Recuerdo el día en el que el mundo se detuvo, para mi fueron meses, tal vez fueron años, pero mi cerebro aún no alcanza a procesarlo.
Ese día le grite, no era nada raro viniendo de mí. Caminábamos por la plaza comercial y el tomo mi mano de sorpresa, cuatro años de relación y cinco de casados, y aún sentía mi cuerpo vibrar por cualquier pequeño toque de sus manos así que aleje con un poco de tosquedad mi mano.
-¡Kongpop!- mi grito salió sin pensarlo, Kongpop me miró con sorpresa y en seguida caí en mi realidad, tome su mano con rapidez y me disculpé de inmediato.
-solo me tomaste por sorpresa- dije susurrante con la cabeza agachada, el tomo mi barbilla y me dedicó una de esas hermosas sonrisas que hacen que tu corazón se caliente seguido a eso plantó un suave beso en mis labios y retomamos nuestro camino.
Aún me sorprende lo rápido que la vida te enseña lecciones, la velocidad con la que puede cambiar tu vida es sólo un respiro, aunque no estoy seguro si me dio tiempo para eso siquiera.
Cuando la tierra dejó de girar todo paro junto con ella, excepto él, lo vi irse lentamente mientras salía de su cuerpo, odiaba ese dichoso don, nunca lo había odiado tanto como esa vez.
La primera vez que lo noté fue en la muerte de mi bisabuela, la muerte esperaba por ella y supe que no pasaría la noche, recuerdo que le pedí a aquella sombra en su cabeza que se la llevará sin dolor por que ella era una muy buena mujer, unas pocas horas más tarde ella murió.
Kongpop y yo salimos con pasos lentos y una gran sonrisa en el rostro, la cita había sido maravillosa como todas las demás.
Nos dirigimos entre risas a nuestro auto, Kongpop dejó las compras en el asiento trasero sin soltar mi mano y en eso un hombre se acercó a nosotros, Kongpop se alertó de inmediato y me colocó detrás de él de forma protectora.
-dame las llaves y cállate- había dicho el hombre mientras cargaba el arma, sin dudar Kongpop le dio las llaves mientras que con su brazo me ocultaba más, el hombre tomó las llaves y un estruendo se escuchó, después de eso todo se volvió lento.
Recuerdo que kong comenzó a caer de forma lenta ante mis ojos y mi reacción fue atraparlo, sus manos agarraban fuertemente su costado derecho, automáticamente moví mi mano a las suyas y se llenó de sangre de manera inmediata, me tensé.
Recuerdo gritar de forma desesperada y una gran cantidad de gente rodeándonos, su mano sangrada tomó mi mejilla y me dedico una de esas sonrisas muy suyas, de esas que le aseguraban a mi corazón que todo estaría bien. Lo que no sabía él era que en ese instante mi mundo cayó en mil pedazos. Sus ojos estaban clavados en los míos y yo solo podía ver como aquella sombra se formaba justo arriba de su cabeza.
Gritaba y gritaba, por primera vez le pedí a aquella sombra que no se llevará a alguien, lo quería conmigo, Kongpop me miró.
-No tengas miedo...- dijo
Y todo se acabó, su mano cayó sin fuerza y pude ver como su alma se desprendía, grité hasta desgarrar mi garganta, mi pecho ardía y el mundo dejó de girar.
Todavía recuerdo sus manos en mi piel, sus labios sobre los míos, su fuerte pecho sobre el mío, hay días donde me despierto con la sensación de sus piernas enredadas con las mías.
-... Arthit... Te amo-
Eso estaba en mi cabeza, su voz sonaba en el silencio de la casa y me hacía enloquecer, me tiré al suelo y sostuve con fuerza mi cabeza mientras jalaba mis cabellos lo más fuerte que podía.Recuerdo la conversación con la madre de Kongpop.
- me prometiste cuidarlo- baje la cabeza, la verdad no estaba prestando atención, la escena se repetía una y otra vez en mi cabeza - ¡Dijiste que tu lo cuidarías!- grito su madre.
-lo siento...- dije antes de dar la vuelta y sentarme en la silla más cercana a la caja, mis manos temblaban y mi pecho dolía, me sorprendía que siguiera respirando porque todo mi cuerpo no parecía funcionar como debía.
Recuerdo que no me dejaron velarlo en nuestra casa, recuerdo que tuve que firmar muchos papeles y la decisión final era mía.
- no planeó ir a la casa de la persona que mató a mi hijo- se escuchó la voz de la madre de Kongpop y mi corazón se hizo trizas, sabía que si la madre de Kongpop no iba al funeral nadie de su familia lo haría, así que con pesar puse la dirección de la casa de los padres de mi esposo y comencé a llorar a gritos.
Recuerdo que el padre de Kongpop corrió a abrazarme mientras el también lloraba.
Recuerdo haber peleado con la madre de Kongpop.
-¡Kongpop no pertenece Aquí!- grite en cuanto llegó la caja y la instalaron, sabía que Kongpop hubiera preferido estar en nuestra casa en sus últimos días terrenales pero estaba en la casa de sus padres.
- el que no pertenece aquí eres tú- dijo con severidad la señora y con fuerza me saco de su casa.
Recuerdo pasar toda esa noche en vela rezando por el alma de mi esposo al llegar a casa, el cansancio no parecía aplicar más a mi cuerpo.
Recuerdo presentarme a su entierro, ese día me arregle como si fuera a una gran fiesta, a Kongpop le encantaba verme de esa manera, recuerdo haberme puesto una tela en la cara para tapar un poco mi dolor.
Recuerdo los murmullos de la familia de Kongpop al verme llegar y no recuerdo las palabras de la madre de Kongpop ya que me seguí sin prestarle atención.
Recuerdo llegar a un lado de la caja donde Estaba mi amado y agacharme a darle un beso antes de que esta fuera bajada y recuerdo haber lanzado el hermoso ramo de flores que traía conmigo antes de aventar el primer puñado de tierra.
-Cuando te encuentre en mi otra vida... Te prometo no ser un hombre ordinario, te prometo nunca dejarte de amar y te prometo encontrarte donde sea que estés... Sólo prométeme que siempre serás tú.-
Todo mi discurso lo dije en voz alta para que todos fueran testigos de mi promesa.
Recuerdo quedarme con la mirada perdida en aquel hoyo que estaba siendo llenado por tierra, aquel hoyo donde Estaría el cuerpo de la persona que más ame, que más amo y que más amaré.
Aún No me deja de sorprender lo rápido que la vida acaba, mi vida acabó con ese estruendoso sonido sin necesidad de abandonar este mundo terrenal, mi vida se fue junto con la de él y sin siquiera esperarlo.
Ya todo había acabado, no recuerdo ni siquiera donde estoy, sólo recuerdo aquella promesa que cumpliré cueste lo que cueste.
Toda mi vida te estuve buscando sin saber lo que buscaba.
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Soundtrack peraya.
Fiksi PenggemarEsta serán historias aleatorias de Arthit y Kongpop. Y regularmente de Krist y Singto