11.La Era de Nosotros (parte 2)

662 24 135
                                    

*** 

Pareciera que hubiera pasado una eternidad, pero no iban más que cinco minutos de completo silencio de ambos aún sentados en aquel restaurante regresando a lo que les deparaba el futuro: ninguno de los dos dándose una chance de huir; ella por temor a perderlo y él porque ella se fuera a esa clínica y acaba con todo de una vez.

Podía ser que Camila accedió a conservar al bebé, pero por experiencia personal, Shawn sabía que no podía fiarse de sus promesas.

Se separaron al cabo de un momento y se miraron a los ojos. Los de Shawn brillaban llenos de esperanza e ilusión. Estaba genuinamente feliz. Hacía meses que no lo veía destellar de esa forma.

Y Camila no podía odiarse más por ello.

No podía creerse que le dijo esto. Por Dios, no estaba embarazada, ¿Qué se suponía que hiciera ahora? No podía decirle la verdad, no cuando acababan de prometerse un futuro juntos. Lo amaba y él la amaba a ella, ¿Cómo podía romperle el corazón de esa forma?

De realmente amarlo, hubiera sido capaz de ello diciéndole la verdad.

—Es tarde. —Susurró él apreciándola. ¿Acaso siempre se vio así de hermosa o era el embarazo? No lo sabía, pero fuese lo que fuese, se veía magnífica, pura, delicada y frágil, y era su trabajo cuidarla. No pensaba dejarla caer nunca más, no cuando cargaba con su hijo.

«¿Lo será? Tal vez es una niña.» Pensó acariciando delicado los brazos de la chica. No supo por qué la idea lo aterró. Probablemente porque quería a otro como él para amar y no a otra que fuera a hacerle lo que todas. No quería la más mínima chance de que ese bebé fuera a odiar y lastimarlo.

¿Y acaso sería hermoso? Debía de serlo, era de ambos. Sería las mejores partes de los dos en una combinatoria perfecta. ¿Qué tan pequeño sería ahora mismo? Probablemente del tamaño de un melocotón, incluso más pequeño. Tendría suerte si era un bebé completo con una cabeza, dos brazos y piernas con cinco dedos en cada pie y mano, y con una uña sobre cada uno de estos.

Quizás en el parto no salían más que trozos de lo que pudo ser.

La idea de que algo saliera mal ni se le pasó por la cabeza. ¿Y qué si traía algo? ¿Y qué si nacía con alguna condición o una enfermedad congénita? No tenía ni idea de qué eran esas cosas, tan solo recordaba lo poco que Timera le habló sobre su propio bebé.

Tenía que estudiar y prepararse, y, sobre todo, rezarles a cuantos dioses conociera porque fuera un bebé sano. «Y varón.» Tenía que hacerlo para ser un buen padre.

No quería cometer los errores que sus propios padres hicieron con él. No permitiría que ese niño tuviera miedos inculcados ni prejuicios sin sentido; le enseñaría a ser fuerte y saber que estaba en su total derecho a desmoronarse, y que él estaría allí para sostenerlo cuando pasase. No quería que sufriera lo que él guardándoselo todo por temor a las represalias. No quería que viviera lo que él en la escuela.

«¿Le harán lo mismo?» Rogaba que no. Si alguien llegaba a tocarle un pelo a su niño...

Shawn estaba demasiado resentido con aquellos tiempos de primaria y secundaria como para percatarse de que esos "abusos" no eran más que bromas no pensadas hechas por puros niños. Nunca se metieron físicamente con él, era demasiado alto y delgado, «Y afeminado y raro.» La pubertad no lo mejoró al ser de los últimos en cambiar la voz, mucho menos cuando decidió usar esta en una de las artes más "gays" que se le ocurrió. Los chistes se incrementaron con la fama y ni hablar de cuando tuvo su primer ataque de ansiedad por tener que regresar a la escuela después de otro clip viral.

WHY (Shawmila)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora