13.

70 10 1
                                    

Quedé estática en mi lugar sin saber que hacer ¿Me acercaba y le entregaba lo que se le había caído o me iba sin dejar rastro?

Los observé, Janeth pasó sus manos por su cuello y lo acercó más a él. Sander posó sus manos en sus caderas y la apretó hacia él. Sabía que debería irme y evitar que me vieran. Pero, esa malicia que crecía en mi interior se hacía cada vez presente. Sabía que a Janeth le gustaba, pero no sabía que fuera tan descarado como para besar a las dos.

Salí de mi escondite y me dirigí a ellos como si no hubiera visto nada. Toqué el hombro de Janeth y está dió un respingo por el repentino gesto. Hay que admitir que lo hice adrede para que saliera de su ensoñación.

—Se te resbaló esto.

Fue lo que dije, y los observé expectante. Sabía que me tenía que ir, que ya mi trabajo estaba hecho. Pero por alguna extraña razón me quedé a mirarlos como si no tuviera más nada que hacer.

—Oh, gracias, Jasper—me dijo Janeth.

Sander tenía sus ojos posados en mí, no sabía como interpretar su mirada porque como siempre, estaba impredecible. Sus ojos estaban grises claros y se venían geniales. Su cabello estaba revuelto por una razón que ya sabíamos y llevaba una ropa despreocupada. Jeans, camisa negra y unos zapatos. Todavía llevaba esa A colgando en su cuello, sus brazos estaban cruzados y por una fracción de segundos pude ver ¿Molestia? En su rostro.

¿Le molestaba que interrumpira su momento?

A mi no me molestaba, de hecho, me gustaba verlo así, entre la espada y la pared, porque él sabía que estaba ahí porque estaba haciendo con Janeth lo mismo que había hecho conmigo, en mi casa.

Sabía que estaba pareciendo una novia celosa, pero no me importó, a los hombres mujeriegos como él había que ponerlos en su lugar.

—¿Sucede algo?—preguntó una Janeth confundida por la guerra de miradas.

Ay Janethsita

—No—fue lo que dijo Sander tajante.

—Sí—respondí al instante y observé a Janeth que nos miraba con una ceja alzada—Pasa que este chico—coloqué mi dedo índice en su pecho, ejerciendo presión—es un mujeriego.

¡Bam!

—¿Qué? ¿Qué dices, Jasper?—preguntó Janeth aún más confundida que antes.

—Digo que Sander y yo nos besamos.

Ella quedó atónita.

Bien, no tendría que haberlo dicho así, nisiquiera tendría que haberselo dicho, pero el daño ya estaba hecho y yo no era la mejor persona del mundo precisamente. Algo en mi interior quería que se diera cuenta en dónde se estaba metiendo, y la otra parte de mí, esa parte egoísta y mala, quería que no se juntaran ¿La razón? Aún no la descubría por completo.

—¿Es cierto eso Sander?—Janeth dirigió su mirada hacia él.

Él solo se dedicó a asentir, sin dar explicación alguna.

—Y fue en mi casa...

—¡No tienes que decirme todo lo que hicieron!—me gritó repentinamente, histérica—¡Pensé que eras mi amiga! 

—No soy tu amiga—fue lo que dije, era cierto.

—¡Pensé... yo.... pensé!—nisiquiera terminó de completar la frase cuando ya se había esfumado y me quedé completamente a solas con el chico en frente de mí.

—No tenías que hacer eso—dijo después de unos segundos.

—¿Por qué la besaste?—pregunté.

J A S P E RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora