7- Intentémoslo

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Amanecía, los rayos de sol ingresando sin permiso en mi cuarto, trayéndome a la realidad, a un nuevo día. Esperaba despertar sola, como ocurría comúnmente, sin embargo, este hombre me sorprendía de formas insospechadas.

No pude evitar sonreír al perfilar su barbilla, y provocar cierto cosquilleo que lo hizo hacer una mueca. Eran las 6 de la mañana, pensé en Lara, la pobre seguramente había pasado la noche en vela en el hospital. Hacía frío, me acurruqué más cerca de su cuerpo, mientras esto durara lo aprovecharía, Eric no era un tipo que se quedara atado a una mujer por mucho tiempo, por ello, no podía dejar pasar esta oportunidad.

Sus manos me envolvieron y me acercaron a su pecho.

- Buenos días, princesa – su voz adormilada era como un regalo del cielo

- No me llames así

- ¿Por qué? ¿no lo eres acaso?

- No, no lo soy

- ¿Y quién eres?

- Sería más bien como la mala del cuento

Acomodó mis cabellos, y llevó sus labios a recorrer mi piel

- No, eres una princesa, y te lo voy a demostrar

- Las princesas son buenas

- En eso te equivocas, conozca a algunas que son muy traviesas...

Sonreí ante el comentario mientras pasaba sutilmente su erección sobre mi pierna, mostrándome lo que le provocaba. Tomé su hombría y comencé a masturbarlo.

- Espera

- No, es mi turno, quiero verte, no dejes de mirarme, no voy a perderme una mueca tuya cuando te vengas en mis manos

No estaba acostumbrado a recibir una orden, el dominio era algo que debía tener todo el tiempo, la afirmación llena de dudas me mostró quien era en realidad Eric Marcus. No importaba, nada importaba, porque mientras me permitiera estar entre sus brazos le mostraría un nuevo mundo en cuanto al sexo. Mi mano recorrió toda la extensión mientras él se frotaba contra mí. Se vino cinco minutos después, el semen derramándose entre mis dedos, cálido, suave, único, como el hombre que tenía aferrado a mí.

- Buenos días para ti también... mi príncipe- rio estruendosamente, la carcajada sonando en el minúsculo departamento

- Será mejor que vamos a la ducha, realmente apestamos

Jamás un baño se sintió tan reconfortante, tan colmado de sensaciones mágicas. Replanteándome cada concepto que tenía del sexo, de los hombres, de la vida, del amor...

- Eres pequeña – pronunció mientras el agua caliente caía sobre ambos

- No lo soy, tú eres enorme...

- Palabras que nunca le molestan a un hombre – era un idiota, y lo peor de todo es que me hacía reír con cada una de sus bromas.

- Será mejor que me apresure, no quiero llegar tarde el primer día de trabajo

- Despreocúpate, lo harás bien – ahí estaba de nuevo, ni siquiera podría decir que se trataba del mismo hombre, su amabilidad, sosegando mis temores, nada tenía que ver con el de anoche, con el de hacía sólo minutos atrás – debo irme, hay reunión en la empresa, nuestro querido David Tolman tiene que decirnos algo importante...

Se alejó de mí, el frío tomando lugar, agarró la toalla y salió de la ducha sin decir palabra. Lo seguí, porque tenía esperanzas, porque anhelaba que ese hombre fuera diferente...

- Tanya...

- ¿Sí?

- En verdad me gustaría salir contigo, ¿quieres intentarlo?

Y, teniéndolo allí, secando su piel, destilando ternura, entendí cada palabra de Lara y todas sus cursilerías acerca del amor... 





Cuando les decía que era lo que me gusta de este personaje es que se pone a la par de Eric. No es cohibida, es muy diferente a Janet y Lara (si han leído los libros anteriores) 

😉😉😉😉😉🔥🔥🔥🔥

Tanya - SAGA APASIONADAS (Romance +18) Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora