Epílogo

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Tres meses después

Tenía eczema otra vez. Otro sarpullido que lo cubría de la cabeza a los pies.

Darien estaba poniéndose el esmoquin y se miró al espejo, con expresión angustiada.

—Esto es horrible.

—Desde luego que sí —suspiró Endymion, arreglándose la corbata—. Estás a punto de convertirte en un hombre casado, hermanito. Deberías comprarte unos calzoncillos más elegantes.

Darien miró el calzoncillo blanco, estampado con besitos rojos.

—Estos son mis favoritos... Serena los decoró para mí.

Mamoru miró a Endymion.

—No preguntes.

—Ya no tendrá tiempo para decorarte los calzoncillos —dijo Endymion, mientras se abrochaba la chaqueta—. Le he pedido a Serena que sea la gerente del Café Romeo.

-Yo necesito tiempo para estar con mi mujer.

-Gracias, Endymion. Es el mejor regalo de boda que podrías hacernos.

—De nada.

Darien se volvió hacia el espejo, suspirando.

—¿Qué voy a hacer? No puedo ir de luna de miel con esta pinta. ¡Con lo que me ha costado convencer a Serena para que nos casáramos en tres meses! Si sospecha que en mi inconsciente hay alguna duda me hará esperar.

—Ponte calamina —sugirió Mamoru.

—Me niego a casarme con todo el cuerpo pintado de rosa.

Sammy apareció en ese momento, con un esmoquin y una sonrisa en los labios.

Pero la sonrisa desapareció al ver a Darien .

—¡Qué horror! Espero que no sea contagioso —exclamó, mirándolo con expresión horrorizada.

—Gracias, hombre.

—Serena está guapísima. ¿Os he dicho que voy a ser el padrino?

—Como unas cincuenta veces—suspiró Endymion—. No me puedo creer que sus padres no vengan a la boda.

—Están en Transilvania, en Eslovenia o algo parecido. No han podido dejar la feria. Los veremos durante la luna de miel —dijo Darien.

—Tres semanas en Estambul. Qué emocionante —sonrió Mamoru.

—Fue idea de Serena. Quiere enseñarme sus lugares favoritos...

—¿Estamos hablando de sexo? —preguntó Sammy.

—No —contestaron los tres a la vez. Él dejó escapar un suspiro.

—Es que necesito consejo.

—¿No leíste el libro que te presté? —preguntó Mamoru.

—No, sólo miré las fotos. Pero es que acabo de ver a una morena en la iglesia...

—Preséntate, invítala a una copa durante el banquete...

—Si quieres un buen consejo, primero hazte amigo suyo —dijo Endymion.

—Estáis locos —rió Darien—. Lo único que tiene que hacer es pedirle a tía Luna que le lea los posos del café. Así sabrá si es o no la mujer de su vida...

—Es una bomba —suspiró Sammy—. Se parece a Elizabeth Taylor.

—Espera un momento. Describe a esa morena.

—Alta, muy grande, hombros anchos, vestido rojo...

—Sammy, no quiero desilusionarte, pero me parece que ésa no es la mujer de tu vida —lo interrumpió Darien.

—Ya me has quitado a Serena, así que la morena es mía. ¡No puedes quedarte con todas!

—La morena no es una mujer, es un hombre.

—¿Qué?

Luna apareció en ese momento, haciendo sonar sus pulseras.

— ¡Qué guapos estáis todos!

—Tú también —sonrió Darien, inclinándose para darle un abrazo—. Tía Luna, ¿te importaría rascarme la espalda?

—¿Qué te pasa?

—Una reacción alérgica —suspiró él.

—No me extraña —murmuró su tía, observando la camisa—. Le han puesto almidón y el almidón te ha dado alergia desde siempre.

—¿En serio?

—Quítate esa camisa, Darien Chiba. Puedes llevar la que traías puesta. Al fin y al cabo, también es blanca. Nadie se dará cuenta.

—¿Cómo que es un hombre? —preguntó Sammy.

—Yo cometí el mismo error, no te preocupes —suspiró Darien, mientras se ponía la otra camisa—. Taiki Kou es un travestí... o, más bien, se viste de mujer de vez en cuando. Es un tipo estupendo. Gracias a él, Zafiro Nemesis pasará mucho tiempo en la cárcel.

—¿Sigues queriendo ligar con la morena? —rió Mamoru.

—No te preocupes —intervino Luna, tomando a Sammy por la cintura—.

En cuanto termine la boda, te haré una taza de mi café jamaicano especial.

Los tres Chiba se miraron unos a otros, muertos de risa.

Antes de salir, Madame Luna miró a sus sobrinos.

—Ah, se me olvidaba. En Nueva Orleans he aprendido un nuevo uso para los posos del café.

—¿Y qué vas a predecir ahora, tormentas? — rió Darien.

—No, —sonrió ella—. El número de
hijos.


FIN

☆☆☆☆☆▪☆▪☆▪▪☆▪☆☆☆☆☆☆

Hoy si hemos llegado al final de esta trilogía, espero que lo hayan disfrutando tanto como yo. Pronto estaré publicado otras historias.

Mientras tanto espero que disfrute de la adaptación de la historia titulada: Medidas Desesperadas de la autora Brenda Harlen, que ya se encuentra disponible en mi perfil.

MEDIDAS DESESPERADAS

Darien Shields había vuelto a la ciudad y la única persona a la que no le alegraba su regreso era su exmujer, Serena Tsukino

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Darien Shields había vuelto a la ciudad y la única persona a la que no le alegraba su regreso era su exmujer, Serena Tsukino. Ella sólo quería enterarse de cuándo se marchaba de nuevo, porque era lo que siempre hacía aquel hombre. Y esperaba que se fuera antes de que pudiera descubrir el secreto que llevaba cinco años ocultando... a su hija, Rini.

EL ULTIMO SOLTERO (Café Romeo Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora