La niña de las historias [en proceso]

El ladrón de almas

Él me dijo que
sería capaz de
amarme cuando
hubiese extraído la
última gota de
mi esencia.

Aquel acto no podía ser completado, por el mero hecho de que no podía extraer lo que no había adquirido en mi forma terrenal. Ya que lo que era, lo era porque así había sido desde la eternidad, podría afirmar que mi personalidad existía mucho antes de la creación de los valles y de los cielos.
Quizás, incluso, mi personalidad sea realmente un fragmento de un comenta o el polvo de una estrella.

-No se puede hacer algo como eso.-revele cargando mi impotencia, nunca esperaría clemencia del hombre al que amaba.
En él no existía tal cosa.

El rey de las serpiente reflexionó en silencio, retirándose a sus aposentos internos por unos segundos, como tratando de encontrar una parte de mí que no le fuese inservible.
A excepción de mi cuerpo, claro, todo le era inútil.
Él había despojado mi piel de mi inocencia, haciendo destrozos con mi nombre y no había nada en mi que no le instará el deseo de extrangularme hasta que mi piel se tornará morada.

Dado que le apasionaba todo tipo de sufrimiento humano o animal.

Él abrió sus cinco ojos de reptil repletos de ira, sin esperar sus pupilas se dedicaron a relamer con la mirada el centro de mi garganta, donde mi agitada alma aguardaba a la sentencia del sanguinario.

Me cubrí la vista con las palmas antes de que una mano me apretara el cuello.

-Borra lo que no es de mi agrado Fernanda, tan fácil como eso, déjame llevarmelo por ti.-insistió y al ver que no me prestaba a reclinarme en su lecho para suplicar su perdón optó por acabar liberando a sus serpientes.

No hubo ninguna que no se enroscará en cada centímetro de mi carne. Se removieron por sobre mi cuerpo con caricias gélidas y húmedas, sus reptiles eran coloridos. En simbolismo de sus palabras, tan decorosas y letales.

Sus labios siguieron liberando a aquellos animales en todas las proporciones pensables.

-No me arrancaré el alma, ni perderé el espíritu por una noche más entre tus tejidos.-renegué.-He sido una doncella del viento, una flor en la extinción y una mariposa en la calamidad, deseo mantenerme como todo lo que fui antes de entrar en tus aposentos.

Y como una ladrona corrí entre la maleza en búsqueda de mi libertad.
Yo ya estoy muerta, por misericordia de la tierra.

05/09/20
Sí, el texto tiene toda la influencia de la canción. Hoy he estado oyendola en repetición y no dejo de imaginarme a un hombre con rasgos de serpientes moviéndose en mis adentros. En este texto resumí algo que me pasó durante mucho, ame a alguien que me pedía incansablemente que dejará de ser yo y aquello era imposible.

Otra cosa jeje vengo a contarles que ya tengo escrita la estructura del capitulo III solo falta que corrija el estilo de la redacción y todo listo.
Se despide, Fer.
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