6.

77 14 36
                                    

Tiley nos observaba con molestia, como preguntándose qué hacían un par de niñitas intentando entrar a su patio. Su ceja cada segundo que pasaba se alzaba más. Ella esperaba una respuesta, pero yo estaba sin habla, quería decir algo, pero estaba tan nerviosa que no pronunciaba ni una palabra.

—¡No estábamos robando!—fue lo primero que soltó Janeth.

Si hubiéramos estado en otro momento y sin la mirada intimidante de Tiley sobre nosotros, me hubiera reído. Yo aún estaba en la valla, pero mi equilibrio no era bueno y ya me estaba molestando la madera. Pasé una pierna para el otro lado para bajar y enfrentar a la señora Tiley, pero mis piernas se enredaron y caí del lado del patio de mi profesora. Cayendo como una mierda de perro cuando la cagan.

No me moví por el impacto de la caída y lo repentina que fue, mi mano y mi cabeza dolían. No era tan alto, pero caí mal e hizo que me doblara la muñeca.

Sentí más vergüenza cuando un cuerpo que antes había estado viendo desde una rendija, totalmente como una acosadora, se acercó a mí para ayudarme.

—¡Jasper! ¿Estás bien?—el grito de Janeth se escuchó del otro lado de la valla, dónde se había quedado con la señora Tiley.

Las cosas no podían ir peor.

—¿Estás bien?—preguntó Sander, su mano se extendió para ayudarme.

—¿Te parece que estoy bien?

—Bien, lo siento—no lo sentía ¡Baya que no lo sentía!

Su rostro cambió de preocupación a una de burla y me lanzó una sonrisa lobuna. Pero estaba tan furiosa de que se riera de mí que le fruncí el ceño y me levanté por mi cuenta, sin tomar su mano.

—Idiota—susurré.

—¿Cómo es que terminaste aquí?—preguntó—¿Me espiabas, Jasper?

Mi nombre en sus labios sonaba tan sexy, pero no sé que se creía, no lo espiaba a él sino lo que hacía. Además ¿Él como sabía eso? ¿Supo que lo espiamos todo este tiempo?

Me sentí así como el meme de: komo lo zupo

Me acerqué a él y su aroma se hizo presente, olía a tierra mojada y chocolate. Su abdomen aún estaba al descubierto, pero sin embargo, eso no me impidió preguntarle lo que salió de mi boca.

—¿Ibas a robar?

Soltó una carcajada tan estruendosa que de seguro se escuchó del otro lado de la calle.

—Yo... robando—intentaba decir una palabra, pero luego se reía, hasta que pudo decir la frase completa.

Aún seguía riendo y me señalaba con su dedo índice, pero luego empezó a toser, como si se estuviera ahogando, o creo que de verdad se estaba ahogando.

¡Bien hecho, por puto!

Algo en mi interior sintió satisfacción, pero cuando lo miré y su rostro estaba rojo, sus ojos llorosos y con sus manos me hacía señas para que le ayudara. No quería ver morir a alguien, mucho menos teniéndolo en frente de mí.

—¡Ayuda!—fue lo primero que grité.

En ese instante la señora Tiley salió al patio asustada, sin saber que estaba sucediendo.

Creo que lo delaté, prácticamente eso fue lo que hice y caí en cuenta justo en ese momento.

—¡Sander!—la señora Tiley gritó, su acento francés a veces se notaba mucho, pero esta vez casi ni lo notaba.

Me sentí desconcertada ¿Se conocían? Bueno, claro que se conocían, nos daba clases, era obvio. Pero ¿No se preguntó que hacía aquí?

—¿Qué está pasando?

J A S P E RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora