Capítulo 02.

1.1K 213 45
                                    


Hermoso color gris. Zhan.

Hacía frío esa mañana; las sábanas se enrollaban a mi piel, como queriendo atraparme e impedir que llevara a cabo mi rutina diaria. O, al menos, esa fue mi excusa para llegar 10 minutos tarde a la cita con el contratista de mi padre. Hace unos días, el CEO de la empresa ha estado actuando de manera extraña. Sé que siempre me ha odiado y le indigna que sea el dueño de todo, pero últimamente su arrogancia es demasiada. Decidí investigarle y descubrí que quiere comprar unos cuantos edificios rurales fuera del centro de la ciudad para expandir SECURITI-Z, lo cual no es nada malo. Sin embargo, mi padre ya había rechazado el proyecto, y eso sí es malo.

Creo entender un poco la posición del CEO; mi padre puede ser seco y cerrado en su forma de ver las cosas. Estoy seguro de que si le permitiera al CEO expresarse un poco más, podría hacer un gran trabajo y beneficiar a la empresa. Pero era obvio que mi padre jamás permitiría que SECURITI-Z se mezclara con... bueno, gente como la que vive en ese lugar. Aunque estoy en desacuerdo con la horrible forma en que mi padre trata a la gente menos privilegiada, batallar con él es un caso perdido, por lo que me limito a esperar. Ahora estoy aquí, en medio de un barrio que da escalofríos, con el contratista de mi padre y a punto de llevar a cabo mi más grande locura: ¡compraré estos edificios! Sé que es una locura, mi padre estará furioso, pero por más mal que me caiga ese viejo huraño del CEO, no puedo negar que su idea es brillante. Estoy a un año de tener que tomar el control de la empresa y debo velar por su futuro y por el de todos los trabajadores allí, aunque eso me cueste una larga charla con papá.

De verdad hacía frío esa mañana, y las gotas de lluvia que empezaron a caer apenas salimos del centro de la ciudad hacían parecer ese lugar como otra dimensión. Ya llegando, solo tenía que seguir con lo planeado, firmaría con los vendedores y el resto lo manejaría el abogado. Solo tenía que dar presencia y volver a casa, a esa cálida y reconfortante cama.

Debí estar demasiado dormido para no verlo hasta que me tiró con un fuerte golpe. Estaba parado esperando afuera a los vendedores, que incluso se dignaron a llegar mucho más tarde que yo. Miraba mi celular y di dos pequeños pasos hacia la puerta de entrada cuando un fuerte golpe me tiró al suelo. Levanté lentamente la mirada y lo vi, era jodidamente apuesto. Si no fuera por la expresión de terror en sus ojos y porque no se demoró más de 5 segundos en salir corriendo, lo habría atrapado sin pensarlo. No me crean loco, no ando atrapando chicos guapos por la vida, para nada. Solo que él... lo vi, vi su color, aunque eso causó más angustia que felicidad en mi pecho. Era un opaco gris que casi confundí con esa chaqueta desgastada que se pegaba a su cuerpo por la lluvia. Me sentí inquieto y angustiado, pero también intrigado y curioso. Me levanté cuando el frío me despertó del sueño en que ese chico me dejó. Cuando levanté la mirada, vi a tres hombres que reconocí al instante. Bueno, no a ellos, sino a su insignia, S-XION, la compañía rival de mi padre y la cual siempre ha querido firmar una unión con nosotros. También es la única opinión en la que concordamos, una empresa para nada legal; se sabe que la mitad de sus empleados son parte de pagos por deudores, en pocas palabras, tráfico humano. Y no es porque sea mi empresa, pero en SECURITI-Z nos caracterizamos por nuestro buen trabajo y honrado trayecto.

Los miré por unos segundos hasta que me di cuenta de que buscaban a alguien, y podía apostar todo a que era a mi guapo chico de gris. Suspiré resignado a lo que estaba a punto de hacer y me dirigí rápidamente a ellos. Cuando estaba a punto de alcanzarlos, vi cómo aquel chico se desplomaba en el suelo a una calle de donde estábamos. Me apuré rápidamente y me deshice de esos mastodontes con esteroides de nuestro rival. Por más que sea un omega, soy el dueño de la franquicia más grande de seguridad en China y si ellos querían seguir vivos, más vale obedecer y desaparecer. Me quedé mirándolos hasta que se perdieron de mi vista totalmente. Luego miré hacia mi chico y vi que estaba sentado contra la pared de un local. Aun desde esa distancia, vi el horrible estado en que se encontraba y sentí mi pecho oprimirse. Sonará tonto, pero crecí con historias de mi destinado, de cómo nuestras almas se harían una y formarían un color único. Crecí esperando conocer a este chico, y hoy que lo tenía a tan pocos metros de mí, lo vi en ese estado y tuve que hacer un gran esfuerzo por no llorar. Corrí rápidamente hacia él, me miró pestañeando fuertemente intentando verme, pero se notaba que solo divagaba en ese momento. Balbuceó incoherencias unos segundos y terminó por desplomarse completamente.

Al color del alma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora