VII. Fantasía pura

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El sonido paró instantes después, Anika había dejado la pistola caer y se había tapado los oídos. No sabía que pensar, estaba aterrada, y solo un poco después notó que había cometido un grave error, ¿Realmente había matado a alguien? Fue corriendo donde se supone estaría el muerto, arrepentida. Se sentó a su lado y reviso si seguía vivo, por suerte sí.

–Yo... yo... ¡perdón! – casi estallo a llorar–. ¡Llamaré a una ambulancia!

–No... – su voz estaba muy débil–. Anika, está bien...

– ¿Cómo sabes mi nombre? – Apuntó con su celular a la cara de él–. ¡Mierda! ¡Conejo! ¿Estás bien?

–Si... ¿Podrías llevarme a casa? – Anika solo asintió, el pánico se estaba apoderando de ella, incluyendo lágrimas.

Recogió el arma y la guardo, luego se acercó al Conejo y lo ayudo a levantarse, mientras él se apoyaba en los hombros de Anika, era difícil, ya que ella era mucho más pequeña que él. La casa d él debía estar a unos diez minutos, no era tan lejos.

El Conejo se tiró en el sillón, respirando con dificultad. La bala le había llegado a las costillas, podría haber muerto. Con un esfuerzo, saco una carta de su bolsillo y se la entregó a Anika, ¿En qué momento llego esa carta ahí? Se escuchó un ruido cerca de la puerta, volteó y vio una sombra.

–Tsk, me vieron.

– ¡Espera!

La sombra salió corriendo, solo pudo distinguir que era una chica. Cerró la puerta y volvió donde el Conejo, quien estaba cada vez más débil.

–Hey... ¿necesitas algo?

–Ni siquiera deberías preguntar. – su voz sonaba cada vez peor.

–Está bien, iré a buscar algo.

Subió corriendo al primer piso, ya sabía dónde estaban los medicamentos y esas cosas. Encontró la caja y volvió rápido donde él, lo miró avergonzada, pero no tenía opción.

–Quítate la polera– le dedicó una sonrisa picarona a Anika. – ¡Solo hazlo!

–Como quieras, niña tonta.

Anika solo sabía un poco sobre medicina o cuidados básicos, de hecho, no sabía prácticamente nada, solo lo que su madre le enseñó, pero lo intentó. Obligó al Conejo a sentarse y cuando se sacó la polera, uso la misma para parar el sangrado, visto que no habían vendajes, rompió un trozo de su propio poleron y con ese amarro la otra para mantenerla en el lugar de la herida. Notó que ahora no tendría ni idea de que usaría él ahora. Como no sabía dónde él tenía las poleras y no quería empezar a buscar entre todas las cosas y dejar un desorden, optó por coger una frazada que había allí cerca. Pero no era como si realmente pudiese dejarlo sin polera. Así que empezó a buscar entre los cajones de la cómoda, encontrando cosas que no quería ver, que en realidad solo era ropa interior, pero Anika es demasiado vergonzosa. Y en el último cajón de la cómoda había una caja, a pesar de no querer husmear demasiado, se vio tentada a abrir la pequeña caja. Lo que encontró en ella fueron solo fotos, fotos de ella, del Conejo, de Neon, una chica como ella, pero mayor, Allek, Cheryl y entre otras. Quedo confundida con esto, pero no se sorprendió como lo hubiese hecho en un principio. Cerró la caja y fue a ver el armario, donde debería haber revisado desde un principio, y ahí, estaban todas las poleras y camisas colgadas, junto con otras cosas.

Deseos de Muerte [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora