Sexto suspiro

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Sexto suspiro:

Una transfusión de sangre no es un proceso complicado. Básicamente inyectan un tubo en una de las venas del braso y pasan sangre de una bolsa al interior del cuerpo. Es fácil y suele durar entre una y cuatro horas en las que debes mantenerte recostado y sin realizar muchos movimientos. Ya le han hecho esto tanto a Jacob que sé exactamente como funciona, así como él está tan acostumbrado que ya ni siquiera se inmuta ante el pinchazo de la aguja, o a la extraña sensación de que sangre de un extraño se esté mezclando con la suya. Él solo está recostado en su camilla, como si nada estuviera pasando.

Como si esto fuera completamente normal en su vida, porque lo es.

—Vendré cada tanto para revisar tu presión arterial —le informa la enfermera Mc'Callum, arreglando las almohadas en su cama. Ume, Alek y yo estamos en la habitación. Jacob se aburre en cada transfusión, así que vinimos a hacerle compañía —. Nada de movimientos bruscos, lo sabes. Estaré afuera.

—¿Qué harás mientras tanto? —pregunta Jacob con aire burlón. Se acerca una broma —. ¿Buscarás tu escoba y darás un paseo? ¿Irás a recolectar almas en pena?

Glenda lo observa con sus ojos entrecerrados, él le sonríe con diversión. Ver interactuar a Jacob y a la enfermera Mc'Callum es un espectáculo. Siempre hay bromas por parte de mi amigo que consiguen sacarla de quicio, pero aún así ella se las devuelve. Es una relación muy extraña, donde abunda una especie de odio bastante divertido.

—Si fuera una bruja, ya los habría transformado en cucarachas a todos ustedes —bufa ella.

—¿Cucarachas? Que poco original, enfermera Mc'Callum —Jacob niega con la cabeza —. Creí que eligirías algo más tétrico.

—Pensé en convertirlos en monstruos, pero sería una perdida de tiempo. Se verían igual a como se ven ahora.

Jacob ríe ante su comentario, encantado de tener una contrincante tan difícil y respondona como Glenda Mc'Callum. Ella hala su cabello en reproche, consiguiendo que él suelte una queja inmediata.

—Dije que nada de movimientos bruscos, monstruo.

—Solo me reí, bruja.

—Nada de movimientos bruscos y punto.

Se da la vuelta y se retira, cerrando la puerta tras ella. Glenda Mc'Callum es casi tan mandona como Killian, pero se irrita con mucha más facilidad que él. No sé como le guarda paciencia a Jacob, él se ha convertido en su enemigo número uno desde que llegó al hospital. Es más, creo que él la ha hecho envejecer más años de los que tiene y aún así le devuelve los insultos. Si no fuera casi una doctora, juro que le tendría respeto.

Con Glenda fuera, Ume se sube a la camilla y se coloca junto a Jacob. Le sonríe con dulzura y él le devuelve la sonrisa antes de besar su frente. La relación que ellos comparten es muy similar a la que yo comparto con Maggie, solo que a su manera porque nuestras personalidades son muy distintas. En resumen, Jacob ve a Ume como una hermanita a la que debe proteger y Ume lo ve a él como un hermano mayor para el que siempre va a estar. Es por eso que a ella que le duele pensar que él puede sentir dolor en este momento.

—Te he dicho que no me duele, Ume —le asegura él, casi leyendo sus pensamientos —. Juro que ya no lo siento. Me han hecho tantas transfusiones de sangre que creo que tengo el código genético de la mitad de la población de Detroit nadando en mis venas.

—No creo que así funcione —digo, levantando brevemente mi vista del cuaderno en el que ahora estoy escribiendo. Él se encoge de hombros en la camilla.

—Sería jodidamente genial si así fuera. Podría ser mil personas a la vez, todas diferentes...

Todas, menos Jacob...Son las palabras que sé que evitó pronunciar, pero apostaría todo lo que tengo a que las pensó.

Cuatro veces hasta luego || P.E 0.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora