-3- Cocina

6.2K 518 317
                                    

T/N

Me retorcía en mi cama, rogando poder dormir, pero simplemente mi mente no podía relajarse, ni siquiera para sobrevivir al duro día de clases que me tocaba por la mañana.

- ¿Vas a irte? -resoplé-.

Aquellos ojos brillantes se afinaron.

- ¿Esperas que ignore que estás ahí? Necesito dormir -.

Sonreí, me estaba volviendo paranoica haber hecho un trato con un demonio, incluso me sentía atormentada por un gatito en la ventana.

La luz del sol entró por la ventana y asustó al gatito, y aunque el gatito se había ido, algo en el fondo me hacía creer que su mirada no era lo único que me vigiló durante la noche.

Tomé un baño y busqué ropa, al terminar de arreglarme bajé a la cocina, solo llevaría una manzana y tomaría jugo, el hambre no era mi mayor preocupación.

En lugar de encontrar la cocina vacía, di un salto al ver a aquel demonio que invoqué, recargado en la isla de la cocina, junto a un plato que nunca había visto en casa, pero que humeaba de calor.

- ¿Qué es esto..? -pregunté con sorpresa-.

- Oh... estaba aburrido -se encogió de hombros- Y me tomé la libertad de traer un poco de mi preparación culinaria de hoy -señaló el plato con orgullo-.

Me quede en silencio, no quería verme ridícula ahí parada en la entrada a la cocina, asi que me acerqué a la isla, frente a él, siendo solo distanciados por esa mesa pequeña.

Ese plato de... lo que sea que fuera, se veía delicioso.

- ¿Harás algo interesante hoy? -me preguntó de la nada, parecía desinteresado-.

- Debo ir a clases, de hecho ya es tarde, debería irme ya -dije mientras me alejaba de la cocina-.

- ¿Acaso no desayunaras? No querrás morir antes de pedirme ese favor -me habló de manera juguetona y sádica-.

Sonaba amenazante. Chasqueó los dedos y aquel plato desapareció, frente a mí apareció un recipiente lleno de lo que deduje era el contenido de aquel plato.

Me dio el almuerzo...

- Gracias... -agradecí sin creer ese gesto-.

Salí rápido, para no hacer un silencio incómodo. En el camino pensaba un millón de cosas, pero lo que más hacia ruido en mi cabeza era el porque ese demonio me había tratado así.

[...]

Cuando llegué todo era normal, mi clase era la de siempre, un poco de normalidad me hacía sentir aliviada.

- ¡Hola chicos! -grité en dirección a una mesa-.

- ¡Peque! -exclamó la chica sentada en esa mesa-.

- Finalmente llegas, tenemos una hora libre -esta vez habló el chico sentado a su lado-.

Ver sus rostros después de varios días de vacaciones me emocionaba, éramos el típico trío de amigos, inseparables desde niños.

Rodolfo era la voz de la razón aquí, siempre estaba leyendo algún libro interesante, usualmente no habla mucho, su estatura alta le hacía ver imponente frente a otros chicos de la clase.

Ashley por otro lado, era poco más alta que yo, pero baja para Rodolfo, guapa y con una personalidad seria, sin embargo, era tan dulce como las fresas.

- Tardaste demasiado, pensé que tu abuela ya te había sacrificado al diablo o algo asi -dijo rodolfo mientras se levantaba y me entregaba un cuaderno con apuntes míos-.

Cuando estas cerca (AlastorxTN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora