Capítulo 5: Caso

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Conan

—¡Chicos, se lo pedí prestado a una enfermera! Así no se perderán de na... ¡Oh, ya se arreglaron! —dice Agasa viendo nuestros dedos entrelazados acostados uno junto al otro.

—Usted qué cree, profesor... —dije viendo como empezaba a conectar el televisor.

—Ahora que lo pienso, Shinichi... ¿por qué usaste una bicicleta, no tenías la patineta turbo? —me preguntó curiosa Ai.

—¿Eh? Ahh, es que golpeé la patineta sin querer y dejó de funcionar, tuve que buscar otro recurso. —le expliqué jugando con sus dedos sin prestar atención a lo que hacía Agasa.

—Que lastima, todavía tenías todo el día para que funcionara y se te daña. —dijo riéndose un poco, debido a las cosquillas que le provocaba.

—Ahora que lo pienso esas bombas son exactamente lo contrario al Skateboard, ya saben, como funciona con la energía solar, no funciona después de que se esconde el sol. —dijo Agasa siguiendo su atención con el televisor.

El sol... sus palabras me hicieron detener mis manos, por lo que obtuve una mirada curiosa de Shiho.

—¿Shinichi? —me llamó.

—¡Lo tengo! —solté de la nada. —¡Profesor, pásame el teléfono!

El profesor aún sorprendido me pasó el móvil, de inmediato llamé a Megure, apretando un poco la mano de Shiho que aún me miraba curiosa, antes de soltarla y tomar la pajarita.

Lastimosamente necesito mis dos manos para esto.

—Inspector Megure. Soy Kudo. —dije una vez contestó.

—¡Oh, Kudo-kun! ¡Estaba esperando tu llamada! —me recibió Megure emocionado.

—¡El profesor Agasa ya me explicó todo! —dije antes aclarando cualquier duda de cómo sé lo que está pasando. —¡Las bombas no están "debajo de los asientos", "sobre los estantes" o "debajo de los trenes"! ¡"Están entre los rieles"!

—¿Entre los rieles?

—¡Las bombas están programadas para detonar después de más o menos una docena de segundos de oscuridad! Cuando el tren pasa, los vagones bloquean la luz solar por unos segundos.

—¡Ya lo entiendo! —murmuró Shiho. —Suponiendo que un vagón mide 20 metros; 10 vagones son 200 metros de largo, avanzando a 60 km/h, son 16.7 metros por segundo, en otras palabras, ¡toma aproximadamente 12 segundos avanzar 200 metros!

—¿Eh? ¿Quién es? —preguntó Megure.

—Mi compañera de casos, luego se la presento. —dije dejando de lado a Shiho y lo extraño es que no se dieran cuenta de su voz, pero bueno habla como niña cerca de ellos y como adulta cuando solo estamos Agasa y yo. —¡En ese tiempo que tarda para que el tren pase completamente, es el límite para que las bombas no exploten! ¡Así que mueva los trenes a otras líneas de inmediato! ¡No hay peligro en detenerlos, siempre y cuando no estén sobre las vías de la Línea Circular! —terminé de explicar antes de cortar.

—Así que... ¿una compañera de casos, que luego presentaras? —preguntó Ai con una sonrisa divertida al ver que ya colgué.

—¿Quién sabe? Siempre hay emergencias, ¿no? —le seguí el juego.

—¡Ya veo! —siguió hablando en su tono divertido, su sonrisa se borró al ver mi expresión seria. —¿Qué pasa, Shinichi?

—Si hay cualquier emergencia puedes llamar a Megure directamente, ¿vale? —le sugerí.

Peligro en el rascacielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora