Capítulo 13.

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Sálvame. Yibo

Realmente no se cuanto tiempo llevaba de esta forma, en algún momento desperté en una tormentosa pesadilla, escuchaba voces, pasos, movimientos, pero no lograba ver nada. En un punto de mi desesperación lo comprendí, estaba en coma, Zhan venia cada noche y se iba al empezar la mañana, se recostaba a mi lado y acariciaba el dorso de mi mano susurrando que por favor abriera los ojos, y de verdad quería hacerlo, de verdad quería abrir los ojos, hablarle y decir que todo estaba bien. Mucho mas cuando lo escuchaba sollozara a mi lado y sentía como sus cálidas lágrimas caían mojando mi hombro o mi rostro. Me desesperaba no poder hacer nada, pero por mas que intentaba mi cuerpo no respondía, era como si hubiese perdido todo el control de el.

Zhan cada noche me contaba todo lo que pasaba a mi alrededor, todo lo que hacía, todo lo que había logrado en ese tiempo y parte de mi sentía mi pecho inflarse en orgullo, me sentía calmado y era en esos momentos que por unos segundos podría jurar que mi cuerpo intentaba reaccionar. Pero supongo que es tan normal que todo de mi reaccione a el. Sentir su vibrante esencia en mi, sus caricias, esos fugaces besos en mi mejilla derecha y las continuas caricias en mi cabello cada vez que llegaba a contarme algo. Me hacia sentir que no era tan malo estar así. Zhan se volvía cada segundo mas vital para mi existencia y era eso lo único que necesitaba para salir de esa oscuridad.

Fue una noche en que lloro tan amargamente que pude reaccionar. Zhan había llegado y se había acostado a mi lado como los últimos meses, hundió su cabeza en mi y se apego tanto que podía oír su corazón latiendo rápidamente, pero de repente, un gemido ahogado salió de su garganta alarmándome, no se que tanto tuvo que contenerse para que sonara de esa forma, tampoco supe que fue realmente lo qué pasó esa noche, fue el único día que no me contó nada, lloro de tal forma aferrándose a mi, su cuerpo temblaba y fallaba en cada mero intento de parar, recuerdo que lo sentí sentarse en la camilla, se inclino hacia mi y beso mi frente, paso sus brazos por debajo de mi cuello y mientras se escondía entre el susurro muy suavemente, —vuelve a mi Yibo—. Hipo un par de veces y volvió a hablar, —tienes que volver—. Sentí como sus delgados brazos se separaron de mi y podía sentir su mirada aun sin verlo. Tomo mi mano entre las suyas y beso mis nudillos manteniendo sus labios en ellos el tiempo suficiente para que un par de lágrimas reventaran en mi mano, —¿cuanto tiempo mas vas a torturarme así?, ¿por qué no despiertas?, si estas molesto puedes decírmelo, puedes regañarme, incluso terminar conmigo, pero despierta—. Dijo volviendo a quebrar en llanto, —estúpido niñato si no despiertas juro que no volveré a verte—. Dijo entre un llanto demasiado infantil para su amenaza, pero me dolía de tal manera escucharlo que sentí demasiada presión en mi corazón y rogué con todas mis fuerzas poder abrir los ojos, —no es verdad, no dejaré de verte, pero despierta por favor, cumpliré 30 y seré un solterón por tu culpa, luego no te quejes si me ves con alguien mas—. Termino diciendo mientras apoyaba su cabeza en mi pecho y acariciaba mi mano con demasiado cariño, quedándose de esa forma hasta dormirse. No se que hora era cuando desperté del coma, pero se que me quede muchas horas viéndole, contando cada una de sus pestañas. Dormía pacíficamente sobre mi pecho enrollando sus brazos sobre mi de tal forma que no dejaba espacio para moverme, su boca quedaba levemente abierta y un hilo de saliva salía de ella mojando mi bata. Me perdí en el pequeño lunar bajo sus labios y entraron en mi unas ganas enormes de acariciarlo. Mordió levemente su labio dormido mostrando esas dos grandes y tiernas paletas, no pude evitar la sonrisa en mi rostro, me sentía tan en calma, tan en paz. Levante mi mano lentamente y pase la yema de mis dedos lo mas delicadamente posible por sus labios tratando de tocar aquellos dos grandes conejos. Sus labios eran suaves, esponjosos y cada segundo un deseo enorme de probarlos recorría mi mente. Tan ensimismado estaba que no me di cuenta de que dos par de hermosos ojos me miraban sorprendidos llenándose de lágrimas. No dijimos palabras, el me miró mientras traicioneras lágrimas recorrían sus mejillas, levante las manos quitándolas y él sonrió tan grande que sentí mi pecho inflarse. Paso sus manos por debajo de mi cuello y se apego fuertemente a mi, —volviste a mi, por fin volviste a mi Yibo—. Una sonrisa apareció en mi rostro sintiéndome cálido y reconfortado, bese su hombro y solo dije que si en un suave susurro. Lo separe lentamente de mi escuchando sus protestas, acaricie sus mejillas y sonreí diciéndole, —ya no tienes que estar con otro, porque para eso me tienes a mí—. Me miro y su tonalidad blanca se volvió totalmente roja. Intento decir algo pero cuando sus palabras amenazaron en salir, pase mi mano por su nuca afirmando con fuerza su cuello y lo jale hacia mi juntando nuestros labios, lo mire sin separarnos y el tampoco dio indicios de querer hacerlo, lamí su labio inferior pidiendo permiso y el lentamente abrió su boca dándome total acceso a explorar su interior, vi como lentamente cerraba sus ojos dejándose llevar, poso sus manos en mi pecho apegándose mucho mas y lentamente siguió el ritmo del beso. Fue el aire el culpable de separarnos, su cara era arte, sus mejillas sonrosadas, sus ojos adormilados y una sonrisa casi inocente que me dedicaba inconsciente. Junte nuestras frentes deslizando mi mano por su hombro lentamente hasta llegar a su mano y entrelazarlas, —Xiao Zhan, tu no eres mío, te perteneces solo a ti, pero si quieres elegir a alguien, por favor elígeme a mí—. El rio y me miro fijamente a los ojos acariciando mi mejilla en un gesto tan intimo que me hizo vibrar, —aun si tuviese mil opciones mas, el único que podría robar mi corazón de tal forma, eres tu Wang Yibo—. Me dedico una sonrisa tan cálida que derritió mi corazón y por primera vez en la vida sentí una cálida oleada abrazando con fuerza mi alma, juntando uno a uno los pedazos de mi tortuosa vida. Xiao Zhan, un hombre 3 años mayor que yo, totalmente diferente a mi en todos los sentidos. Fue el único capaz de cocer cada pieza de mi, las junto una por uno y las llenaba de vibrantes colores y por primera vez sentí que la vida valía la pena vivirla, que todo lo que pase durante mis 26 años, quedaba totalmente saldado con esa preciosa sonrisa. Era mágico, correcto, era el, el único capaz de salvarme, el único que me completaba. Xiao Zhan era el único capaz de hacerme volver cuando sentía que no tenia sentido seguir y el único dándome un motivo para ser feliz por primera vez.

 Xiao Zhan era el único capaz de hacerme volver cuando sentía que no tenia sentido seguir y el único dándome un motivo para ser feliz por primera vez

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Bueno mis criaturas bellas, aquí les dejo el ultimo que prometí hoy.
Siento muchísimo la demora, frente a mi casa hubo un accidente en la tarde y tiraron un poste de luz, por lo que me tuve que venir a casa de mis padres y aquí el internet es terrible, el día de hoy fue una travesía para esta escritora 😂.
*Mis bellas criaturas, el coma de Yibo será explicado en el capítulo próximo. Cualquier otra duda me la hacen saber para dejarla detallada en el próximo capítulo . 💖

Sin mas que decir, los dejo disfrutar. Nos seguimos leyendo.
Att. Sagiittae.

Al color del alma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora