X. ¿Creías estar confundida? Ahora lo estás más

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Despertó en un lugar de blancas paredes, sola. Se oían ruidos típicos de las ciudades; Autos, bocinas, maquinas. Desagradable. Trató de moverse, pero sintió como si miles de flechas atravesaran su pecho y soltó un grito ahogado.

–Despertó... –Era la voz de Dago.

–Agh... –Cerró los ojos con fuerza esperando a quienes entrarían a verla. Dago y un doctor, supuso.

–¿Estás mejor? –Preguntó con cierto alivio en su voz.

–Si... Pero ¿qué pasó? ¿Dónde está Ethan?

–Él está bien, tú tranquila. –Suspiro cansado. –Sobre lo que pasó, lo hablaremos después.

Anika tomó su celular que estaba en el velador y reviso si tenía mensajes. Había de Cheryl, Alisa, Kira y un número desconocido. Eran cosas como "¿Estás bien?", "Recupérate pronto" y "Espero que estés bien", respondió a todos con un "Gracias" o "Bien". Menos al número desconocido, el cual también estaba enterado de su llegada a la clínica.

–¿Quién eres? –Espero una respuesta que llegó segundos después.

–¿Quién crees? Neon. Me encontré con tu amiga pequeñita y me dijo que estabas en la clínica.

Esa fue Cheryl. Le dejó el visto a Neon, estaba realmente cansada y no tenía ánimos para hablar con nadie. Dago se acercó y se sentó a su lado, mientras le hacía cariño en el cabello.

–Dago... –Él le sonrió amablemente.

–Tranquila preciosa, está todo bien. –Anika lo miró extrañada.

–¿Preciosa? –Dago se sonrojó, demostrando que lo había dicho sin pensar.

–Sí, preciosa. –Reafirmó mientras se levantaba. –Voy a ver a Ethan ahora. Aunque preferiría quedarme acá.

Cruzó la puerta, y le médico que hasta ahora había estado en silencio, caminó hacia Anika sin decir una palabra. Comenzó a hacer exámenes y cosas así. Ella odiaba eso. Lo odiaba. Para su suerte, Dago no tardó en volver, pero el médico no lo dejó acercarse a ella, así que Dago se apoyó en una pared, esperando. Tocaron la puerta y luego entro una chica -una enfermera- con una bandeja. ¿Era tan tarde? Anika miró la hora en su celular... Las seis y media de la tarde. Estuvo como seis horas dormida, seis horas desde eso. Ethan y ella estaban en la clínica, y Dago, estaba completamente bien.

–Señorita Vanderheat, desean verla. Sin embargo, no dijo su nombre, aunque insiste en entrar.

–Que entre. –Tenía una idea de quién podía ser.

–¿Cómo estás? –Preguntó el Conejo entrando, exactamente como ella imaginaba.

–Bien, ¿Qué haces aquí? –Cada vez entendía menos como no cuestionaban sus ropas victorianas, podrían tomarlo como una broma. Por lo menos ella no lo dejaría entrar así a una clínica.

–Vine a verte –Dijo obvio. –No desees cosas que te pongan en peligro.

–Pero ya estoy en peligro. Siempre.

–Realmente su recuperación ha sido asombrosa, a pesar de que el accidente fue en la mañana, su cuerpo no presenta mayores daños. Aún así deberá quedarse hasta mañana, sólo por seguridad. –Interrumpió el médico.

–Está bien. –Dijo intentando no sonar sorprendida. – ¿Y qué pasa con Ethan?

–Oh, no. Él debe quedarse más tiempo.

Hubo un silencio incómodo, al nivel de que el Conejo se despidió y se fue fugazmente, aunque de seguro tenía cosas que hacer, fue extraño. Dago en algún minuto se había quedado dormido en el sillón de la habitación, así que Anika se había dedicado a mandar mensajes por celular.

Deseos de Muerte [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora