-4- Primeras señales

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T/N

El señor demonio, Alastor, resultó ser más amigable de lo que aparenta, sentía algo de culpa por mis prejuicios hacia los entes demoníacos.

Verlo cocinar con tanta pasión era hipnotizador, movía las ollas con precisión, como un arte.

- Asombroso -susurré con emoción-.

Sirvió el desayuno con elegancia, al parecer casi nunca estaba ocupado, pues pasaba aquí un buen rato al día.

Incluso había pasado una semana desde el inicio del trato, me desesperaba no tener noticias o instrucciones, por lo que di largas y esquivé sus preguntas sobre el favor que pediría.

El calendario apuntaba que era sábado, mientras desayunaba y escuchaba al señor Alastor hablar y hablar sobre el procedimiento del desayuno, el teléfono sonó.

Aquel tono seguía siendo el mismo, mamá y yo nunca lo cambiamos, por lo que escucharlo sonar me traía malos recuerdos y escalofríos. Pero me levanté a contestar, no sin notar que el señor Alastor miraba con repulsión la televisión de la sala.

- Residencia Asherley ¿Qué desea? -.

Miré de reojo al señor Alastor, que pareció reaccionar ante el apellido.

- Querida ¿Ha funcionado? -habló una mujer anciana en el teléfono- ¿Quedó algo de lo que te presté? -.

Es ella.

- Bueno, si quedaron algunas cosas, sobre lo otro... -dudé si decir la verdad-.

- Ya me contarás, ven y tráeme lo que sobró, y me contarás qué tal salió el plan -decidió con entusiasmo, luego colgó-.

Dejé el teléfono en su sitio, voltee a ver al señor Alastor, luego a la bolsa con los materiales que usé para invocarlo, en un mueble de la sala.

- Yo... tengo que salir -anuncié y subí corriendo a mi habitación-.

Busqué ropa, algo adecuado para el caluroso día de afuera, una vez lista, bajé rápidamente las escaleras.

- No tan de prisa, dulzura -escuché al señor Alastor-.

Me detuve de inmediato.

- Disculpe, pero debo hacer un mandado rápido, volveré tan pronto como pueda -le expliqué con nervios-.

- No puedo permitir que una joven salga sola, el mundo cada vez es más errático y malévolo -le levantó de la mesa y caminó hacia mí-.

- Estoy acostumbrada, volveré antes de que oscurezca -sonreí aún más nerviosa-.

Pareció no escucharme, chasqueó los dedos y un humo verde apareció en el suelo bajo él, se extendió hacia arriba, cubriéndolo completamente, una vez despejado, el señor Alastor había desaparecido, en su lugar se encontraba un joven poco mayor a mí, de cabello castaño y ojos cafés, alto y delgado.

- ¿Qué fue... eso? -pregunté con sorpresa-.

- Oh solo un pequeño truco temporal, nada especial -respondió aquel joven, por su tono de voz distinguí que era el señor Alastor-.

- ¿Cómo hizo eso? Quiero decir, es asombroso pero ¿Cómo? -solté con demasiadas preguntas en la cabeza-.

No negaría que era muy atractivo, su sonrisa más humana era encantadora, y su porte era único, pero no debía olvidar que estaba tratando con un demonio.

- Soy un ser poderoso, dulzura -me miró con una sonrisa orgullosa- Soy capaz de hacer... muchas cosas -.

Aún estaba confundida, intrigada por saber hasta qué punto llegaba ese poder que presumía, y que demostraba con esa ilusión de un ser humano.

Cuando estas cerca (AlastorxTN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora