Introducción

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-Entonces... ¿Cuál será el modelo del vehículo?- preguntó mi jefe en la sala de reuniones -Te he dado varias semanas para que lo pensaras, es el momento de mostrarlo-

-Está bien, de todos modos no me convence del todo- le aclaré y saqué mi PDA -Ya te lo envié por PDChat, puedes abrirlo de manera rápida-

El hombre repitió mi acción, sacando el pequeño rectángulo, que gracias a que presionó un botón incrustado en él, se abrió su pantalla de cristal azul y junto con ella el programa de chats, donde el modelo 3D había sido enviado. Al analizarlo, su expresión fue mas bien positiva, así que me sentí bastante contento.

-¡Es genial!- Exclamó felicitándome -Ya mismo la enviaré a los constructores, es un muy buen trabajo. ¿Le has puesto nombre?-

-No todavía, no me inspiré lo suficiente- Le expliqué -Eso será trabajo de usted-

-Ya lo pensaré. Puedes ir a almorzar, has trabajado mucho hoy- Me ordenó yéndose

Salí de la habitación tranquilo, contento por la hazaña que había alcanzado, en busca de algo de comer como forma de festejo. Sin embargo, al caminar por el pasillo solo volvía a mi aburrida y triste vida en la Aurora, la increíble y enorme nave de Alterra. Cada día pasado ahí dentro era más pesado y monótono. Habían pasado dos años de viaje, y todavía quedaban unos cuantos para llegar al Brazo Ariadna, al borde de la vía láctea; donde construiríamos una puerta de fase. Tiempo atrás, yo participé en ese proyecto, que conectaría en lo que algunos veían como un "portal" a gran escala, la puerta de fase, a la tierra, para viajar en segundos fuera de nuestra galaxia. Sonaba impresionante, sí... Pero para mí, habiendo estado tanto tiempo en una nave sin un sentido o entretenimiento más que el ajedrez, casi sin amigos... Era, bueno... Un sacrificio, que me costaría años de mi vida y me separaría de mi familia.

Sabía que la nave pararía en un planeta alienígena, para hacer una investigación, sin embargo debido a mi puesto como tripulante no tenía que hacer más que esperar, o si quería tomar un poco de aire salir a explorar quizás. No estaba seguro de que nos fueran a permitir eso. 

Según rumores, una nave de la compañía, como la llamaban, La Degasi, había enviado un mensaje en pedido de rescate. La Degasi terminó en el planeta después de sufrir un accidente durante una misión de exploración, experimentó problemas técnicos que la llevaron a estrellarse en el planeta, por lo que no se supo nada de su tripulación, Paul Torgal, Marguerit Maida y Bart Torgal, quienes dependían del rescate de la Aurora. Nunca me había cruzado con ellos, pero empaticé con su situación: Estaban en un planeta desconocido, con pocos suministros y sin forma de volver... Debería ser desesperante, eso seguro.

Debía ponerme a pensar en mis próximos proyectos si quería ayudar y ser productivo, pero con el tiempo que tenía, ¿qué más daba?

Simplemente comí mi almuerzo y me dirigí a mi habitación, en busca de paz. La gente hacía las cosas tan desesperada, como si hubiera algún apuro. Algo hacía que aquél día, todos los tripulantes estuvieran más alterados que de costumbre. Estaba seguro de que algo pasaba, en los rostros de la gente había un dejo de preocupación, que más que un dejo, los había tomado por completo. Me acerqué a un hombre con el que nunca había hablado, y me puse frente a él. Me miró con desesperación.

-¿Está pasando algo?- le pregunté

Sin embargo, rápidamente me enteré de la respuesta. La alarma de la Aurora se activó, alarmándome a mí y más aún todas las cientos de personas que la habitaban

-Toda la tripulación a la bahía de capsulas salvavidas- Ordenó la voz del capitán -La integridad de la nave disminuye debido a perdidas en los motores traseros

Empecé a correr apurado y lleno de miedo, pasaba por puertas y chocaba con personas en mi misma situación. En un abrir y cerrar de ojos dejé mi pequeña habitación atrás, la que había sido mi hogar por tantos meses de viaje hacia el brazo Ariadna. Llegué después de un rato, recorriendo pasillos y curvas laberínticas a la inmensa sala, observé todas las cápsulas salvavidas con atención, pequeños círculos aplastados y con salvavidas naranjas inflados por debajo, que aparentaban tener lugar para unas 5 personas. Al contarlas, noté que habían solo 25 de estas, por esa misma razón avancé con rapidez, me subí a una capsula y cerré la compuerta de esta.

-Lanzamiento programado en segundos... Destino: "4546B"- Explicó una voz femenina de tono robótico -Lanzamiento será en 3... 2... 1...-

La capsula se desprendió de la nave junto a las otras 24. La fuerte velocidad me empezó a subir, dejando de estar en contacto con el asiento, pero rápidamente me abroché el cinturón y con la esperanza baja cerré los ojos. Algunas de las capsulas se rompieron por el efecto de la velocidad, otras, simplemente no alcanzaron a salir, por lo que la explosión destruyó toda su superficie junto con sus habitantes. Otras en cambio al atravesar la atmosfera se empezaron a desquebrajar para luego hundirse y quedar en las sombras. Escuché explosiones, gritos, nada podía ser peor. Miré por la pequeña ventana de el techo y vi a la Aurora, la nave en la que había vivido por 2 años explotar en la secuencia más fuerte que había vivido nunca. El sonido retumbó con fuerza enorme, el humo, fuero y las piezas llenaron el cielo, y cayó como barrilete sin viento a estrellarse con el mar... me sentí terrible. Comencé a pensar... ¿y si esos eran mis últimos minutos de vida, y si no volvería a ver a mi familia?

Un fragmento de la pared que escondía un cableado se desprendió lentamente y salió volando al techo, rebotó contra las paredes, y en un fuerte golpe... Me dejó inconsciente. En mi último pensamiento vi a la persona que más quería... Vi a mi hijo...

-Subnautica- Una Aventura MarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora