9. Me Importas

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Samantha sentía que le faltaba el aire, no podía casi ni respirar, se atragantaba con su propia saliva, su cuerpo estaba inmóvil en la cama, no lo podía mover, no podía ni hablar, hasta que sus padres la escucharon toser muchas veces seguidas y entraron alarmados a su habitación, serían las doce de la noche más o menos.

- Hija, ¿estas bien? - dice su madre preocupada acercándose a ella

Samantha no respondió, no podía. Su padre se dio cuenta de la situación y rápidamente llamó a una ambulancia.



Pasaron unas horas y Samantha abrió los ojos. Nada más abrirlos se encontró a su madre mirándola preocupada, y en una habitación que no reconocía.

- Mama, ¿donde estoy? - dice removiéndose en la cama y mirando por todos los lados

- Estamos en el hospital cariño - le acaricia la mano

- ¿Y que hago aquí? - Samantha no se acordaba de nada

- Has tenido un ataque te ansiedad anoche, y te trajimos al hospital, hoy ya es el día siguiente - su madre le hablaba relajadamente, como los enfermeros le habían dicho que le tenía que hablar.

Samantha cerró los ojos intentando recordar todo lo que había pasado ayer, e imágenes borrosas pasaban por su cabeza.

Las clases.

La apuesta.

Flavio.

La lluvia.

Su cama.

Ansiedad.

Después de ir recordando todo, le empezó a doler la cabeza muchísimo, tanto que le dieron ganas de seguir durmiendo, así que eso hizo.

Una hora después se despertó otra vez, y esta vez ya no tenía sueño.

- ¿Cuanto tiempo me voy a quedar aquí? - le pregunto a su madre

- Los enfermeros creen que hasta por la tarde casi noche, avise a Anaju de que no irías a clase, para que le dijera a los profesores.

- Vale - asintió.



Y casi al otro lado de la ciudad estaba un Flavio llegando a clase, que no podía dejar de pensar lo que había pasado el día anterior, y en que haría cuando la viese hoy en clase.

Flavio no estaba al tanto de la situación en la que estaba Samantha ahora mismo así que cruzo el pasillo con la esperanza de poder verla, pero como era de esperar no estaba.

Pasaron las clases y Flavio ya se estaba preocupando, al principio pensó que quizás podría llegar tarde, pero las clases terminaron y Samantha ni se presentó.

- Anaju - le para Flavio - ¿Tu sabes por qué no ha venido Samantha?

- Si lo se, ¿para que lo quieres saber, para volver a jugar con sus sentimientos? - Anaju estaba un poco enfadada con el y es que ella sabía todo porque su mejor amiga se lo contó.

- Escúchame - le pide Flavio - yo en ningún momento he querido jugar con sus sentimientos, ella no se merece eso.

- ¿Y entonces por qué lo hiciste? ¿Que me dices de la apuesta?

- La apuesta la hice el primer día sin conocerla - dice desesperado - te juro que cuando nos liamos, ni me acorde de esa maldita apuesta, a mi... - hace una pausa - a mi me gusta, ya está ya lo he dicho, samantha me gusta - Anaju se sorprendió con lo último que dijo el chico, y es que puede que Flavio si tuviera razón, al fin y al cabo se estaba preocupando por ella.

- A Samantha le ha dado un ataque de ansiedad - suelta Anaju

- ¿Que? ¿Como que... ansiedad? - dice aún más preocupado - ¿pero está bien?

- Si, ella ahora mismo está bien, ¿desde cuando te preocupas tú por la gente? - pregunta

- Desde que me importa - responde sincero

- A ver, pero una cosa que no entiendo, ¿Samantha sabe lo que de verdad era la apuesta esa?

- No, no me quiso escuchar - dice triste y Anaju ríe - no te rías a mi no me hace gracia

- Samantha es muy cabezota

- Lo es, lo es - esta vez Flavio si rio un poco



Anaju y Flavio iban de camino al hospital en el coche del chofer de Flavio.

- ¿Que crees que hará cuando me vea? - pregunta el chico

- Pues no se - ríe - ahora mismo te odia

- Lo se - suspira - espero que me quiera escuchar, no me gusta estar mal con ella

- Te escuchará, solo tienes que darle tiempo - Flavio asiente y siguen el camino en silencio hasta que llegan al hospital.

La de recepción les dice el número de habitación y en que piso es, y suben a la primera planta, y nada más subir ven a los padres de Samantha afuera de la habitación.

- Uy, que agradable sorpresa, Flavio y Anaju - dice la madre de Samantha cuando ve que los dos jóvenes se acercan.

- Hola - dicen los dos a la vez

- Hay un médico haciéndole unas pruebas a Samantha, en unos minutos se podrá entrar, uno después del otro mejor.

- Vale, ¿vas tú primero? - le dice Flavio a Anaju y ella asiente.

Pasaron unos minutos y la morena ya había entrado a la habitación de Samantha, hablando de todo y de nada, solo unos diez minutos.

- Bueno ahora va a entrar alguien, y por favor escúchale todo lo que te tiene que decir - dijo su amiga y Samantha se extraño, hasta que vio como Flavio asomaba y Anaju se iba dejando a los dos solos en aquella habitación.

- Hola - dice Flavio tímido, Samantha no respondió y se quedaron un rato en silencio, Flavio estaba esperando la respuesta de la chica pero nunca llegó así que corto él el silencio - ¿no vas a decir nada?

- Estoy esperando a que digas todo lo que me tienes que decir - dijo

- Samantha yo... - no sabía ni por donde empezar - he sido un idiota contigo, perdon de verdad, no te mereces esto, yo solo quiero decirte que cada día que pasa me voy dando cuenta de lo mucho que me arrepiento de haber hecho esa apuesta, eso lo hice cuando ni te conocía, fue el primer día de clase que nos cruzamos, pero a medida que iba pasando el tiempo me iba dando cuenta de lo mucho que me gustas, entiendo que me odies, me lo merezco por haber sido así.

A Samantha esas palabras le llegaron al alma, solo el hecho de que se presentara allí cuando el día anterior le había dicho siete mil veces que le odiaba ya le hacía saber el tipo de persona que es Flavio.

Ella hizo un gesto para que el chico e acercara a ella, estiró los brazos, le abrazo y así se quedaron unos minutos, has que se separaron.

- Perdon yo por ser tan tonta, y no querer escucharte, no entiendo como te sigues preocupando por mi después de haberte dicho todo eso ayer

- Lo hago porque me importas - le vuelve a abrazar.

- ¿Entonces, estamos bien? - pregunta Samantha

- Nunca me ha gustado alguien como me gustas tú - sonríe mirándole a los ojos - por eso quiero hacer las cosas bien, quiero que lo nuestro funcione, y para que funcione lo mejor es ir poco a poco.

- Me parece bien - sonríe - se que nunca has tenido algo serio con alguien, y yo también quiero que funcione.

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Lo apuesto todo al amor ~ Flamantha ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora