VI

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*Este capítulo esta narrado desde la perspectiva de Amelia. Solo contiene algunos de los momentos que ya pasaron en los anteriores capítulos.

Faltaban pocas semanas para empezar la cosecha en el pueblo, pese a eso debía seguir esforzándome en el granero. Cepillaba el pelaje de Max cuando sentí una mirada sobre mí. Era demasiado temprano para el pueblo, simplemente lo ignoré.

Al concluir fui a mi lugar, aquel pequeño bosque verde que encontré hacía años atrás. Para despejarme un poco de todo aquel trabajo, el día anterior había discutido con mi madre por el tema de siempre: mi padre. No quería encontrarla en el desayuno así que en el camino tomé dos manzanas, una para Max y la otra para mí.

Sentí algo húmedo en mi mejilla, no paraba y abrí rápido mis ojos; mi caballo lamía mi cara. Al apartarlo concluí en algo, me dormí y el sol brillaba demasiado; miré la hora en el reloj de mi móvil. Mierda, llego tarde al granero. No era la primera vez que ocurría, así que monté sobre Max para salir como bala de mi espacio. Las hojas provocaban una leve brisa sobre mí, haciendo que la arenilla del suelo se levantara a cada paso que el caballo daba.

**

Habíamos terminado el turno de la mañana en el granero, regresábamos para firmar el tramo y ya solo faltaban las entregas. Bajé de la camioneta para relajar un poco mis piernas, me acomodé el sombrero cuando vi a una chica rubia caer al suelo junto a una caja. Caminé rápido para ayudarla, recogía las verduras para meterlas de vuelta a la caja. - Hola, ¿te ayudo? - Unos ojos grandes me miraron, sus cabellos rubios caían por su rostro. Me coloqué a su altura para poder ayudarla.

- ¡Ay! Sí, por favor - Se apresuró a decir para enfocar la vista en las verduras.

- No hay de que, ¿eres nueva por aquí? - La chica era muy guapa, sus mejillas tomaban un poco de color y no sabía si podía ser por el sol.

- Pues algo así - levantó su rostro para clavar sus ojos en mí y sentía que me iba a perder en ellos - por cierto, bonito sombrero - lo señaló.

- Gracias - sonreí para segundos después ver como sus labios también se curvaban. - Nunca te he visto por el pueblo.

- Ya, porque recién llegué, aunque crecí aquí - me levanté y le cedí mi mano para ayudarla a que lo hiciera. Se sacudió su ropa.

- Soy Amelia - me presenté y esperaba escuchar su nombre. Sin embargo, la voz de Sebas interrumpió.

- Aemlia, los chicos ya firmaron, faltas tú y volvemos - iba a responder cuando volvió a hablar - ¡Pitufa! - vió a la rubia, así que ya la conocía. - ¿Papá pitufo te echó de la aldea? - dio un paso al frente cubriéndome.

Bueno, aquí sobro. Metí mis manos al bolsillo, intenté despedirme de la rubia y me fui al tablero para firmar mi turno. - Morena, ayúdame con las cajas. - Benja subía cajas a la camioneta, y fui para ayudarlo.

- Unas cerves me debes - terminamos de cargar las cajas y me subí a la camioneta.

***

Terminé de hacer las entregas y estaba cerrando el maletero del camión para luego tachar la lista que hacía mentalmente de los lugares donde dejaba los encargos. Escuché voces. - Bueno, no me tardo Luisita - reconocí la voz de Manolita y vi los cabellos rubios de esta mañana. Luisita.

- Luisi, mamá, Luisi.

- Así que Luisita - Me acerqué a ella.

- Hola Amelia - dio unos pasos hacia mí.

- Por un momento pensaba que te llamabas pitufa - soltó unas carcajadas.

- Ya, es que apareció Sebas, te fuiste y no me pude presentar; lo siento - Sus ojitos redondos me miraban.

ARREBOL // [LUIMELIA] 🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora