"Mi Cambio"

Capítulo 20 "El Secreto"

En el transcurso del día todo iba normal. El resto del equipo estaba en la búsqueda tratando de localizar a los perdidos. No se daban tiempo de tomar un descanso, estaban tan cerca que no se darían el lujo.

Los erizos seguían juntos, pero eso significaba que serían amigos o que se tuvieran confianza. A ella tratando de acostumbrarse a la compañía del erizo y él tratando de caerle bien por lo menos llegar a la relación de ''amigos'' o incluso ''conocido'' pero por más que trataba no lo conseguía.

Al buen ojo del erizo, veía que su compañera cada vez más se hacía distante, algo tenia y aunque no tuviera la misma actitud sabía perfectamente las facciones de ella.
Se estaba ahogando en un vaso de agua.

-¿Estas bien Amy?.—Pregunto curioso, con esperanzas de poder hacer un cambio en ella. Ella giro su mirada y dejo ver su rostro completo, no hizo algún cambio en su rostro.

-Si.—Fue su respuesta bajando las orejas un poco para que no se notara que algo estaba mal, y era seguro que no le contaría al erizo azul.

No dijo nada más el cobalto Azul, se mantuvo callado, ambos estaban sentados en diferentes puntos pero no tan lejos como para no notar lo extraño que se comportaba la chica. Era algo curioso verla así.

-Ahora regreso.—Dice Amy y se pone de pie con pesadez, el erizo la miro no sabía si era una buena idea salir corriendo detrás de ella. Pero sabia que necesitaba estar tiempo a solas, digerir todo esto del estado de la situación.

Ante los ojos del Erizo Sonic, veía como se aleja lentamente la chica Amy. Se hizo paso entre la naturaleza que los rodeaba y simplemente se fue. Haciendo que Sonic se quedara con miles de preguntas en su cabeza, ¿sabrá el camino de regreso?, ¿y si le pasa algo mientras camina?, ¿Se sintiera muy mal Amy?, etc, etc. Preguntas en las que se cuestionaba la salud de ella.
Cada vez era más complicada comprenderla, realmente era conocerla desde cero. Algo que le costaría tiempo, y es lo que menos tenia.

Mientras Amy se alejaba y despejaba un poco su mente, también le sirvió un poco para el erizo azul, mientras observaba el panorama desde arriba de un árbol, le costo un poco subir pues aun estaba un poco adolorido de su cuerpo, pero tenía que aguantar, por lo menos no quería estar sin hacer algo productivo. Mirando a su alrededor lo único que miraba eran arboles, arboles y mas arboles, no había una señal de nadie, pero sabia que los chicos los buscarían por lo que era necesario quedarse en el lugar que se encontraban ahora mismo.

De regreso por el mismo camino que regreso caminaba la eriza que miraba sus pies, con su vista agachada y sus orejas caídas, parecía muy decaída, pero esa actitud no dejaría que nadie más la viera, mucho menos aquel erizo que antes se expresaba mucho con el ya hora todo eso quedo en el olvido. Se preguntaba hasta cuando estaría atrapada en ese lugar con el, a pesar de que el bosque era grande se sentía tan atrapada al estar sola con el. Ahora solo le quedaba esperar y ser paciente, eso no le agradaba en lo absoluto, pero, tenía que intentarlo, al menos por ella.

Mientras trataba de pensar un poco sin darse cuenta había llegado al pequeño campamento, topándose con las cenizas que quedaron de la fogata de anoche, miro donde solía estar el erizo sentado, pero no estaba. Observo a su alrededor y en efecto se había ido a un lado porque no lo visualizaba. Penso que tal vez se había tardado más y eso lo preocupo y salio a buscarla. Pero por su estado era claro que no pudo hacer mucho por lo que desecho esa idea.

Camino hacia la tienda de campaña donde dormía él, sin imaginar que se llevaría una sorpresa.—¿Sonic?— Miro al interior del pequeño y acogedor lugar pero no estaba allí. Salio de inmediato, escucho un sonido que provenía de unos arboles y sin pensarlo fue. Provenía de un árbol muy alto con un tronco grueso, a plena vista se veía que ya era viejo y que un descuido podría caer fácilmente. El sonido se volvió a escuchar con mas intensidad, Amy se alerto e invoco su martillo mientras miraba hacía arriba para visualizar algo, pero entre tantas ramas no se podía.