mi padre se me adelantó.

J A S P E RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora