12- Retos

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- Eric no, tranquilo – es fácil decirlo, pero cuando un magnífico hombre se empuja contra ti en la mesada de tu lugar de trabajo la voluntad huye despavorida

- Vamos, princesa ¿qué te pasa hoy? ¿dónde está tu sentido de la aventura?

- Vamos a tu departamento, por favor, no aquí

- ¿Y por qué no?

- Por qué le prometí a James que no profanaríamos su cocina que, al parecer, es una especie de Santo Grial

- ¡Vamos!, como si James no trajera a sus chicas aquí

- ¿Alguna vez le conociste una novia? - indagué sorprendida

- Bueno, no realmente, pero siempre me ha hablado de distintas chicas, las tiene a montones, al menos es lo que alardea constantemente – mentiras, puras mentiras y el tonto de Eric se había creído cada una de ellas

Los besos en la nuca se volvieron más intensos, estaba urgido de tenerme, ¿para qué mentir?, ni siquiera podría haber llegado a su departamento.

Di media vuelta y apoyé mis manos en sus pectorales, comenzando a desabotonar la camisa color borravino.

- Me gusta este color, hace resaltar tus ojos – él sólo asintió y sus manos me recorrieron, quitándome el delantal y elevando mi falda, dejando a la vista la diminuta tanga color negro.

Besé su torso, el sabor intenso mezclado con un suave aroma a maderas. Tomó mi rostro y acunó mis mejillas para dejar un lametón en mi boca y asaltarla violentamente. Mis dedos recorrieron su abdomen y fueron al cinturón el cual desabroché a toda prisa llevando el pantalón al piso, acción que mi amante aprovechó para quitárselo junto con las medias y los zapatos. Arrastró sus labios hacia abajo, abriendo mi camisa para luego desabrochar el brasier con una sola mano. Se puso en cuclillas, dejando besos muy cortos sobre mi estómago y volvió a la cima, degustando mis pezones, mordiéndolos, jalándolos dulcemente

Sujeté su rostro y lo hice besarme nuevamente, nunca tendría suficiente de esos labios, nunca supe si a él le sucedía lo mismo en torno a mí. Me giró apoyando mi torso sobre la gran isla que había en la cocina, el calor abrumador del lugar después de que todos los hornos habían estado encendidos por horas, era insoportable, era exquisito. Barrió con su boca desde mis nalgas hasta mi nuca haciendo que mi columna vertebral se llenara de pequeños golpes eléctricos. Me unió más a su torso apretando mis senos los cuales entraban perfectamente en sus manos. Su hombría dura sobre mi culo. Su mano descendió hacia la prenda y tiró suavemente de elástico. Lancé un pequeño gemido necesitado.

- ¿Lista para divertirte princesa?

- Más que nunca – susurré girando mi cabeza y encontrándome con su boca.

Sus dedos me torturaban yendo desde el clítoris al ano, acariciando el pequeño y estrecho orificio rosado. Era extraño, por algún motivo, Eric sentía que pedir lo que deseaba lo cohibía. Sin embargo, yo sabía lo que deseaba, porque también había comenzado a tenerlo en mi mente. No era casualidad que su dedo hiciera el mismo recorrido y se detuviera allí.

- ¿Quieres hacerlo?

- ¿No es obvio? - respondió entre divertido y excitado

- No me refiero a eso, genio. Me pregunto si quieres hacerlo...por atrás...

Eric tragó saliva, su hombría endureciéndose aún más

Tanya - SAGA APASIONADAS (Romance +18) Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora