XI. ¿Era necesario?

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Su celular volvió a sonar como milésima vez en el día, pero ella sólo lo volteó. No había querido quitarle el sonido, por si era alguien más, y una parte muy pequeña la hacía sentir importante. Estúpidamente, se había encerrado en su pieza hace unos días, saliendo en momento en los que sabía con certeza que Dago no estaba o estaba dormido. No tenía intenciones de contestar su celular, pero sí de recibir llamadas y mensajes, la hacía recordar porque se había encerrado. Se pasaba jugando, ya fuese en el computador o alguna consola, quería salir de casa, pero no podía evitar ver a Dago si se iba. Anika tampoco estaba muriendo de hambre, pero sí de exageración, la comida aparecía siempre frente a su puerta, él la dejaba y luego se iba. Comenzaba a entender porque la creían odiosa, era exagerada y extremista.

De hecho, Ethan ya había vuelto a casa, pero no se dignó a bajar a saludarlo, ni siquiera a abrirle la puerta, y él tampoco volvió a subir, su estado no se lo permitía.

–Hey, Anika –dijo Dago mientras tocaba la puerta suavemente –. Te buscan.

Se notaba que estaba cansado de la situación, pero no parecía triste en lo absoluto. Y era porque no lo estaba.

–No quiero, sólo déjame.

–¡No seas niña, por Dios!

–No lo soy, sólo tengo cosas que hacer. Estoy ocupada. Mucho.

Escuchó unos pasos subir las escaleras y se tiró hacía atrás en la cama, hundiendo la cara en una de las almohadas, y no pasó nada de tiempo para que la puerta sonase otra vez. ¿Acaso eran sordos? Que parte de un "no" no entendían. Sí, eran sordos, y ella una gran mentirosa.

–Adelante, la almohada que probablemente llegue a su cara es cortesía de Dago.

La puerta se abrió y la almohada ya estaba volando por la pieza hasta la puerta.

–¿Te di? Dime que sí.

–Lo siento, pero no –al escuchar la voz, Anika se levantó de golpe.

–¿Neon? Esto es raro –esperaba al Conejo, o incluso a Cheryl, pero luego recordó que esta última la había abandonado por una playa.

–Claro, hace días que te llamo, ¿perdiste el celular?

–No, ahí está –apuntó a su velador –. ¿Ves? Está sonando.

–Bien, casi se me ocurre regalarte uno. Soy demasiado amable, ¿no crees?

–Bonito chiste, lástima que no sea así –suspiró con una sonrisa a medias –. Como sea, ¿Qué te trae por acá?

–Pensé que te había sucedido algo. Recibí esto.

Le extendió una carta, y ella se preocupó inmediatamente, pensando que él también estaba en el juego ahora. Pero apenas la leyó, sintió el alivio recorrer su cuerpo. Al fondo de la carta encontró un pasaje para Neon.

"Angsia los espera, delincuentes que se encuentran allí tienen información importante. Tú nos ayudas y nosotros a ti. No pierdan el tiempo"

–Oh, tengo la misma. ¿Vienes? –preguntó sabiendo que la respuesta era obviamente un sí.

–Al parecer, pero no entiendo por qué.

–Yo igual voy. Miren –Dago mostro la carta y el pasaje que le correspondía.

–Genial –dijo sarcásticamente –. Estoy segura de que en cualquier momento llama el Conejo diciendo que también va, con esos poderes psíquicos que tiene, como no. No es turismo, por si no lo sabían.

Su celular sonó de modo extraño, como acostumbraba cuando se trataba de alguien que era parte de esta porquería. Inmediatamente Anika se golpeó la frente con la palma de su mano. Levanto el celular con desgana.

Deseos de Muerte [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora