29. Un estornudo y tres problemas

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A la mañana siguiente, Gohan despertó desde muy temprano con sus energías totalmente renovadas y sintiendo una extraña sensación de libertad. Ahora sabía que estaba enamorado de Lime, solo había algo que lo inquietaba, ¿Lime también estaba enamorada de él? La buscó con la mirada y la halló acostada dentro de su saco de dormir, envuelta en la manta que el le había dado.

Se levantó y fue a buscar algo para desayunar, estaba seguro que su amiga despertaría con mucha hambre. En su camino por el bosque se encontró con el Gran Dragón, que estaba comiendo una pedazo de carne chamuscado. La criatura al ver a su amigo dejó en el olvido su comida y se acercó dando saltos hasta el semisaiyajin. Gohan acarició gentilmente su hocico y le indicó que lo acompañara.

Al cabo de unos 20 minutos, Gohan y el Gran Dragón ya iban de regreso al sitio donde habían pasado la noche para encontrarse con Lime. Ella seguía dormida, aquello le pareció un poco extraño al chico puesto que, su amiga siempre era la primera en despertar. Sin embargo, decidió aprovechar el tiempo para cocinar la comida que había conseguido, era una rodaja enorme de carne con un hueso en el centro. Pronto el delicioso aroma que salía de aquel trozo de carne inundó las fosas nasales de todos los presentes, incluyendo a Lime quien poco a poco fue despertando de su plácido sueño.

— Huele delicioso — dijo ella mientras se sentaba y frotaba perezosamente sus ojos.

— Buenos días, dormilona — saludó Gohan con una inmensa sonrisa. Se encontraba cerca de la fogata cuidando que la carne no se quemara.

Lime se acercó lentamente a su amigo y se hincó justo a lado, ligeramente nerviosa por la conversación que habían tenido la noche anterior, Gohan le había confesado que estaba enamorado, pero ¿de quién? ¿Seria acaso que Gohan estaba enamorado de ella? No quería hacerse falsas ilusiones y, por consiguiente, no estaba segura de que hacer o que decir en ese momento. Por fortuna el semisaiyajin fue quien se encargó de romper con aquel momento tan tenso para ella, pues en cuanto estuvo junto a él, éste la rodeó con un brazo y depositó un tierno beso en su coronilla.

— Estoy llena de barro, no hagas eso — dijo Lime entre risas.

— Eso no me importa, solo es tierra — respondió Gohan regalándole una genuina sonrisa. — ¿tienes hambre? — preguntó retirando la gran rodaja de carne del fuego.

— Mucha — respondió Lime.

Ambos se dedicaron a comer para después ponerse en marcha nuevamente, el Gran Dragón, no compartió la comida con ellos ya que él había estado cazando durante la noche.

— Gohan, estaba delicioso ¿qué era? — preguntó Lime mientras limpiaba con el dorso de su mano los restos de comida que habían quedado alrededor de su boca.

— Era carne de dinosaurio — respondió el aludido con una enorme sonrisa — es muy nutritiva y te mantiene con energías durante un largo tiempo — explicó, sin darse cuenta de como el rostro de su amiga se transformaba en una mueca que parecía una mezcla de sorpresa, miedo y asco.

— ¿Eso quiere decir que hay dinosaurios aquí? — preguntó Lime, mirando cautelosamente a su alrededor.

— No, descuida. Fui a la isla en donde solía entrenar con el señor Piccoro, allí me encontré con mi amigo y tomé otra porción de su cola, ya está muy pequeña, supongo que está será la última vez que le quité un trozo — respondió Gohan con gran naturalidad, como si fuera lo más común del mundo.

— Dime, ¿qué otras cosas locas haré contigo? — exclamó la chica observando a su amigo con incredulidad.

El semisaiyajin se encogió de hombros, aunque para él todo lo que habían hecho hasta ahora era normal, entendía que para su amiga eran cosas que nunca antes había vivido por lo cual se admiraba ante todo.

En su ausencia || Dragón Ball ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora