Darien Chiba le picaba todo el cuerpo. La bodas ni eran lo suyo, pero nunca antes le avía salido eczema. Una reacción muy inusual..... pero claro aquella boda era muy inusual. Una boda doble para ser exactos. Y los novios eran sus hermanos.
Desgraciadamente, el padrino, él, seguía en el aparcamiento, sentado frente al volante del Mustang rojo 65, poniéndose un pomada de color rosa en el torso y los brazos, que tenía cubiertas de manchitas rojas.
Suspirando Darien se limpió las manos con el trapo que guardaba bajo el asiento y se abrocho la camisa. Afortunadamente, su problema quedaba ocultó por el esmoquin. Tenía sarpullido en el cuello, detrás de la oreja, pero mientras no se rascase, nadie se daría cuenta.
-Aunque le picaba y mucho
-Sus hermanos siempre le estaban tomándole el pelo por su aversión al matrimonio y no quería que supieran lo de la alergia para evitar "bromitas" pero aquello era absurdo.
-Sería comprensible que la novia y el novio sufriera todo tipo de calamidades en el último momento, ¿pero el padrino?. Era ridículo.
-O quizá no. Endymion y Mamoru estaban a punto de cometer el mayor error de sus vidas... Aunque, si era sincero, debía reconocer que Serenity y Usagi, sus respectivas cuñadas le caían bien. Eran dos chicas estupendas y entendia perfectamente que sus hermanos se hubieran enamorado como palomos.
-No, la culpable de todo aquello era la tía Luna, o Madame Luna, como era conocida entre los clientes del Café Romeo. Madame Luna era una casamentera empedernida. Una antigua adivinadora de la feria, ahora leía el futuro romántico de sus clientes en los posos del café.
-Y sus pobres hermanos había caído en la trampa. Dos hombres serios que no creía en las habilidades adivinatorias de su tía hasta que fue demasiado tarde...
-Darien se arregló la corbata. Había llegado la hora de entrar a la iglesia. Para él, la marcha nupcial de Mendelssohn era como una marcha fúnebre. Lo era en cierta forma, porque marcaba el final de la libertad de un hombre.
-Resultaba difícil creer que seis semanas atrás, Endymion y Mamoru ni siquiera conocían a sus prometidas. Y ahora estaban a punto de jurarles amor eterno... Darien sintió un escalofrío.
-Porque él era el siguiente en la lista de Madame Luna.
-Ella no quería admitirlo, pero Darien la conocía bien. Sabía que, secretamente, había confiscado su taza de café, junto con las de sus hermanos. Y pensaba que lo tenía agarrado por el cuello. Pues se equivocaba.
Él no pensaba sucumbir a sus planes de boda. Incluso había pedido el traslado a Cleveland, Ohio. Trabajaba como investigador de seguros para una gran empresa y, afortunadamente, había tantos fraudes en Cleveland como en St. Louis. No le gustaba dejar su ciudad, pero en momentos desesperados hacen falta medidas desesperadas.
-Nadie lo necesitaba ya en St. Louis. Además, Endymion y Mamoru siempre habían solucionado cualquier crisis familiar apartándolo a codazos si intentaba ayudar... Tenía veintiséis años, pero seguían tratándolo como si fuera un crío. ¡Ni siquiera le habían confiado las alianzas para la boda!
-La boda.
-Darien miró su reloj.
-Maldita sea!
-Lo último que deseaba era llegar tarde a la boda. Iba a ponerse la chaqueta del esmoquin cuando...
El chirrido de unas ruedas hizo que levantara la mirada, justo a tiempo para ver una furgoneta negra saliendo del aparcamiento a toda velocidad. La puerta de su coche se abrió entones y una mujer se sentó en el asiento del pasajero.
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EL ULTIMO SOLTERO (Café Romeo Libro 3)
Roman d'amourDarien Chiba era un guapísimo vividor que adoraba a las mujeres bellas, al menos por un par de noches. pero por muy tentadora que resultaba la guapísima Serena Lovett, no está dispuesto a arriesgarse. La Maquinaciones de su tía ya había conseguido q...